martes, 31 de agosto de 2010

De las suecas a Michelle


La visita de la mujer de Obama coincide con el 50 aniversario de la llegada masiva de extranjeras a nuestras playas

CARLOS PRIETO Madrid 07/08/2010

La pintada apareció en Las Canteras, playa urbana de Las Palmas de Gran Canaria, en los primeros días del verano de 1970. "Destruiré la vida si no se pone más honestidad en el vestir". ¿Qué pensaría hoy día Michelle Obama si viera un texto así escrito en una playa durante su estancia en nuestras costas? Todavía faltaban más de cinco años para que Francisco Franco muriera en la cama de un hospital, pero el graffiti canario tenía algo de reliquia. O quizás no. Veamos.

Hacía una década que el régimen había aceptado con todas sus consecuencias que un ejército de suecas se paseara en biquini por nuestras costas. Aunque el número de turistas fue creciendo paulatinamente durante los cincuenta, no fue hasta el verano de 1960 cuando las cifras se dispararon un 57% (cuatro años más tarde España ya era el primer destino turístico mundial). La principal causa de la explosión fue el Plan de Estabilización (1959), un pack de medidas de liberalización que incluyó la devaluación de la peseta y abrió al país autárquico a la economía internacional. El turismo pasó a ser sinónimo de entrada de divisas (para comprar energía y equipamiento industrial) y se olvidaron los recelos morales que habían retardado su expansión hasta entonces.

Recordemos: en 1950, un ministro franquista contestaba así a la pregunta sobre cuáles eran las perspectivas del turismo en España: "¿Para qué queremos que vengan cuatro extranjeros a enseñarnos los pelos de las piernas?". Pero el capitalismo acabó por desmelenar al régimen. "A pesar de haberse convertido en parte integral de la política económica durante la década de 1950, el turismo de masas no formaba parte aún de la imagen pública del régimen", explica Sasha D. Pack, profesor de la State University of New York (SUNY) y autor de La invasión pacífica. Los turistas y la España de Franco (Turner). En el libro se recuerda que en los años cincuenta el NO-DO apenas emitió noticias sobre turismo (alrededor de una de cada 50), mientras que durante los sesenta la frecuencia aumentó a una de cada 12, incluidas noticias tan extravagantes como una convención de agencias de viajes en el Valle de los Caídos.

El franquismo había salido del armario. Lejos de avergonzarse de las guiris en biquini que empezaban a tomar nuestras playas, sacaba pecho propagandístico, como en esta nota de la Secretaría General de Turismo durante la campaña 25 años de paz (1964), diseñada por Fraga. "Y la paz española, prolongada y firme, ha sido y es la levadura que ha hecho fecunda nuestra omnipotencia geográfica. Frente a los Hemingway, los Dos Passos y otros estetas más o menos decadentes o revolucionarios, que se interesaban por las llagas de nuestros mártires, 12 millones de turistas conocerán este año la verdad de nuestra paz". Amén.

Confusión sexual

Pero tras dos décadas soportando la más estricta moral sexual, los nuevos aires modernizadores impuestos de golpe y porrazo por las necesidades económicas sólo podían provocar confusión y escenas dantescas entre la población autóctona. Noël Vallis, catedrática de Literatura Española en la Universidad de Yale y autora del ensayo La cultura de la cursilería. Mal gusto, clase y kitsch en la España Moderna (Antonio Machado Libros), explica que en sus primeras décadas de vida "el abismo entre las apariencias y la realidad" convirtieron al franquismo en la "quintaesencia de lo cursi". El país se regía sobre unos códigos morales obsoletos y estaba obsesionado con aparentar. Pero las contradicciones entre la ideología oficial y la vida cotidiana no iban a desaparecer por arte de magia solo por abrir las fronteras y dejar entrar en tromba a miles de suecas en biquini. Si lo cursi es querer y no poder, se podría decir que en los sesenta surgió en España un nuevo tipo de kitsch sexual.

Nadie ejemplifica mejor estas contradicciones, ese querer ganar dinero pero no acabar de digerir bien los cuerpos al sol, que la figura de Ángel Palomino, miembro del bando nacional durante la Guerra Civil y franquista ultramontano reconvertido en empresario turístico y escritor de éxito durante el boom de los sesenta. Como director del Hotel Riviera de Benalmádena, Palomino conoció el sector de primera mano, como demostró en ensayos como Carta abierta a una sueca (1974), donde, en lugar de hacer una oda a la entrada de divisas, prefirió definir a nuestras amigas nórdicas como "cualquier mujer que sea algo rubia, con aire relajado y un comportamiento libre de prejuicios, represión, reserva y, algunas veces, de maneras". En dos palabras: unas guarras. Palomino sostenía que había suecas suecas, suecas inglesas, suecas francesas, suecas alemanas y, ay, suecas españolas. Divididas a su vez en la sueca veinteañera y cimbreada, la "fetén", muy difícil de ligar; la sueca "madura"; y la sueca "desesperada", que no recomendaba coger en autoestop.

