sábado, 29 de maio de 2010

Cuando las cajas eran de todos



J. RODRÍGUEZ - A Coruña
EL PAÍS - 27-05-2010

Encontrar precedentes a las conjuras de salón que a buen seguro han rodeado las negociaciones para la fusión de las cajas gallegas resulta muy sencillo para el escritor Alfonso García López, notario de profesión y premio Manuel Colmeiro de la Xunta por sus trabajos sobre los orígenes de la banca gallega.

Esa concepción de lucha contra la usura forma parte de los estatutos fundacionales de la que en 1876 se llamaría la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña. Según las actas de la época, la entidad que nació al abrigo de la Sociedad de Crédito Gallego se definía por ser "un establecimiento benéfico y humanitario que, funcionando dentro de la moral, atiende a las necesidades del pobre, ofrece beneficios módicos y seguros a todas las clases trabajadoras y virtuosas de la sociedad, ya para depositar los ahorros, ya para los efectos de que en casos dados necesiten disponer para atender a sus enfermedades y a las demás penurias de la vida". Y todo, con una condición: "Sin entregarse a la usura o a los vecinos que en poco tiempo les dejan sin medios de vivir y sin salud", rezan dichos estatutos.

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