venres, 30 de abril de 2010

Ciudadano ni ni ni



JOSÉ YOLDI
EL PAÍS - España - 26-04-2010

Es un ciudadano ni ni ni. Ni está detenido, ni es ilegal, ni está acusado de nada. Sin embargo, Walid Ibrahim Mustafá Abu Hijazi, el palestino de 30 años que estuvo los últimos ocho preso en Guantánamo y que es el primero de los cinco reclusos que el Gobierno español ha aceptado acoger para colaborar a que Barack Obama pueda cerrar el penal de la base estadounidense en Cuba, se encuentra en paradero desconocido para su familia y para el abogado que ésta ha contratado, y no puede abandonar territorio español. No se conocen las condiciones del compromiso alcanzado con Estados Unidos, ni si Abu Hijazi podrá retornar algún día a su patria.

Decía Madeleine Albright, secretaria de Estado norteamericana con el presidente Bill Clinton, que "los derechos humanos son la base de nuestra existencia" y "la responsabilidad de protegerlos está por encima de la soberanía". Luego, George W. Bush alcanzó la presidencia y, tras los ataques contra las Torres Gemelas, puso en práctica esos principios con algún matiz más o menos insignificante, como la excusa de las falsas armas de destrucción masiva para declarar la guerra a Irak, los abusos en la prisión de Abu Ghraib, los vuelos y cárceles secretas de la CIA, y el limbo jurídico de Guantánamo. Son vulneraciones del derecho internacional de las que la comunidad de naciones no se ha repuesto. Ahora, Obama, con los acuerdos con países de la Unión Europea para excarcelar a los presos y cerrar este penal, está en la buena dirección para recuperar el prestigio perdido por Estados Unidos.

Entre tanto, Abu Hijazi, destrozado anímicamente tras ocho años de reclusión y torturas -"las heridas que no se ven son más dolorosas que las que se pueden ver y curar por un médico", decía Nelson Mandela-, ya lleva algo más de un mes en España. El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicó en el Senado que el palestino se encuentra bajo el paraguas de la Ley de Extranjería, aunque más parece que hubiera pasado del limbo jurídico de Guantánamo -donde era considerado "combatiente ilegal" para no aplicarle el Convenio de Ginebra sobre presos de guerra de 1949- a otro en el que, sin tener abierto ningún proceso ni haber entrado ilegalmente en el país, ve limitados derechos y libertades que la Constitución y otras leyes otorgan a los extranjeros que se hallan en España.

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