Pero su gran triunfo fue la novela Torremolinos Gran Hotel (1971), ganadora del Nacional de Literatura ese año y calificada como "choque de civilizaciones entre la sofisticación del norte de Europa y la nobleza baturra". El libro no era otra cosa que una visión decadente y apocalíptica de la Costa del Sol como nido de veraneantes corruptos y viciosos.

Palomino fue además uno de los ideólogos del cine turístico sexual, subgénero que asoló nuestros cines. Sus relatos inspiraron obras como Ser hippy una vez al año no hace daño (Daniel Aguirre, 1969), pero no estaba solo. La avalancha fue tremenda: Amor a la española (Fernando Merino, 1966), Cuarenta grados a la sombra (Mariano Ozores, 1967), Objetivo bi-ki-ni (M. Ozores, 1968), El turismo es un gran invento (Pedro Lazaga, 1968), Manolo, la nuit (M. Ozores, 1973), Fin de semana al desnudo (M. Ozores, 1974) o Tres suecas para tres rodríguez (P. Lazaga, 1975).

Muchos de estos filmes estaban cortados por el mismo patrón: el españolito de pelo en pecho se lanzaba a la caza de la sueca, fantaseaba con la posibilidad de ligársela y dejar atrás su aburrido matrimonio... y al final se acababa estrellando contra la realidad. Como en casa, y con la mujer de toda la vida, en ningún sitio. Y pecados los justos. Otra vez el abismo, el querer y no poder, la España kitsch y retrógrada.

La liberación sexual podía esperar, pero las divisas, el cemento y el desarrollo (insostenible) de la costa habían llegado para quedarse. Cuando el régimen quiso regular el desarrollo urbanístico, el daño ya estaba hecho. Ahora que España vuelve a venirse abajo con la llegada de una sofisticada extranjera a nuestras costas, podemos decir que algunas cosas han cambiado bastante y otras bastante poco. Como si la pintada de Las Canteras hubiera sido: "Destruiré la costa si no se pone más honestidad en el vestir". 2010: Sexo sí, claro, pero ladrillo también. ¡Viva España! ¡Viva Marbella! ¡Vivan las extranjeras!

El homenaje más internacional a las '13 Rosas'


Cada cinco de agosto se recuerda la tragedia de las jóvenes que fueron fusiladas a las tapias del cementerio de la Almudena, en Madrid, acusadas de militar en la JSU

PATRICIA CAMPELO Madrid 05/08/2010

Un cinco de agosto de 1939 trece jóvenes, algunas de ellas menores de edad, fueron fusiladas de madrugada en las tapias del cementerio de la Almudena (cementerio del Este hasta finalizar la guerra civil). En un juicio sumarísimo con una defensa de "apariencia" fueron condenadas junto con otros 43 jóvenes.

Sin tiempo ni para despedirse de sus familiares (algunos no se enteraron de su fusilamiento hasta que fueron a visitarlas a la cárcel al día siguiente) tan sólo les permitieron escribir cartas solicitando el indulto (las cuales no llegaron a salir de la prisión de Ventas porque la directora se negó a remitirlas a quien correspondía) y unas cartas de despedida a sus familias, que aún hoy se conservan y dan cuenta de la entereza con la que vivieron los momentos anteriores a su tragedia.

Algunas de ellas eran militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), otras había sido "enlaces" de comunicación entre los pocos dirigentes del partido que quedaban en Madrid tras finalizar la guerra y muchas ni siquiera tenían relación alguna con partidos políticos de izquierdas. La premura de Franco por eliminar "las hordas marxistas" fue de tal calibre que poco importaba que el reo no tuviera culpa de nada más que creer en unas ideas políticas o simplemente en ser señalado con el dedo por enemigos improvisados de diversa índole (vecinos, compañeros o incluso amigos se convertían en habituales "delatores" para salvar sus propias vidas).

71 Aniversario

Esta mañana representantes de la izquierda madrileña se citaron en el Cementerio de La Almudena para recordar el asesinato de 'Las 13 Rosas' y de sus 43 compañeros militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU).

Acudieron al encuentro el secretario general del PCM, Daniel Morcillo, una de las veteranas de las JSU, Concha Carretero y representantes de la Fundación Trece Rosas del PSM y de la Memoria del PCM.

Desde el Partido Comunista de Madrid han explicado, a través de un comunicado, que su intención es unir este acto reivindicativo con la exigencia de justicia y reparación para todas las víctimas del franquismo.

A eso han añadido que seguirán trabajando "para que se anulen todas las sentencias de aquellos tribunales ilegales que juzgaron a los españoles hasta bien entrada la Transición y para que el sistema judicial español entre de oficio en la investigación sobre los crímenes cometidos por el franquismo y que aún siguen impunes, como desapariciones, muerte, exilio, inhabilitaciones o secuestro de niños".

En esta ocasión, un grupo de japoneses, pertenecientes al Sindicato Obrero de Profesores de Japón, ha acudido al acto de homenaje mostrando una pancarta con el mensaje "El Viaje de la Paz" sumándose así al acto en memoria de las 13 jóvenes fusiladas.

