xoves, 2 de setembro de 2010

29-F en Tomiño: saludo a los rojos


No haberlo contado en su momento ni en ninguna otra parte ha ido cebando su leyenda. Un contingente de más de 40 de guardias civiles tomó el ayuntamiento de Tomiño el 29 de febrero de 1980, un año antes del histórico 23-F, en las tormentas de la Transición. En el ayuntamiento se celebraba una asamblea vecinal y fueron estos 60 ó 70 vecinos los que, afeándoles la conducta con verbo encendido, desalojaron a los guardias civiles sin disparar un tiro. EL PAÍS ha querido verificar este episodio en la memoria de sus antagonistas: el entonces alcalde, de 29 años y querencias maoístas, y el capitán que mandaba la tropa, un oficial de 30 años. Los dos siguen en activo. El ex alcalde, Pablo Alonso, Pachi, es concejal socialista en Tui. El capitán, Manuel Ferreiro, es general de brigada y el jefe de la Guardia Civil en Galicia. Demuestran, una vez más, el carácter selectivo y caprichoso de la memoria. La conversación, amigable y con frecuentes risas 30 años después, no concilia los recuerdos de aquel 29-F en Tomiño.

El único documento

El 29-F de Tomiño no fue noticia. "Nos cansábamos de mandar notas a los periódicos y nunca nos publicaban nada", afirma el ex alcalde Pablo Alonso. El pleno municipal del 4 de marzo siguiente acordó por unimidad "manifestar que considera innecesaria la presencia de la Guardia Civil en el interior de la casa consistorial sin ser requerida por la alcaldía al efecto, así como que el salón de sesiones del consistorio pueda ser utilizado para reuniones pacíficas de los grupos políticos legalmente constituidos". Es el único referente documental. "Tuvimos que suavizarlo mucho para que también lo votara la oposición", recuerda Alonso. El general Ferreiro lo atribuye a "cosas de políticos, su necesidad de hacer ruido".

Pero la invocación del Alivio de ese año concitó una afluencia masiva y polarizada por Fuerza Nueva, que mandó a decenas de militantes para reventar el acto, y los rojos, que también se movilizaron y lo evitaron: pisando la cabeza contra el suelo a los dos fascistas que primero alzaron la voz. Tensos y emboscados todos en el público. También el capitán Ferreiro, de paisano.

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