martes, 28 de setembro de 2010

Gauguin: los paraísos perdidos de un provocador


La Tate Modern de Londres inaugura una monumental retrospectiva con 150 obras del pintor francés
CONXA RODRÍGUEZ LONDRES 27/09/2010
Todo en el paisaje me deslumbra y me ciega", escribe el pintor Paul Gauguin (1848-1903) en una de las cartas que se exhibirán en la exposición del museo Tate Modern de Londres entre el 30 de septiembre y el 16 de enero. Cuando escribió estas líneas, el pintor parisino llevaba varios meses encandilado en Tahití, su tercer intento, tras Martinica y Panamá, de encontrar lo primitivo e indígena de la raza humana, lejos de la civilización Occidental. Gauguin se pasó media vida buscando el paraíso perdido que, al final, sólo existía en su imaginación y en sus obras.
La muestra del museo Tate Modern, Gauguin: Maker of Myth (Gauguin, forjador de mitos) incluye 63 pinturas, 18 esculturas y cerámicas, 69 cartas manuscritas, acuarelas, dibujos y objetos variopintos como los zuecos de madera que él talló y usó como calzado. En total, 150 piezas recorrerán la vida de este trotamundos que empezó a pintar con la frescura de la técnica impresionista, recreando escenas con pequeños pinceles y colores puros y naturales para captar el ambiente emocional más que la meteorología de la vida a su alrededor. Gauguin, con Paul Cézanne y Vincent Van Gogh, fue uno de los artistas rebeldes que se liberaron con el impresionismo y pasó pronto al simbolismo, a su estilo personal sintético y al posimpresionismo.
Belinda Thomson, comisaria de la muestra, explica que "Gauguin es un artista de difícil clasificación porque se mueve entre varios estilos, utilizándolos e incluso burlándose de ellos, exceptuando el posimpresionismo, porque este estilo no surgió hasta 1910". Por entonces, el pintor nacido en París y residente en Perú durante su infancia llevaba muerto siete años.
El primer cuadro de la exposición es un autorretrato de 1866. De la década de 1870, cuando Gauguin trabajaba como exitoso financiero y artista dominguero para satisfacer su imperiosa necesidad de pintar, hay en la muestra, según Belinda, "un grupo de obras remarcables tales como un interior con una mujer al piano, su esposa seguramente, e imágenes de sus hijos hechas al estilo impresionista, a pesar de que en su caso ya explora formas de pintar y temas que lo convierten en un hombre inquieto".
La crisis de la Bolsa de París de 1882 arruinó a Gauguin. Su personalidad de artista bohemio se impuso y empezó a viajar a la Bretaña francesa, Martinica, Panamá y vuelta a la Bretaña en busca del paraíso que no encontraba en París. De su estancia en Martinica, la exposición incluye el cuadro Idas y venidas, propiedad de Tita Cervera, "un cuadro relevante en la obra de Gauguin porque marca la transición de su foco de Francia a los trópicos; los cuadros de Martinica fueron admirados por los hermanos Van Gogh (Vicent y Theo) e Idas y venidas fue vendido a Edgar Degas, lo cual marcó la mayoría de edad de Gauguin como artista independiente", según Belinda Thomson.
Cara a cara con Van Gogh
Theo van Gogh, que apoyaba económicamente a su hermano Vincent y a Gauguin, subvencionó la estancia de este último en Arles, sur de Francia, donde se había refugiado Vincent. En 1888, Gauguin convivió dos meses con Van Gogh y la relación entre ambos artistas resultó explosiva. Gauguin predicaba que los artistas debían pintar de memoria y con su imaginación.
Aunque las 150 piezas de la muestra no se presentan de forma cronológica, sí hay varias líneas documentales que siguen la vida de Gauguin desde la cuna hasta la tumba. En 1891, el artista se fue a Tahití descubriendo lo más cercano que había experimentado hasta entonces al paraíso idílico que buscaba para establecer una colonia de artistas ajenos a la cultura urbana europea y en armonía con la vida natural y tribal de los mares del Sur. En Tahití, a los 43 años juró amor y fidelidad a Tehama'ana, una joven indígena de 13 años que hacía de esposa y modelo. La primera estancia allí duró tres años. "Intentamos que el periodo bretón y el tahitiano estén igualmente representados, a pesar de que numéricamente la etapa de Tahití tiene más obras porque allí estuvo más tiempo. Hay un excelente grupo de obras procedentes de Bretaña, entre las que destacan temas religiosos, paisajes y bodegones, algunos poco conocidos para el público", cuenta Belinda Thomson, que lleva dos años trabajando en este evento.