Polémica placa

En 1988 se colocó la primera placa conmemorativa en la tapia del cementerio de la Almudena, cerca de donde fueron fusiladas y en nombre el pueblo de Madrid. Años después, en 2009, se conmemoró el 70 aniversario de su fusilamiento con otra placa en la que aparecía el nombre y apellido de 'Las Trece Rosas' y que incluía el inciso "la Fundación 13 Rosas" junto a la inscripción "El pueblo de Madrid".

Desde las asociaciones de víctimas se criticó con dureza que una asociación política como es la Fundación Trece Rosas (perteneciente al Partido Socialista de Madrid) se desmarcara del resto del "pueblo" para figurar aparte en la placa en reconocimiento de su memoria y por añadidura, politizara el acto del 70 aniversario.

La de 1988 se rescató y figura debajo de la nueva, que preside el paredón cerca del cual fueron fusiladas las jóvenes.

Polémicas aparte, la memoria de 'Las Trece rosas' se homenajea cada año, con las compañeras de las JSU que aún viven, con el objetivo de llevar a cabo la petición que hizo una de ellas, Julia Conesa, en la última carta que envió a su familia, "que mi nombre no se borre de la historia". Ni el suyo ni el de las más de 130.000 víctimas que aún siguen bajo tierra, en cunetas o en fosas comunes y sin ser localizados por sus familiares.

Historias comunistas


ANTONIO ELORZA
BABELIA - 07-08-2010

El 30 de julio de 1936 un telegrama firmado por Luis (Codovilla, delegado-tutor en el PCE) y por Díaz (José) informaba a la dirección de la Comintern de que "contrariamente las instrucciones dadas, compañeros dirigentes de nuestro partido de Cataluña han creado, junto con Unión Socialista, el partido catalán proletario y la federación socialista un partido socialista unificado de Cataluña adherido a la Internacional Comunista". "Error grave", pero "no hay más remedio que contar con ello". Se iniciaba así una trayectoria singular en la historia del movimiento comunista, que por una parte respondía a los acuerdos del VII Congreso de la IC, creando partidos unificados bajo control comunista, pero por otra desbordaba el carácter meramente táctico que la propia IC asignaba a los partidos de nacionalidad. De ahí el inicio de una larga historia de conflictos con el PCE y para la propia IC, desde la fundación hasta que por fin el PSUC acepta convertirse en filial del partido español.

El libro de Priestland, Bandera roja, responde obviamente a otro tipo de metodología. Frente a la insistencia en reconstruir los aspectos represivos del comunismo, que juzga propia de la historiografía "anticomunista", Priestland incide sobre su dimensión modernizadora, la cual sin duda fue importante en los años de captación de la izquierda hasta 1936. Resulta más dudosa en cambio la tendencia de Priestland, no a reconstruir y explicar los procesos y las grandes decisiones, sino a buscarles siempre una explicación, lo cual es algo diferente y le lleva al borde de una justificación exculpatoria, incluidos el Gran Terror de Stalin, el Gran Salto Adelante de Mao, la Revolución Cultural o la invasión de Checoslovaquia, sin olvidar la alianza con Hitler de 1939. Así, no solo cuenta Stalin a su juicio al desencadenar la gran purga de 1936-1938, sino "los aspectos mesiánicos radicales de la cultura bolchevique y su respuesta a la amenaza de guerra". Además, advierte, "fueron muchos los que participaron" (cierto, desobedecer a Stalin estaba al alcance de cualquiera). Es una muestra del sesgo que se repite a lo largo del libro y que lleva a dejar de lado el análisis en profundidad de la concepción del poder de los principales actores (excepción Mao).

La historia hecha palabra


CARLOS GARCÍA GUAL
BABELIA - 07-08-2010

Quo vadis? (1896) Henri Sinkiewicz

Desde Los mártires de Chateaubriand hasta Ben-Hur el tema más popular de la novela histórica del XIX fue el de cristianos perseguidos. Quo vadis? corona la serie, con todos los tópicos del género: jóvenes amantes, -bella y virtuosa cristiana frente a fogoso guerrero romano- ; y tipos secundarios memorables: el voluble y cruel Nerón, el elegante y simpático Petronio, el gigantón Ursus, y los apóstoles Pablo y Pedro (a quien el propio Cristo dirige la inquietante pregunta del título). Impactante dramatismo y escenarios espectaculares: la Roma imperial, catacumbas, casas patricias, el circo con sus fieras, diálogos vibrantes, banquetes y catástrofe final: el gran incendio de Roma. Happy end romántico y suicidio teatral de Nerón. Sinkiewicz, experto en relatos históricos, mereció el premio Nobel. Las versiones del cine lo hicieron un clásico.

Narración vibrante de fulgores épicos, arrolladora por su tema y por su estilo. Por un lado, la famosa marcha de la caballería del general Sherman (1864) desde Atlanta por Georgia y las Carolinas, arrasando ciudades y campos de los confederados. De otro, una narración rápida, cinematográfica, que da vida y color a diversas figuras en escenas de intenso dramatismo. Ciudades en llamas, desastres, muerte, gestos heroicos, lastimera turba fugitiva de damas sureñas y esclavos errantes tras las tropas y ruinas, en el torbellino poco heroico que dirige el implacable Sherman, un personaje más en el elenco de sus emotivas figuras. Doctorow es genial en la creación de tipos y caracteres, y en los diálogos vivaces, continuos e impresionantes por su fuerte tensión dramática. En definitiva, una novela histórica impactante, por su rigor, estilo y diseño clásico.

