luns, 12 de abril de 2010

Miguel Sánchez, el atleta que nunca dejó de correr



ALEJANDRO WALL - Buenos Aires
ELPAIS.com - Internacional - 10-04-2010

A Miguel Sánchez, como a tantos, se lo llevaron de madrugada. Habían pasado tres horas del ocho de enero de 1978 cuando un comando del Ejército argentino entró en la casa de la calle San Martín 176 del barrio Villa España, en Berazategui, el sur bonaerense. Ni siquiera permitieron que le diera un beso a su madre. Le ordenaron vestirse con un conjunto de gimnasia y lo arrancaron. Dejaron los libros de la biblioteca revueltos en el suelo, cincuenta trofeos, treinta y seis medallas, y un perro que del susto y los culatazos no ladró durante dos años. Miguel era atleta, poeta y militante peronista. Desde esa madrugada, se convirtió en un desaparecido.

"Chau, petisa" se despidió Miguel de su hermana antes de viajar a São Paulo, el 7 de diciembre de 1977, para su última San Silvestre.

"Algo me dijo que tenía que besarlo", recuerda ahora Elvira. Y lo vio irse. Días después de su regreso al país, Miguel cayó en la redada. Tenía 25 años. De su destino, sólo existe el testimonio de un ex detenido del centro clandestino El Vesubio: allí, contó, había un hombre que venía de correr en Brasil. Más de 30 deportistas, según una investigación del periodista Gustavo Veiga, están desaparecidos.

Hace 12 años Miguel era sólo diez líneas del libro El terror y la gloria, algunos recortes del diario Crónica y un artículo en el diario Clarín. Piccioni lo descubrió durante su primer viaje por Buenos Aires. Se fue a Italia, pero regresó un año después para recuperar a Miguel. Entonces se ingenió la carrera. Se lo contó a Elvira, una tarde, en Tucumán. Y aquí está. Ahora Miguel es miles corriendo. Cada año, en cualquier lugar.

Ningún comentario:

Publicar un comentario