A los 43 años, juró amor a una joven indígena de 13 años que hacía de esposa y modelo
El artista trascendente
El título de la exposición, Forjador de mitos, es uno de los sambenitos que le colgaron a Gauguin a medida que buscaba, con poco éxito, la fama como artista innovador y teorizador del arte moderno. La comisaria explica la elección de este enunciado: "La exposición se centra en la doble actividad de Gauguin; por una parte, el creador de mitos o la forma de presentarse a sí mismo como artista y, por otra parte, la manera con la que interpreta sus temas o su respuesta a historias insertadas en diferentes culturas y religiones, tanto si eran las suyas como las que estudiaba. Aunque se menciona a menudo, el instinto fabulista de Gauguin en sus escritos y en su arte nunca ha sido abordado en una exposición hasta ahora".
En el período de 1894-1896, estando en París, Gauguin tuvo un hijo ilegítimo con una de sus amantes antes de regresar a Tahití y, todavía más lejos, llegar hasta el archipiélago de las islas Marquesas, formado por 118 islas, en una de las cuales, Hiva Oa, se estableció el pintor y tuvo varios hijos con al menos dos de sus jóvenes musas autóctonas. Enfermo de sífilis, acusado de pederasta, enfrentado a misioneros occidentales y en litigios con las autoridades de las islas, murió en 1903 sin haber logrado el éxito que sus obras consiguieron tras su muerte, a pesar de que creó una cierta leyenda sobre sí mismo.
La estudiosa de su obra cree que "Gauguin exploró ideas de género en sus escritos y en sus trabajos, su personalidad era la de un provocador, pero debemos ir con cuidado a la hora de ponerle etiquetas".
En las Marquesas, a Gauguin le llamaban Koke. A pesar de sus esfuerzos nunca llegó a dominar las lenguas polinesias, puso intrincados títulos a sus cuadros que, traducidos a las lenguas europeas, resultaban todavía más raros. La muestra dedica un buen espacio a la explicación y origen de algunos títulos de sus trabajos. Uno, por ejemplo, titulado Nafea faa ipoipo, presenta a dos jóvenes tahitianas: una de ellas lleva una flor magnolia cogida al cabello, señal de que buscaba marido o estaba soltera y disponible para el matrimonio. La traducción que Paul Gauguin hizo fue ¿Cuándo te casarás?

El diálogo y la escuela logran integrar a los inmigrantes

La Secretaría de Estado de Inmigración ensalza las prácticas de nueve municipios punteros en convivencia. La educación, los espacios comunes y el acceso al trabajo son claves
DANIEL AYLLÓN MADRID 27/09/2010
Frente a las políticas disuasorias y de recorte de derechos para los inmigrantes (deportación de gitanos a Rumanía, prohibición de construir mezquitas, negación del registro en el padrón municipal, matriculación de niños en sistemas educativos paralelos...), algunos municipios españoles han puesto en marcha iniciativas de integración basadas en el diálogo, la convivencia, el conocimiento de las costumbres y la integración educativa y social.
En algunos, la tasa de población extranjera es alta. Roquetas de Mar (Almería) y Santa Coloma (Barcelona), por ejemplo, gestionan más de cien nacionalidades distintas. Las diferencias culturales y económicas han provocado, en ocasiones, pequeños conflictos vecinales. Pero desde el primer gran brote racista hace diez años, en El Ejido España apenas ha registrado graves incidentes. Para los colectivos que trabajan con inmigrantes, se trata de un fenómeno curioso dado que el país ha recibido a cinco millones de extranjeros en una década.
Foros de diálogo vecinal
En los últimos años, han ganado peso proyectos como los foros locales, en los que participan asociaciones de inmigrantes, de vecinos, sindicatos y agentes económicos municipales. En localidades como Leganés (Madrid), se celebran cada mes. Además, su policía municipal instruye a los agentes con cursos sobre la forma de vida de colectivos peculiares como el chino o el rumano.