En Solferino el teniente Trotta salvó la vida al joven emperador. Ese gesto heroico determinó su destino, el de su hijo y el de su nieto. Que morirá al fin bajo las balas del frente ruso medio siglo después en otra guerra. Al tiempo que agoniza, ya viejísimo y solo, Francisco José, y se desmorona el universo al que los tres Trotta sirvieron. Un mundo de orden, fantasmagórico, de uniformes, guarniciones de frontera, duelos de honor, deudas de juego, vino y amoríos furtivos, viejos criados, lealtades y calladas ternuras. Las músicas militares puntúan con fugaz ironía unas vidas pautadas por la rutina y la desesperanza: "El mundo en que todavía merecía la pena vivir estaba condenado a desaparecer". Roth, que recuerda a Chéjov y Schnitzler, es un maestro de la melancolía. La marcial marcha de Radetzky suena como un Réquiem por el Imperio.

Ved aquí la Praga misteriosa y mágica de la época de Rodolfo II, evocada a través de los 15 episodios fantásticos de la novela De noche bajo el puente de piedra. Leo Perutz, un maestro del relato de intriga, describe su antiguo barrio judío, de oscuras callejas, sinagogas, hechizos y fantasmas, y, al otro lado, la corte del enigmático y enloquecido Rodolfo, con su intrigante tropel de alquimistas, bufones, sirvientes y astrólogos. El emperador, y su amor desdichado, protagoniza sorprendentes escenas mágicas; el rico judío Mordecai Meisel, otras. Sus destinos se cruzan en esa ciudad prodigiosa, la misma del Golem y el rabino Loew, y del belicoso Wallenstein, donde todo puede suceder. Lo histórico y lo fantástico se dan la mano en esta trama "de buscadores de oro y buscadores de Dios".

Como en un colosal y abigarrado mural mexicano, aquí se pinta en fragmentos la catástrofe de un imperio fulgurante y fugaz, concluido en el fusilamiento esperpéntico de Maximiliano en Querétaro en 1867. En la narración alternan diversas voces; es una trama polifónica, un gran mosaico barroco y patético. La narradora principal es la emperatriz viuda y loca, Carlota, que monologa en su vieja Bélgica, sesenta años después del gran desastre, su amor y su reino perdidos. Pero hay otros relatores, cada uno con acento propio: Maximiliano, un soldado raso, un médico, un historiador, Juárez, etcétera. La prosa zigzagueante, el contraste de diversas perspectivas, los tonos carnavalescos y la heteroglosia dan un aire casi surrealista a esta imponente "sinfonía bajtiniana" (según S. Menton), la más inolvidable ficción histórica latinoamericana.

luns, 30 de agosto de 2010

Una cantera inagotable de ficción


FIETTA JARQUE
BABELIA - 07-08-2010

Parece como si el deseo de viajar en el tiempo se viera hoy satisfecho simplemente a través de la ficción. Pero una ficción que recree al detalle la forma de vivir de otras épocas y en proximidad de personajes históricos en momentos determinantes de la aventura de su vida. El fenómeno de la novela histórica se mantiene al más alto nivel en España desde hace más de una década. Las mesas de novedades de este género no dejan de renovarse con obras de autores que se inician en la ficción amarrados fuertemente al andamiaje de la historia. Una afición que se extiende también a las series de televisión (Roma, Águila Roja, Los Tudor, Espartaco, sangre y arena, por citar algunos ejemplos). Y que cuenta con apasionados foros de aficionados como hislibris.com. Es una moda, ciertamente, y revisando o leyendo muchos de esos libros es evidente que la calidad de la escritura suele ser baja, mediocre. Pero hay algunas cosas en las que todos están de acuerdo.

"En las librerías se encuentran muchas novelas históricas, entre las que hay buenas, malas y regulares. Esa mescolanza crea cierta prevención. Es algo que sucede también en otros géneros como la novela negra o la romántica, por eso me parece injusto que se considere todo un género como el histórico dentro del mismo prejuicio", reclama Santiago Posteguillo, quien no tiene inconveniente en que sus obras sean consideradas novela histórica, "siempre que se mantenga el sintagma de que el sustantivo es novela y el adjetivo es histórica", subraya este lingüista, autor de la trilogía de Escipión (Ediciones B). "Es esencial que la novela tenga una buena tensión dramática y un nivel de historicidad razonable", apunta. "No cabe duda de que la novela histórica cumple un papel de divulgación. Por eso es algo que los historiadores no deberían criticar, nosotros rellenamos un espacio para el conocimiento que muchos de ellos no practican".

El medievalista José Enrique Ruiz Domènec reconoce que lee más novela histórica de lo habitual en su profesión. "Últimamente hay mucho interés entre los historiadores por lo que se llama 'otros modos de comunicación del pasado", explica. Esos modos pasan por la ficción o simplemente por el estilo narrativo. "La afición por la historia despertó en Francia a mediados de los años setenta, cuando se empezaron a publicar y demandar libros de historia de uso colectivo. Incluso los historiadores más serios y prestigiosos (como Hobsbawm o Duby) se prestaron a ello llevados por su compromiso con la sociedad, y se convirtió en un fenómeno editorial. Eso los llevó a refinar y mejorar su escritura", apunta Ruiz Domènec. "Ese es el drama español. Todavía hay un divorcio entre los académicos y los divulgadores. Ese vacío en España lo ocupa la novela histórica".

