luns, 23 de novembro de 2009

Contra los fanatismos


Casi mil páginas y tres años de trabajo. Antonio Muñoz Molina publica La noche de los tiempos, una novela sobre los traumas de la República, la guerra y el exilio. "Es mentira que estuviéramos abocados a un final así".

JESÚS RUIZ MANTILLA- El País- 21/11/2009

Probablemente, 958 páginas sean pocas para dirimir ciertas cosas. Más cuando se trata de la República, la Guerra Civil, el exilio y aquellos traumas aún sangrantes en la conciencia de los españoles. Pero cuando algunos asuntos importantes aparecen desdibujados por debates enconados conviene afrontar un exhaustivo examen de conciencia. Es lo que ha tratado de hacer Antonio Muñoz Molina en La noche de los tiempos (Seix Barral). Honestamente. Sin evadir verdades dolorosas, desplegando sobre planteamientos profundamente cívicos hechos que, no por haberse diluido en idealismos y nostalgias, dejan de resultar menos crudos ni dolorosos.

¿Por qué aquel sueño de la República nos fue arrebatado de cuajo? ¿Por qué entre dos bandos fanatizados perdieron quienes quedaban en medio? ¿Qué hizo que el sentido común resultara la más desautorizada de las utopías? ¿Quién tuvo la culpa de que la decencia, la democracia, el progreso descarrilaran en aquel tren que después llegó con un interminable retraso histórico? ¿Por qué unos se fueron y otros se quedaron? ¿Cómo afrontamos hoy todo aquel desastre? ¿Qué estamos dispuestos a admitir? ¿Continúa la derrota?...

En el Hungarian Pastry Shop, un café encantador de su barrio neoyorquino donde el autor ha escrito parte de su novela, Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956) sigue preguntándose esas y otras cosas. Son cuestiones sobre las que el escritor ha navegado buscando respuestas que todavía se nos escapan. Lo ha hecho para construir una novela de amor y odio. Junto a un personaje complejo y lleno de claroscuros como es el arquitecto Ignacio Abel. A su lado, en un exilio americano hacia donde huye al principio de la guerra en busca de Judith Biely, su amante perdida, Muñoz Molina crea personajes de ficción en los que remueve a fondo el conflicto y sus contradicciones.

Pero también, por La noche de los tiempos desfilan otros reales: desde políticos como Juan Negrín y Manuel Azaña a nombres de la cultura como el escritor activista José Bergamín, el pintor José Moreno Villa, Zenobia Camprubí, la mujer de Juan Ramón Jiménez, o Rafael Alberti. Unos salen mejor parados que otros. Pero es que ciertas verdades institucionalizadas necesitan de revisiones, aunque vayan a levantar ampollas. "No soy belicoso", avisa el escritor. De lo que no hay duda es de que este libro le ha costado sufrimiento, angustia y sudores. Ha buceado con plena honestidad en simas a las que no todo el mundo está dispuesto a llegar. Menos desde la izquierda. Si hay algo que ha sacado en claro después de haber logrado una de las prosas más poderosas de su carrera es una cosa: "Es mentira que estuviéramos abocados a un final así. Aquello nunca debió haber ocurrido". (...)

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