Los proyectos del municipio llamaron la atención de la Secretaría de Estado de Inmigración, que lo incluyó entre las nueve localidades con políticas de integración punteras de 2009. En la lista también aparecen Roquetas de Mar (Almería), Mataró, Santa Coloma y Terrassa (Barcelona), Alzira (Valencia), Castellón, Cartagena (Murcia) y Huesca.
Además de estas iniciativas, el Ministerio de Trabajo e Inmigración puso en marcha en 2009 un proyecto piloto de integración en barrios conflictivos de Cádiz, Granada y Almería. "Son modelos distintos. Uno con mucha inmigración, alguno con conflictos, otro sin ellos les dimos herramientas a los vecinos, que han creado iniciativas como limpiar el barrio, crear espacios de convivencia, mejorar las medidas de habitabilidad, trabajar con las mujeres...", describe la directora general de Integración de los Inmigrantes, Estrella Rodríguez, que defiende estas iniciativas frente a las expulsiones "populistas" de gitanos de Francia.
Facilitar el acceso al empleo
El empleo es otro de los pilares de la integración. Para facilitar su búsqueda, Rodríguez es partidaria de no crear espacios específicos para inmigrantes, sino facilitarles el conocimiento de los recursos que hay disponibles para la población general, dado que los utilizan mucho menos que los españoles.
El Departamento de Acción Social y Ciudadanía de la Generalitat de Catalunya presentó la semana pasada la Guía de experiencias para el fomento de la convivencia desde el tejido asociativo, que desglosa 29 nuevas iniciativas y experiencias de buenas prácticas impulsadas por entidades catalanas. Destacan, por ejemplo, la promoción de espacios de convivencia, proyectos educativos o bibliotecas vecinales.
Las segundas generaciones
A nivel nacional, la educación será un pilar fundamental del nuevo Plan Estratégico de Integración y Ciudadanía 2011-2014, del Ministerio de Trabajo e Inmigración. Los planes educativos fomentarán la inclusión de las segundas generaciones para evitar que se produzcan altercados como los que tuvieron lugar en las barriadas de París en 2005, en los que chicos de tercera y cuarta generación quemaron 28.000 coches como señal de protesta por su exclusión.
Uno de los fenómenos que más preocupan a la Secretaría de Estado de Inmigración es la creación de guetos escolares y sociales. Para disolver estas concentraciones, localidades como Mataró (Barcelona) han establecido un cupo mínimo del 20% de alumnos extranjeros en cada aula.
Rechazo a los espacios específicos
Educación. Aulas de bienvenida
La Generalitat de Catalunya puso en marcha en 2008 centros especiales para alumnos inmigrantes fuera de la red escolar general. En estas aulas, se educa a los que el sistema considera que no pueden incorporarse al ritmo escolar (por desconocimiento de la lengua, por ejemplo). Los críticos consideran que esta política excluyente es negativa y que la velocidad de aprendizaje de los niños no la hace necesaria.
Recursos. Espacios para inmigrantes
La Comunidad de Madrid ha promovido en los últimos años la creación de los Centros de Participación e Integración de Inmigrantes (CEPI), por nacionalidades. Las ONG y asociaciones reclaman que los inmigrantes acudan a los mismos espacios que los españoles para fomentar su integración. 

El día que llegó con hambre atrasada


Se cumplen 35 años de los últimos fusilamientos de la dictadura franquista. Las familias de dos de los ejecutados siguen buscando resarcir la memoria de los suyos
JORGE OTERO Madrid 27/09/2010
En septiembre de 1975 Franciso Franco era un dictador agonizante: a sus problemas de salud, que terminarían por llevarle a la tumba dos meses después, se sumaban sus preocupaciones y desvelos por mantener en pie una dictadura que empezaba a mostrar que estaba tan enferma como su propio jefe. 