"En la explosión de este fenómeno hay un antes y un después de El nombre de la rosa", señala Ruiz Domènec. "Eco la escribió cuando estaba en la cúspide y era el gurú universitario. Había educado conceptualmente a toda una generación cuando consideró que la mejor manera de acercarse a un público más amplio podría ser mediante un thriller como aquel. Una novela que tenía mucho de la novela negra de los años treinta y cuarenta, pero que servía para entender lo que sucedió en la Italia del siglo IV, como una metáfora política del siglo XX. Hay novelistas extraordinarios que han abordado la historia, desde Cortázar y García Márquez hasta Vargas Llosa y Pérez Reverte. Este último se documenta profundamente y usa esos elementos correctamente en su construcción de la novela. Yo recomiendo mucho Un día de cólera (Alfaguara) sobre el 2 de mayo a mis alumnos. (Posteriormente ha publicado otra, El asedio). En la microhistoria la novela se crece en el detalle".

Entre dramas de romanos, manuscritos medievales y biografías noveladas hay un periodo histórico que en España ha generado en los últimos años muchas recreaciones que mezclan ficción y realidad: la Guerra Civil. Después de terminar El corazón helado, ambientada en esta contienda bélica, Almudena Grandes se ha embarcado en un proyecto de seis novelas ambientadas en la posguerra. La primera, Inés y la alegría (Tusquets), está a punto de aparecer. "Como la mayoría, yo creía que sabía mucho sobre la Guerra Civil, pero cuando estaba escribiendo Corazón helado me di cuenta de que no sabía nada", admite. La escritora hizo la carrera de Historia con especialidad en Prehistoria, aunque nunca pensó que volvería a ella. "Lo de estudiar Contemporánea me parecía una vulgaridad", recuerda. Pero la vida -y la literatura aún más- discurre por extraños caminos. Sus modelos para este proyecto son los Episodios nacionales, de Pérez Galdós, y también las seis novelas de El laberinto mágico,de Max Aub. "Mis seis novelas transcurren en el marco histórico de la posguerra. Los personajes reales interactúan con los míos. Al ir investigando se me despertó una tremenda avidez por la historia. Es otro mundo, como estudiar otro idioma".

Los Bóxers, una milicia contra los imperios


La secta china se rebeló entre 1898 y 1901 contra los europeos

GUILLAUME FOURMONT 06/08/2010

El tráfico de drogas no siempre fue ilegal o mal visto por las grandes potencias europeas. Países como Reino Unido y Francia entraron en guerra para defender su derecho a comerciar con estupefacientes. Británicos y franceses querían fumar opio con tranquilidad y ganar mucho dinero con ello desde sus puertos de China. Tras las dos Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860), perdidas por las autoridades de Pekín, la sociedad secreta Yi Ho Tuan Los Puños Justos y Armoniosos, en chino adoptó la violencia para echar del país a los extranjeros. Los británicos llamaban a esos milicianos Bóxers, en referencia al ritual de arte marcial que practicaban antes de los combates.

Los Bóxers eran xenófobos y anticristianos. Eran un grupo de nacionalistas radicales que se rebelaron contra los intereses de las grandes potencias de la época. Esta es la versión de los europeos, mientras Pekín habla de un movimiento nacional patriótico que se levantó contra las fuerzas explotadoras. Porque la China de finales del siglo XIX era un país sometido a los deseos de Londres, París, Londres, Tokio y Moscú, que veían en la inmensidad del territorio chino la oportunidad para expandirse y comerciar en Asia. Es más: cuando terminaron los conflictos del opio, China tuvo que pagar compensaciones millonarias y dejar partes de su territorio, como Hong Kong, literalmente donado a los británicos.

Fue en un contexto de humillación que se formaron los Bóxers, grupo decidido a devolver China a los chinos. Sus miembros eran gente de la clase popular, obreros, artesanos, campesinos, que primero vieron en la llegada de misioneros cristianos una amenaza a su cultura. En noviembre de 1897, cuando dos religiosos alemanes fueron asesinados, Berlín se apoderó del puerto de Qingdao, al norte del país. Las milicias se organizaron y salieron de la clandestinidad en marzo de 1898; se manifestaban con esos eslóganes: "Derrumbemos a los Qing. Destruyamos a los extranjeros".

Los Qing era la dinastía que mandaba en la Ciudad Prohibida de Pekín. Bajo la influencia de intelectuales japoneses, el emperador Guangxu lanzó una época de reforma y de modernización, lo que no gustaba a los Bóxers. La secta fue ilegalizada en un primer momento, aunque para la emperatriz Tzu Hsi, la tía de Guangxu, la mujer que en realidad dirigía el país, había que reforzar la monarquía. Se alió con los militares para derrocar a Guangxu, lo encerró en el Palacio Imperial y respaldó las matanzas de cristianos y de extranjeros por los Bóxers, que llegaron en masa a Pekín. Eran casi 100.000 en todo el país.

