mércores, 5 de maio de 2010

Memoria y futuros posibles


EDUARDO JOZAMI
BABELIA - 01-05-2010

Ensayo. La consagración del Holocausto como episodio central de la historia del siglo XX, la proliferación de museos y monumentos en lugares asociados con el horror o la acumulación de testimonios de las víctimas caracterizan un potente impulso de memoria que atraviesa las fronteras: una búsqueda permanente del pasado que no es ajena a la sensación de fugacidad con que vivimos el presente. En una época cuyo sentido común celebra la crisis del sentido histórico y las reflexiones más profundas compiten con las visiones apologéticas que obturan el pasado para descartar toda posibilidad de transformar el presente, se multiplican los textos sobre la memoria. Entre ellos, el libro compilado por Ricard Vinyes que desde hace algunas semanas circula en Buenos Aires no es uno más.

El Estado y la Memoria, con una vocación comparatista que no es frecuente en estos estudios, reúne trabajos sobre realidades europeas bien distintas y concede un espacio significativo a los países del Cono Sur. Aunque el artículo introductorio de Vinyes no sobrestima los logros del proceso que llevó a la sanción de la Ley de Memoria Histórica en la Península y cita declaraciones del Gobierno español que no se compadecen con el espíritu de esa norma, es interesante observar que dicha ley se aparta de la orientación fijada a inicios de la transición y expresa la necesidad de recuperar los valores de la tradición democrática para orientar los procesos políticos del presente. No es esta la línea en otros países de Europa, donde el rasgo más notable del discurso sobre memoria es la despolitización. Filipo Foccardi cuestiona el intento de los dirigentes democráticos italianos de construir una memoria compartida que impediría la toma de conciencia sobre las culpas del fascismo.

La perspectiva que anima el artículo de Vinyes, y otros sobre la experiencia española, permite coincidencias con algunos textos sobre Argentina y Chile que podrían considerarse sorprendentes, puesto que en estos países las dictaduras son más recientes y -con más claridad en el caso argentino- aún se persigue judicialmente a sus responsables. Si en España la insistencia en privilegiar la consideración de las víctimas, por sobre los valores y políticas en juego, llevó de hecho a equiparar democracia y dictadura, Emilio Crenzel señala que las Comisiones de Verdad que actuaron en los dos países sudamericanos, inspiradas en un discurso humanitario para condenar a las dictaduras, justificaron en parte la intervención militar en Chile y legitimaron la explicación dictatorial sobre la insurgencia en el caso argentino.

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