Nerviosos por la salud del dictador y acosados por las crecientes demandas de libertad y por la tensión entre los que propugnaban una apertura y los más acérrimos franquistas —"los del búnker" les llamaban—, los prebostes de la dictadura necesitaban dar un golpe de autoridad. Lo hicieron de la única forma que sabían: matando
El 27 de septiembre de 1975 cinco jóvenes izquierdistas fueron fusilados. Tenían cara y nombre: Juan Paredes Manot, Angel Otaegui, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y José Humbero Baena Alonso. Sus nombres pasaron a la historia por ser los últimos ejecutados por una larga dictadura de casi 40 años que empezó matando por la "Gracia de Dios" y terminó haciendo lo mismo. Los dos primeros pertenecían a ETA; los tres últimos militaban del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), la organización  creada por el PCE (m-l).
Estaban acusados de participar en varios atentados contra policías y guardias civiles. Algunos de los acusados habían empuñado un arma pero otros no. Las única prueba con la que contó el tribunal fue la propia declaración de los acusados, obtenida bajo tortura.
Todos estaban condenados de antemano: el Consejo de Guerra que les condenó a la pena capital fue una farsa, sin ninguna garantía jurídica, sin pruebas. "Todos habíamos asumido que se iban a confirmar las penas de muerte", declaró a Público el año pasado Pablo Mayoral uno de los militantes del FRAP a los que en el último momento se les conmutó la pena de muerte por otra de 30 años de prisión. 
Las últimas ejecuciones del régimen tuvieron una enorme repercusión en toda España y en toda Europa. Hubo una enorme movilización, sobre todo en Europa, para evitar aquellas muertes. Hasta el Papa Pablo VI pidió clemencia a Franco, pero éste, pese al pavor que le producía una hipotética excomunión papal, firmó las penas de muerte. 
En la madrugada del 26 al 27 de septiembre, España vivió su noche más larga. Luis Eduardo Aute inmortalizaría aquel suceso en una célebre canción: Al alba. Como dice la letra, aquel día de hace 35 años llegó con hambre atrasada. 
Paredes Manot y Otaegui, los miembros de ETA, fueron ejecutados en Burgos y Barcelona, respectivamente. Sánchez Bravo, García Sanz y Baena Alonso fueron trasladados desde la cárcel de Carabanchel hasta un cuartel en Hoyo de Manzanares (Madrid), donde poco antes de las ocho de la mañana fueron acribillados por el pelotón de fusilamiento. 
Las familias buscan Justicia
Desde entonces, ninguna otra bala ha sido disparada en España en nombre de la Justicia. Pero a ésta aún le queda un largo camino que recorrer para resarcir la memoria de las víctimas y el dolor de sus familias. 35 años después las familias de dos de los fusilados luchan por la memoria de los suyos. Flor Baena, hermana de José Humberto Baena Alonso, no ceja en su empeño de que los tribunales de la España democrática anulen aquella sentencia y decreten la inocencia de su hermano, que nunca empuño una pistola. No lo ha conseguido, pero no se rinde. 
Silvia Carretero, viuda de Luis Sánchez Bravo y ella misma detenida y torturada en las mismas fechas —salvó la vida porque estaba embarazada—, presentó el pasado mes de mayo una demanda en Argentina para exigir una reparación "con todas las consecuencias". Quizá ella tenga más éxito que Flor Baena: Argentina ha demostrado más sensibilidad y más interés en hacer Justicia que la propia España, donde un juez, Baltasar Garzón, va a ser juzgado por investigar los crímenes del franquismo.  

La iraní Ashtiani, condenada a la horca por el asesinato de su marido


La decisión del tribunal evita que muera lapidada por adulterio, pero no que sea ejecutada, ya que el asesinato en Irán es castigado con la horca
PÚBLICO.ES / EFE Teherán 27/09/2010
El fiscal general del Irán, Gholam Husein Mohseni Ejei, anunció hoy que Sakineh Mohamadi Ashtiani ha sido condenada a muerte por el segundo de los dos delitos y castigada por ello a la horca.
La mujer iraní había sido acusada de adulterio y complicidad en el asesinato de su marido. 
En declaraciones divulgadas este lunes por la agencia de noticias local Mehr, el clérigo explicó que "de acuerdo con la decisión del tribunal, ha sido acusada de asesinato y la pena por este delito tiene preeminencia sobre el otro de adulterio".