Los Bóxers saboteaban los ferrocarriles y cortaban las líneas telegráficas. Atacaban las delegaciones extranjeras y el embajador alemán en China, Klemens Von Kettelet, fue asesinado. En junio de 1900, las potencias europeas formaron una alianza para defender sus intereses: más de 50.000 soldados fueron enviados con el objetivo de marchar sobre Pekín y acabar con todos los miembros de la secta.

Cuando llegaron a la capital china, los europeos ocuparon la Ciudad Prohibida y forzaron a Tzu Hsi a huir. La población civil fue duramente reprimida y muchos occidentales fueron acusados de saqueos y violaciones. Los Bóxers asesinaron a unos 30.000 chinos conversos y a un centenar de militares extranjeros. Los acuerdos de paz del 7 de septiembre de 1901 acabaron con el conflicto, aunque participaron en el fin, en 1911, del imperio chino.

Mutilada por un marido ofendido


ANTONIO LAFUENTE 06/08/2010

Se llama y Aisha y no tiene nariz ni orejas. Su marido talibán se las cortó porque se sentía ofendido. Ese es el motivo por el que su rostro aparece esta semana en la portada de la revista Time bajo el título: "Qué pasa si nos vamos de Afganistán." Y ese titular es el motivo de que la revista haya levantado un polémico debate sobre periodismo y política.

Aisha tiene 18 años, pero a los 12 fue entregada, junto con su hermana, a un caudillo talibán de acuerdo con una costumbre tribal llamada baaz, que sirve para arreglar conflictos entre clanes. En este caso, un crimen. Su tío había matado a un familiar del guerrillero. Al llegar a la edad núbil, fue desposada a la fuerza con el caudillo pero, dado que él estaba guerreando, Aisha y su hermana fueron enviadas a casa de sus cuñados, quienes las encerraron en un establo y las violaron.

Para evitar nuevos abusos, huyó y se refugió en Kandahar, donde su marido la halló el año pasado. Tras llevarla a casa, le hizo pagar lo que consideraba su deshonra. En la tradición pastún, se dice que un hombre deshonrado no tiene nariz y así, mientras el cuñado sujetaba a Aisha, él le cortó primero las orejas y luego la nariz, tal y como se ve en la portada de Time.

Cooperantes de EEUU

Su destino era morir desangrada, pero logró escapar y ser recogida por cooperantes estadounidenses, que la trasladaron a un centro de mujeres maltratadas en Kabul.

Hasta ahí la historia del dolor y el salvajismo talibán. Después, comenzó la política. El director de Time, Richard Stengel, aseguró en un artículo que el reportaje quería "contribuir al debate sobre la guerra" en Afganistán justo en el momento en que la publicación de decenas de miles de documentos secretos acababa de revelar las mentiras del Ejército y del Gobierno de Estados Unidos acerca del conflicto. Entre ellas, que el número de civiles muertos por tropas norteamericanas era menor del que el que decía el ejército.

Stengel afirma que no publicó la noticia "para mostrar apoyo al esfuerzo bélico de Estados Unidos ni como oposición a ello", sino "como una ventana a la realidad de lo que está pasando". Pero con un titular como: "Qué pasa si nos vamos de Afganistán", es difícil sostener esa afirmación.

En un artículo aparecido en el diario británico The Guardian bajo el título "Burkas y biquinis", la profesora de la Universidad de Cambridge Pryamvada Gopal asegura que "invocar la causa de la mujer para mantener la ocupación es una treta cínica".

Gopal recuerda, además, que los más de 90.000 documentos secretos publicados por la web Wikileaks revelan que la CIA aconsejó, precisamente, usar la dura situación de la mujer en Afganistán como "punto de presión" emotiva para apoyar la continuación de la guerra.

La profesora añade: "Las atrocidades y muertes de civiles son prueba de algunas de las terribles cosas que están sucediendo, pero, curiosamente, no se las juzga como una ventana a la realidad de lo que está pasando".

Aisha viajó el miércoles de Afganistán a Estados Unidos para ser sometida a una operación de cirugía estética que le reconstruirá la cara.

Sesión de tarde en Yenín



ANA CARBAJOSA - Yenín
EL PAÍS - 06-08-2010

Que un periodista vaya a Yenín y escriba una noticia positiva es una rareza. Si encima la noticia es cultural, resulta casi inaudito. Pero ayer Yenín, en otros tiempos ciudad-cantera de los suicidas palestinos, amaneció engalanada. La ocasión no era para menos. El único cine de una ciudad sin apenas lugares de esparcimiento abrió sus puertas. Cientos de curiosos se arremolinaban a primera hora de la tarde ante la reluciente alfombra roja, bajo un sol abrasador, a la espera de la llegada del primer ministro palestino, Salam Fayad, la activista Bianca Jagger y otras personalidades que apoyan el proyecto.

