xoves, 23 de decembro de 2010

Instrucciones para asaltar un barco


Un libro inédito de Sotomayor narra el secuestro del 'Santa Maria' con detalle

DANIEL SALGADO  -  Santiago
EL PAÍS - 12-12-2010
Dos gallegos y un portugués dirigieron el primer secuestro de un barco con fines políticos de la historia. El próximo enero hará medio siglo que 24 militantes del Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) asaltaron el trasatlántico Santa Maria con el objetivo de iniciar el derrocamiento de las dictaduras de Portugal y España. José Fernández, el comandante Sotomayor nacido en Pobra do Caramiñal en 1904 fue, junto al celanovés Pepe Velo Mosquera y el capitán portugués Henrique Galvão, uno de los ideólogos de la operación. Abrente Editora saca a la luz, de la mano del investigador Xurxo Martínez Crespo, el libro, escrito por el propio Sotomayor, que explica los detalles de la acción: 24 homens e mais nada. A captura do Santa Maria.
"Fue acordado tomar el Santa Maria, se imponía decidir cuál sería el punto donde la nave sería asaltada. La ruta normal del navío, partiendo de La Guaira, es Curação-Miami-Tenerife, etc. Nuestro objetivo es llegar por sorpresa a las costas de África; para tal efecto debemos utilizar al máximo el factor tiempo en función de la distancia mayor entre dos escalas". Así arranca el capítulo El plan definitivo de una obra en la que Sotomayor registró paso a paso el proceso de la más célebre asonada antifranquista, y antisalazarista, de los sesenta. "Siempre se habla de que eran aventureros", explica Martínez Crespo, "y en este libro se ve que no era así; tenían un plan concreto; dirigirse a las colonias portuguesas y sublevarlas". Para el editor de 24 homens e mais nada, la estrategia quedó confirmada por la Revolución de los Claveles, gestada en el descontento del África ocupada por Portugal.

Sotomayor, muerto en 1986 en los Andes venezolanos, ya había abordado por escrito su papel en el secuestro del barco. En 1971 publicó, en la Venezuela donde se exilió, Yo robé el Santa Maria. Pero este relato comienza cuando el comando pisa la cubierta del trasatlántico que unía La Guaira con los puertos gallegos, previa escala en las Canarias. "En este [24 homens e mais nada], además de narrar todos los preparativos e incluso la formación del DRIL, el relato es más descarnado", explica Martínez Crespo, "y retrata con mucha agudeza a Velo y a Galvão".

"Galvão, al hablar de las colonias, las ve como la cosa más natural, los blancos, hombres superiores, gobernando y dirigiendo lo que es patrimonio portugués [...] Puro patriotismo de niño rico", escribía Sotomayor sobre quien se erigió en cabeza visible del Directorio, un militar más bien de derechas pero enfrentado al régimen de Salazar. "Escuche, Galvão. África arde por todos lados", le replicó el comandante, "quiera usted o no, será totalmente independiente. Si nosotros ponemos la mano allí, será para llevar más combustible al incendio". Y a pesar de que su cercanía, acrecentada por el paisanaje, era mayor con Pepe Velo, a éste lo tildaba de "ególatra".

"Tal vez a causa de estos juicios personales, que considero bastante ajustados a la realidad", cavila Xurxo Martínez, "el libro durmió en un cajón tantos años". Redactado entre 1963 y 1968, los años que Sotomayor pasó refugiado en Cuba después de participar en la guerrilla venezolana, 24 homens e mais nada contiene, además, el diario de abordo de las 13 jornadas iniciadas "en un punto estimado por 8 grados 20' de latitud norte y 68 grados 30 de longitud oeste a 70 millas de Curação" el 22 de enero de 1961.

El manuscrito llegó a manos de Xurxo Martínez Crespo mientras estudiaba, a comienzos de década, el exilio gallego en Venezuela. Entonces conoció al fotógrafo Federico Fernández Ackermann. Era uno de los seis hijos de Sotomayor. Éste le entregó los escritos -cuentos, obras de teatro, textos políticos- que el dirigente del DRIL había facturado durante la etapa final de su vida. "Gracias a 24 homens e mais nada", considera el exhumador del volumen, "conocemos los orígenes de la organización, de lo que no se sabía nada, y aprendemos más de la resistencia al franquismo". También constan los motivos de por que escogieron un buque, el Santa Maria, de pabellón portugués: "Salazar es más generoso: en Portugal no existe pena de muerte. Salazar es un ferviente cristiano que practica el Quinto Mandamiento", fija sobre el papel Sotomayor.

Los protagonistas de aquella hazaña de aires quijotescos, las dos docenas de integrantes de la guerrilla vendieron su patrimnio particular para financiar la acción, acabaron cada uno por su lado. El capitán Galvão murió en Marruecos y Velo, el único que nunca escribió su versión de los hechos, en el Brasil que acogió a los militantes del DRIL después de la negociación internacional que, el 4 de febrero de 1961, puso punto y final al secuestro. El comandante Sotomayor, que en su villa natal del Barbanza contribuyera a fundar el PSOE y en 1933 se pasó a los comunistas y en 1939 escapó a Francia, vivió años gitados. Bajo el nombre falso Robert Rodríguez viaja, enviado por la Conferencia Tricontinental de los países progresistas del Tercer Mundo, a respaldar a los insurgentes de Vietnam y Laos y a visitar la China de la Revolución Cultural. De regreso en Venezuela, y cercado por las estrecheces económicas, pasó sus últimos años.

Los hombre que convirtieron el Santa Maria en Santa Liberdade nunca fueron juzgados como piratas: no existió botín.

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