La decisión del tribunal evita que la mujer muera lapidada, pero no que sea ejecutada, ya que el asesinato en Irán es castigado con la horca. "La cuestión no debe ser politizada. El Poder Judicial no se puede dejar influir por la campaña de propaganda emprendida en Occidente", agregó.
Lapidación
Meses atrás, el abogado de la acusada, Mohamad Mostafei afirmó que Ashtiani, de 43 años, había sido condenada por adulterio y que sería ejecutada por lapidación. La pena despertó una oleada de críticas y protestas internacionales contra Irán, lo que obligó al régimen a suspender la sentencia y afirmar que se encontraba bajo revisión.
Una mujer, a la que la televisión estatal identificó como la propia Ashtiani, confesó en la pequeña pantalla días atrás haber mantenido una relación fuera del matrimonio con un hombre y haber participado en la muerte de su marido.
La supuesta condenada criticó, asimismo, la campaña emprendida por su abogado.
El régimen iraní acusó la semana pasada al letrado de haber aprovechado, en beneficio propio, el interés mundial que desató el caso para pedir asilo político en Noruega, donde se encuentra con su familia.
Polémica en el seno del régimen iraní
"El abogado ha intentado politizar el caso asegurando que su propia vida estaba en peligro por defender a la mujer, pero sus argumentos solo persiguen sus intereses propios", afirmó Mehmanparast durante su rueda de prensa semanal. El caso también ha abierto una agria polémica en el seno del régimen iraní, con declaraciones contradictorias entre el ejecutivo y el Poder judicial.
La semana pasada,el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, reiteró que no existía la condena a muerte y que se trataba, igualmente, de propaganda, pero luego comparó su caso con el de Teresa Lewis, la mujer que el pasado jueves fue ejecutada en Estados Unidos por un delito similar. Irán es, junto a Estados Unidos, China y Arabia Saudí, uno de los países del mundo que más penas capitales aplica en el mundo.

O galego Loriga xa voaba hai 90 anos


En 1926 conseguiu facer un voo entre Madrid e Manila, case 19.000 quilómetros; en 1927 unha multitude de veciños recibírono no lugar de Toxo, onde aterrou
MARCOS SUEIRO 26/09/2010
O pazo de Liñares presenta un aspecto ben distinto ao que tiña cando naceu Joaquín Lóriga, tamén cambiou o lugar do Toxo, na parroquia do Sello, onde aterrou co seu avión e o propio monumento levantado na súa honra en 1933 na capital do Deza. Noventa anos son moitos para que todo continúe igual, din os antigos caseiros de Liñares, pero os aniversarios nas datas redondas serven para recordar a homes como Loriga que protagonizaron xestas que os sitúan na memoria dos pobos e nos libros de historia.
Si en tempos pretéritos as expedicións organizábanse para establecer vínculos comerciais, descubrir novas terras e probar novos medios de transporte, os contemporáneos de Lóriga xa sabían dos novos mundos pero querían chegar aínda máis rápido e desafiarse así mesmos. Quedaba por probar o avión, e Loriga foi un piloto, de condición militar, que aos mandos do aparato ideado por La Cierva conseguiu facer un vo entre Madrid e Manila no ano 1926. Se a capital do Estado foi o lugar elixido polo aviador galego para o despegue, a praia de Panxón, nas Rías Baixas, foi a elixida para aterrar despois de demostrarse así mesmo e ao mundo que un galego era capaz de chegar dende o vello continente a oriente.
A teima de Loriga por situar a Galicia no mapa dos fitos da aviación non quedou satisfeita coa súa chegada a Panxón, senón que o seu Lalín natal sería outro dos seus destinos. O 23 de xuño de 1927 sobrevoou Lalín e apareceu no lugar do Toxo, na parroquia de Sello, onde foi recibido por unha multitude de veciños e veciñas que o esperaban como un heroe.