La mayoría de los habitantes están encantados con la novedad, pero también los hay que recelan de la iniciativa extranjera. En el mejor de los casos piensan que va a perjudicar a la cultura local y en el peor, que en la nueva pantalla se va a poder ver porno blando. El joven Raed Nur, que curiosea en los alrededores, es uno de ellos. "Este cine no encaja en nuestra sociedad. No es una buena idea. Acabarán enseñando escenas de sexo y en contra de la resistencia palestina", sostiene este universitario que apoya al movimiento islamista Hamás. Unos metros más allá, otro joven, que como Nur no ha visto en toda su vida una película en la gran pantalla, está muy emocionado ante la sesión que le espera en una de las 400 butacas burdeos con patas de hierro. "Hoy será mi primera vez", dice.

mércores, 11 de agosto de 2010

Bombardeados y estigmatizados



GEORGINA HIGUERAS - Madrid
ELPAIS.com - Internacional - 06-08-2010

Hoy la tragedia sufrida por cientos de miles de supervivientes de las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki es un poco menor. La presencia de un representante de Estados Unidos en la conmemoración de este holocausto ha roto un poco más el muro de silencio que se impuso sobre las víctimas de aquel horror. Nadie quiso airear la barbarie atómica. Ni quienes lanzaron las bombas e impusieron un cerco informativo para ser ellos los únicos conocedores de las consecuencias de su victoria sobre los inocentes, ni los perdedores de una orgía conquistadora que vieron en los llamados hibakusha el espejo de su derrota.

Entre la veintena de hibakusha que entrevisté en Hiroshima y Nagasaki con motivo del 60º aniversario de las explosiones atómicas, hace ahora cinco años, jamás podré olvidar a Shizuko Abe. Hasta entonces, yo no entendía a las gentes que décadas después lloran a sus muertos, pero aquella tarde comprendí el desgarro que supone abrir la urna donde se protege y se encapsula con nuevas angustias el mayor de los tormentos.

Aquel 6 de agosto, Shizuko Abe tenía 18 años y se encontraba a 1,5 kilómetros del epicentro de un bombazo que la lanzó a 10 metros de distancia y que, aunque no le arrancó la vida, la dejó marcada a sangre y fuego tanto por fuera como por dentro. A pesar de las muchas operaciones a las que se había sometido para mejorar su movilidad y su aspecto, las huellas de la explosión eran evidentes en Shizuko, pero lo auténticamente aterrador fue escucharla deshacer su historia. Y no tanto por lo ocurrido aquel trágico día, sino por el calvario que después le infligió una sociedad implacable sobre todo con las mujeres.

Víctimas olvidadas

Como tantas hibakusha, que literalmente significa superviviente de los bombardeos nucleares, Shizuko Abe había vivido durante décadas olvidada por su Gobierno, despreciada por sus vecinos y maldecida por su suegra. Esta, aupada en lo peor de la tradición japonesa, fue verdugo de las torturas psicológicas que impuso a la joven al no haber podido evitar que su hijo se empeñara, al volver de la guerra, en casarse con lo que quedaba de la novia que había dejado atrás al irse al frente.

La hostilidad no desapareció ni siquiera cuando, en contra de todos los pronósticos, Shizuko se quedó embarazada y dio a luz un varón sano. "Mi suegra siguió diciendo a mi marido que me abandonara, que él se merecía una mujer completa. Yo viví por él, pero sufría tanto que mi padre afirmaba que habría sido más feliz si me hubiera muerto", cuenta Shizuko.

El temor a engendrar monstruos fue la mayor angustia de las mujeres. Se ciño sobre ellas aislándolas en una cárcel de silencio, cuyas rejas estrechaban las familias, los amigos y las autoridades. Shizuko no se atrevió a hablar de Hiroshima hasta años después de que su marido muriera en 1992, pero su descarnada historia personal sólo se escapó de sus entrañas en una entrevista, que comenzamos tranquilamente en torno a una taza de té y un pastel que no sirvió para tapar tanta amargura. Sin duda, no se había preparado aquello. Su confesión de horas fue como romper la pinza de cristal que la estrangulaba. La intérprete y ella lloraron un río de lágrimas liberalizadoras de más de medio siglo de oprobio vivido tanto por Shizuko como por otras decenas de miles de hibakusha.

En estos cinco años transcurridos, muchas víctimas habrán muerto llevándose con ellas a la tumba toda su congoja. Sin embargo, cada día son más las que deciden romper el silencio como método para luchar por un mundo sin armas atómicas. Ahora que sienten que la vejez -la media de edad de los supervivientes es de 75 años- se tutea naturalmente con la muerte no quieren que nada vuelva a vivir su martirio. Sólo en 2009, y con 93 años, el Gobierno japonés reconoció a Tsutomu Yamaguchi como el único superviviente de las dos bombas. Yamaguchi lo confesó públicamente en 2006, al cumplir los 90 años y contar en un libro como ese mismo 6 de agosto y pese a estar herido, huyó junto con varios centenares de personas en un tren a Nagasaki, sin saber que el mismo resplandor le esperaría allí también.

Yamaguchi murió el pasado enero, pero su silencio roto seguro que ha ayudado a otros muchos a escapar de sus fantasmas y salir a contar sus tragedias.

