domingo, 18 de outubro de 2009

La era del compromiso


Constantin Costa-Gavras, referente del cine político y social, ha sido durante décadas un azote para las conciencias de Europa y América. Vuelve con Edén al Oeste, donde muestra el drama de la emigración, mientras aparece en su punto de mira la nueva "nobleza capitalista".

ROCÍO GARCÍA- El Páis- 17/10/2009

Cualquier parecido con hechos reales, personas vivas o muertas no es accidental, es deliberado". Esa frase figuraba al inicio de Z, el filme que abordó el asesinato del líder pacifista Grigoris Lambrakis durante la dictadura de los coroneles griegos. Han pasado 40 años y Constantin Costa-Gavras, el director de Z, que el cineasta François Truffaut ya calificó de "filme hermoso y, al mismo tiempo, útil", sigue persiguiendo sin descanso la realidad. ¿O es al revés? ¿Es la realidad la que persigue a este eterno cronista, a este hombre comprometido, de mirada valiente y clara ante las injusticias, una especie de conciencia social colectiva? "Nosotros contamos historias y las historias muestran el mundo. Muy rápidamente me di cuenta de que el explosivo más poderoso era la injusticia y la impotencia o la incapacidad para reaccionar frente a esa injusticia. Eso es lo que lleva al terrorismo, a todas las formas de terrorismo". Es temprano por la mañana y Costa-Gavras, nacido en Atenas hace 76 años y afincado en Francia desde muy joven, está en su casa de París, en pleno barrio latino, frente a la Sorbona. Las dudas en el patio que uno encuentra desde la calle sobre hacia dónde dirigir los pasos se desvanecen rápidamente cuando, antes de hacer sonar ningún timbre, se abre a lo lejos la puerta de la vivienda y aparece un sonriente y amable Costa-Gavras. Claramente, ha estado atento a los ruidos de la entrada, a pesar de que la cita se ha adelantado unos minutos.

"¿La denuncia de mi cine? A mí, la palabra denuncia me interesa, pero yo prefiero utilizar la de mostrar. A mí, más que denunciar, me gusta mostrar para que la gente mire. Luego, si uno denuncia o no es otra cosa. Es el público quien tiene que decidir, yo sólo le muestro la realidad a través de imágenes", asegura Gavras, mientras al fondo, desde unos grandes ventanales que dan a un jardín trasero, se oyen risas que proceden de alguna escuela infantil cercana. Muchos libros, bellas pinturas, dos o tres ramos de flores sencillos y un mobiliario cálido y confortable hacen de este lugar el sitio ideal para conversar con el hombre que denunció los métodos estalinistas en La confesión; relató la acción de la guerrilla tupamara de Uruguay en Estado de sitio; mostró la colaboración estadounidense en el golpe de Pinochet en Missing; habló del conflicto entre israelíes y palestinos en Hanna K, indagó en la culpa y el nazismo en La caja de música o hurgó en el silencio cómplice del Vaticano ante el Holocausto en Amen. Ahora ha puesto su mirada en los sin papeles, no sólo en la tragedia de las miles de personas que llegan a diario a las costas europeas en busca de una vida mejor, sino también en todos aquellos emigrantes instalados ya en nuestras ciudades, con trabajo pero sin derechos, y que viven con un miedo constante de que les manden de vuelta a sus países. Edén al Oeste, que mañana se proyectará en la Mostra de Valencia, donde participa en la sección oficial a concurso y que se estrena en España el próximo viernes día 23, está protagonizada por Riccardo Scamarcio, con guión del propio Gavras y de Jean-Claude Grumberg. (...)

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