A relación de Loriga coa súa vila ven de lonxe porque os seus antepasados eran unha das familias nobres galegas. A familia de caseiros que serviu no pazo de Liñares, residencia da familia, é depositaria de documentos e historias orais que acreditan o parentesco cos condes do Grove. O último caseiro do pazo, Jesús Vidal, morreu pero seu neto é portavoz da tradición familiar e anticipase para anunciar: “Con todos estes documentos que teño vaise facer un libro para desmentir moitas das cousas que se din por aí”. Os antigos empregados negan que Joaquín Loriga nacese no pazo como está escrito en moitas publicacións pero “iso non ten que ver para que el se sentise de Lalín, porque de feito foi bautizado na capela da casa”. Confirman que pasaba temporadas na aldea e que se sentía moi a gusto. As puntualización do fillo do caseiro van máis aló: “Eran boa xente, iso que eran ricos” e xustifican a afirmación contando que no ano 1880 un raio desfixo a igrexa de Prado pero “Don Carlos Taboada, tío de Loriga, traballaba no ministerio en Madrid e axudou a restaurar o templo”.
A afección do piloto pola aviación ten que ver coa súa vocación militar. Segundo relata o fillo do caseiro de Liñares, o avó de Loriga pola parte da súa nai fóra Tenente Xeral do Exército: “Chegou a militar de alto rango, tiña as cruces de San Hermenexildo e a laureada de San Fernando, como din estes papeis que teño aquí”. A conclusión dos veciños é que Loriga, como pasaba cos herdeiros das “familias ben”, tocáballe ingresar no exército.
O militar Lóriga fixo unha fulgurante carreira castrense. No seu curriculum figura a súa participación na guerra do Rif, onde en 1921 se incorporou ao servizo de aviación. O seu destino a Melilla posibilitou o contacto e posterior coñecemento de Eduardo González Gallarza, que anos despois o acompañaría na viaxe Madrid-Manila. A súa carreira no exército español estivo moi vinculada ao aire porque tralo seu trasladado a capital española probou o autoxiro de Juan de la Cierva.
O ano 1926 sería un ano determinante na vida do militar aviador. Xunto con Gallarza e tres mecánicos emprenderon unha viaxe entre dúas cidades que distan 18.900 quilómetros, Madrid-Manila, con aterraxes de emerxencia incluídas e finalmente chegaron a Manila, onde lles tributaron unha calorosa homenaxe pola xesta realizada e os recompensaron co título de fillos adoptivos.
As noticias sobre a súa aventura percorreron máis rápido o espazo que o aeroplano que pilotaba e a veciñanza de Lalín sentíase moi honrada de ter un veciño capaz de emular as fazañas dos conquistadores. A sona traspasou as xeracións e dende o concello de Lalín, aínda hoxe, comprácense ao dicir “é un dos nosos fillos máis ilustres”.
Joaquín Loriga respondeu a este recoñecemento das xentes de Lalín e para mostrar o seu agradecemento aterrou o 23 de xuño de 1927 co seu avión, no Toxo, onde din as crónicas unha multitude de xente acudiu a recibilo. Pouco tempo despois o 18 de xullo de 1927 atopou a morte ao estrelarse co avión que pilotaba no aeródromo de Catrovientos. A súa morte inesperada imposibilitou que vise cumprido o desexo dos cidadáns e cidadás de Lalín que comezaran unha suscripción popular para obsequialo cun aeroplano. As doazóns populares reorientáronse e levantouse un monumento obra do escultor Francisco Asorey inaugurado o 27 de agosto de 1933. A obra reproduce un avión cravado na terra que simboliza unha cruz que preside o aviador. Xunto ao conxunto escultórico a vila de Lalín ten outros recantos que recordan as fazañas do aviador, porque o que hoxe é unha leira en Toxo, foi un improvisado aeroporto e alí está un monolito para recordalo.
Recentemente o concello de Lalín adquiriu o pazo de Liñares para convertelo nun gran espazo cultural. Nese museo, aínda se determinar totalmente a súa finalidade, haberá un lugar para Joaquin Loriga. No financiamento participará o ministerio de Fomento, que destinará o 1% da inversión do AVE, a rehabilitación dunha edificación do século XVII .
Con esta decisión da administración local o pazo, onde algúns din naceu e outros se bautizou Loriga, volverá a ter coa familia orixinaria porque o inmoble foi embargado polo Banco da Coruña e comprado por Rafael Otero Ramos ata que recaeu no concello de Lalín. Os seus paisanos e paisanas, o vellos caseiros e o propio Concello de Lalín non van permitir que a memoria dun pioneiro forme parte do esquecemento e son moitos os que se lamentan que se tardara tanto pero consólanse en que a escusa dos noventa anos servirá para recuperar e activar a memoria.