Piedras preciosas para pagar guerras



LALI CAMBRA - Ciudad del Cabo
EL PAÍS - Internacional - 06-08-2010

Un dicho muy difundido en los años noventa sobre la guerra civil que arrasó Angola: "El Gobierno tiene el petróleo, pero [la guerrilla de] UNITA, los diamantes". Muchos. Se calcula que la organización de Jonas Savimbi consiguió más dinero mediante la venta ilegal de diamantes que el recibido desde Sudáfrica y EE UU, países que respaldaban a esta guerrilla. En Sierra Leona, los rebeldes del Frente Unido Revolucionario (RUF) iniciaron el comercio con diamantes a mediados de los noventa. Los intermediarios operaban desde y con apoyo de la vecina Liberia. Presidía entonces Charles Taylor.

Importante es que los centros de comercio internacionales compren diamantes certificados. Pero la credibilidad del Proceso de Kimberley -que asegura que el comercio con diamantes de países en conflicto ha caído de un 3% a un 0,2% en los últimos años- ha encajado un duro golpe por su incapacidad de lidiar con la Zimbabue de Robert Mugabe. En 2006 se descubrieron diamantes en Marange, en el este del país. El Ejército, según Human Rights Watch, acordonó la zona en 2008 y forzó a civiles a buscar las piedras pistola en mano. Las ONG denunciaron el asesinato de cientos de mineros. Y pese a que los investigadores del acuerdo Kimberley denunciaron la situación, Zimbabue no fue expulsada. Solo se suspendió, en noviembre, la exportación desde Marange. El mes pasado se reanudó la exportación con condiciones. Una muestra de la incapacidad del Proceso de Kimberley para controlar la producción.

Sobibor, la victoria contra el horror nazi


La revuelta del campo es un símbolo de la lucha de las víctimas

BRAULIO GARCÍA JAÉN 05/08/2010

Uno de los 600 asesinados a finales de junio tenía una nota entre la ropa. "Hemos trabajado un año en Belzec. No sé dónde nos llevan. Dicen que a Alemania. En los vagones de carga hay mesas de comedor. Nos dieron pan durante tres días, latas y licores. Si todo resulta mentira, entonces sabed que os espera la muerte a vosotros también". Los internos de Sobibor, en Polonia, comprendieron por qué había bajado la frecuencia de los traslados, por qué ya no llegaban trenes desde Holanda. Era el verano de 1943.

Un grupúsculo clandestino liderado por Leon Feldhendler trazó los primeros planes, a pesar de las represalias: diez muertos por cada uno que intentaba fugarse. La llegada de unos ochenta prisioneros de guerra que habían combatido con el ejército soviético, y que se libraron de las cámaras de gas a donde condujeron a los otros casi 2000 que los acompañaron desde Minsk, Ucrania, elevó la moral de los internos. El antiguo teniente del Ejército Rojo que iba a dirigir la revuelta llegó con ellos: Alexander Perchorsky.

Junto a Perchorsky y Feldhendler, tres prisioneros de guerra de Minsk y cuatro artesanos polacos formaban la célula encargada de desencadenarla. Las lluvias hundieron los túneles del plan inicial. Por lo que Perchosky activó el plan alternativo y su ejecución, aprovechando que las autoridades del campo les permitieron reunirse en los barracones de las mujeres, durante la víspera del Yom Kipur. Pero una inspección inesperada de los nazis obligó a retrasar la acción, de tres fases, un día más.

El 14 de Octubre de 1943, entre las cuatro y las cuatro y media de la tarde, los trabajadores de los talleres mataron a 11 SS. El teléfono y las líneas eléctricas fueron cortadas y los vehículos inmovilizados. Sobre las cinco menos cuarto, dos capos que colaboraban en la revuelta llamaron a formar a los internos, que empezaron a sentir que algo estaba en marcha. Los prisioneros de guerra y los conjurados se situaron en las filas delanteras.

Un camionero alemán vio al entrar en el campo a uno de los guardias de las SS muerto en el suelo y disparó contra uno de los internos que se escondía entre los barracones. Los guardias ucranianos, al entender lo que estaba ocurriendo, abrieron fuego. Perchorsky decidió no esperar a que se hubieran reunido todos los internos y activó la fase dos. Los que portaban armas respondieron al fuego ucraniano. No todos los que consiguieron romper las vallas y salir campo a través, lograron escapar: los primeros murieron o cayeron heridos por las explosiones de las minas. Los siguientes huyeron saltando por encima de los cuerpos.

De los 600 prisioneros que había en el campo de Sobibor (donde más de medio millón de judíos habían sido exterminados entre 1942 y 1943) el día de la insurrección, 300 lograron huir. Durante las batidas que los nazis desplegaron organizaron a continuación, otros 100 internos fueron capturados o cayeron por disparos de los nazis.

"Fue una gran victoria por parte de los insurgentes que 200 de ellos consiguieran escapar", cuenta Yitzhak Arad, él mismo partisano soviético durante la II Guerra Mundial, que reconstruye la revuelta a partir de numerosos testimonios de supervivientes. Algunos murieron víctimas de las enfermedades, otros combatiendo con los partisanos. "Se calcula que sólo 50 de los escapados sobrevivieron hasta el día de la liberación", según Arad.