martes, 6 de abril de 2010

Joe Sacco: "Quiero dar voz a los palestinos"

Tras narrar los conflictos de Palestina y Bosnia, el dibujante publica ahorael cómic Notas al pie de Gaza, que relata la masacre de 300 palestinos en 1956

Joe Sacco asistió impotente a la realidad de la vida cotidiana de los palestinos en la franja de Gaza.
GUILLAUME FOURMONT - MADRID - 01/04/2010 12:24

Palestina es un país ocupado, destruido, azotado por la violencia de la guerra. Los palestinos son los rehenes de la fuerza militar israelí, de la mala fe de la comunidad internacional, de la corrupción y del extremismo de quienes se dicen sus portavoces. ¿Demasiado subjetivo? ¿Falta la supuesta y necesaria objetividad ante un conflicto?

"La objetividad no existe. Los periodistas creen que hacen bien su trabajo cuando consiguen las versiones de los dos lados, pero su labor no termina ahí. Hay que ir más allá, hay que mostrar lo que realmente está pasando en el terreno. No pretendo dar mi opinión sobre un conflicto, sólo soy honesto", zanja Joe Sacco, referencia mundial del cómic desde que relató, a principios de los años noventa, la vida cotidiana bajo las bombas en Palestina. En la franja de Gaza. Era la primera vez que viajaba a aquellos territorios.

Joe Sacco (Malta, 2 de octubre de 1960) regresó a Palestina, a Gaza, aquel minúsculo territorio de 40 kilómetros de longitud por apenas 12 de anchura que aparece todos los días en los medios de comunicación, para publicar Notas al pie de Gaza (Mondadori). Son más de 400 páginas de viñetas que bucean en lo cotidiano de la gente y sus memorias para intentar explicar la situación actual, para entender "cómo se sembró el odio en sus corazones". "Este libro es una manera de dar voz a los palestinos, mostrar sus vidas, ¡mostrar que son seres humanos!", explica Sacco aPúblico en una conversación telefónica desde su casa de Portland (costa oeste de Estados Unidos).

A principios de 2001, Sacco acompañaba a un periodista de la revista estadounidense Harperspara narrar cómo los habitantes de la ciudad de Khan Younis vivían la segunda Intifada, cuando la dirección de la publicación decidió suprimir las referencias al asesinato, en noviembre de 1956, de 275 palestinos a manos del ejército israelí. Hasta lo documentó un informe de la ONU. "Aquello me molestó, aunque no creo que fuera censura política, sino simplemente un problema de espacio", reconoce el autor. Y decidió regresar.

Entender el pasado

Notas al pie de Gaza es una investigación sobre un acontecimiento grave y sólo tenía las informaciones de la ONU. Había que comprobar lo que había pasado", añade. Entre noviembre de 2002 y marzo de 2003, Sacco viajó dos veces a la franja de Gaza, a Khan Younis y a Rafah, donde descubrió que también hubo una masacre de civiles: "Tenía que encontrar testigos de aquello para saber lo que realmente pasó. Entender el pasado es muy importante para comprender el presente. Porque hay algo que no cambia: la situación en Gaza siempre ha sido y es mala, la gente sufrió y sigue sufriendo".

El lector descubre, en blanco y negro, los recuerdos de personajes, como Saleh Shiblaq, antiguo militar; Khaled, que vivió años en la clandestinidad, y Mohammed Atwa El-Najeeli, que vio a su familia morir aquel día de noviembre y que sobrevivió a las balas israelíes. Entre otros muchos. Sacco los conoció en persona gracias a Abed, guía y traductor. "No elegí a los protagonistas, me eligieron a mí. Muchos encuentros fueron por coincidencia", confiesa.

La voz de los testigos

Su dibujo es preciso, duro, aunque no deja indiferente. Los rasgos de los protagonistas son un poco groseros. Recuerda al trabajo de Robert Crumb "es uno de mis héroes. Es capaz de pintar cualquier cosa y hacer sentir su existencia al lector", dice Sacco. El autor entra en las casas de sus testigos, el lector los escucha mientras va entendiendo la complejidad del conflicto.

Uno de los testigos de Sacco, Raesa Salim Hassan Kaloob, narra que era una adolescente cuando vio "a todos los hombres juntos, con la cabeza contra el suelo, y a los judíos que andaban entre ellos de un lado a otro. Si alguien se movía lo apaleaban. Les disparaban por encima de las cabezas". Y los fusilaron.

¿Cómo creerlos? ¿Quién miente y quién no? El propio Sacco siempre protagonista de sus obras plantea sus dudas en el cómic: "Se lo cuento todo al lector, quiero darle todas las piezas. Es verdad que iba a encontrarme con un problema de memoria, 50 años tras los hechos. La observación de los detalles de sus vidas, de lo que les rodea, es importe. No sólo baso mis historias en lo que me cuentan". Y, curiosamente, a Sacco nunca se le ve dibujar en el terreno. Toma notas, saca fotografías y graba las conversaciones.

"Las únicas veces que dibujo durante mis viajes es cuando resulta imposible sacar fotografías, como en los puntos de control militares. Escribo mucho, tenía centenares de páginas de apuntes para esta historia. Mi prioridad es tener la historia", explica Sacco. El proceso es largo: "Cuando vuelvo a casa, transcribo las cintas de las entrevistas, leo mis apuntes. ¡Tardo meses! Y luego escribo un guión; para este libro, necesité años". Tiene una editorial que lo respalda y que le financia sus viajes.

Edward Saïd (Jerusalén, 1935 - Nueva York, 2003) escribió sobre el trabajo de Sacco: "Sus imágenes son más gráficas que cualquier cosa que uno pueda leer o ver por televisión". El dibujante es consciente de la fuerza del cómic: "Las viñetas tienen fuerza, incluso en el sentido periodístico, porque los lectores están ahí, en Gaza. Pueden sentir la atmósfera con dibujos".

La dureza de la realidad narrada por Sacco casi lo convierte en un activista pro palestino, aunque al autor no le gusta nada: "No soy un activista, sino un dibujante que hace periodismo. Insisto, sólo busco la verdad". Y aunque esta verdad pueda molestar, Sacco nunca se sintió amenazado, ni por los israelíes, ni por los palestinos. "Era consciente de que era peligroso, pero nunca sentí que mi vida corría peligro. Algunos me critican; un historiador israelí me dijo que desconocía lo ocurrido en 1956, pero nadie niega que pasó.", asegura. Joe Sacco dedica su libro "al pueblo de Gaza".

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