O sindicalista que salvou a Catedral


Marcial Villamor, represaliado en 1937, formou unha das mellores bibliotecas de Santiago
DANIEL PRIETO 24/09/2010
O próximo día 28 cúmprense 73 anos do asasinato de Marcial Villamor Varela, un dos máis destacados dirixentes galegos da CNT e do Partido Sindicalista. Ebanista de profesión, formou no seu domicilio de Santiago unha das mellores bibliotecas da cidade, que espertou a envexa de personalidades da talla de Luis Seoane. A pesar de ser totalmente analfabeto nun inicio, formouse de xeito autodidacta e converteuse nun destacado intelectual, nun adiantado ao seu tempo. Pioneiro do vexetarianismo en Galicia, evitou que a Catedral fora dinamitada en 1936 por parte dalgúns compañeiros máis radicais. Ademais, foi un dos principais promotores do Ateneo Libertario compostelán e un gran defensor dos dereitos dos traballadores. Executado dun tiro na caluga en 1937, o franquismo disfrazou a súa morte de “derrame cerebral”.
Nado en 1889 na parroquia de Vilouriz, no municipio coruñés de Toques, Villamor marchou de quinto destinado a África, onde chegou ás súas mans un panfleto en contra da presencia militar española na colonia. Avergoñado, decidiu aprender a ler e a escribir a partir de entón. De extracción humilde, trasladouse sendo moi novo á capital galega. Alí exerceu como carpinteiro e entrou en contacto co movemento obreiro e co ambiente cultural da cidade. O seu taller, situado no número oito da rúa Olvido, converteuse en improvisada sede do Ateneo Libertario de Santiago. Así, non é de estrañar que o escritor Manuel Rivas evocara a súa figura na popular novela O lápis do carpinteiro.
ACTO DE HOMENAXE EN TOQUES
Por elo, o Concello de Toques bríndalle mañá unha homenaxe a Villamor ás 17.30 horas no campo da Feira. Despois, ás 19.30 horas, terá lugar no Colexio Vello dese municipio coruñés unha conferencia sobre a súa figura a cargo do historiador Dionisio Pereira, coordinador do proxecto Nomes e Voces, que promove o evento xunto ao Concello de Toques e a familia do sindicalista ilustrado. “A miña avoa Josefina nunca falaba del, e durante moitos anos foi como un desaparecido”, sinala Manuel, o seu neto, que considera que a homenaxe “é un acto de recoñecemento necesario cara unha persoa extraordinaria”, que xa conta cunha praza en Santiago co seu nome.
E é que son moitos os episodios fóra do común que protagonizou Marcial Villamor ao longo da súa vida. Era un habitual da famosa librería Nike compostelá, onde os clientes pagaban o que consideraban polos libros. Nunha ocasión en que Ortega y Gasset visitou o local, a comezos dos anos 30, o seu propietario, Arturo Cuadrado Moure – membro da comisión que presentou o Estatuto de Autonomía do 36 nas Cortes– comentoulle ao filósofo que un dos seus lectores pagara dez céntimos por un libro seu e volvera o día seguinte a pagar outros dez, porque lle entusiasmara. O autor de A rebelión das masas visitou o domicilio daquel carpinteiro apaixonado pola lectura, cuxa biblioteca gozaba de gran sona.
“Tiña unha habitación chea de libros”, sinala o seu neto. Aínda que a versión oficial di que todos aqueles volumes foron queimados polos falanxistas, “o certo é que os roubaron”, engade. Os seus parentes non conservan ningún exemplar daquel tesouro.
Ademais, Villamor permaneceu seis meses en prisión, xa que en 1934 foi detido por repartir follas de propaganda a favor da amnistía dos presos políticos, nas que criticaba a liberación dos xenerais que se alzaran contra a Segunda República. Foi procesado por “excitación á rebelión militar en grao de tentativa”. Nun informe da Dirección General de Seguridad, é cualificado “como un dos principais dirixentes das masas obreiras” e como “un dos líderes organizadores” dese movemento. “A miña nai, Concepción, de nena, acompañábao ao cárcere, onde o chamaban cada vez que había algún conato de revolta. Nunha ocasión, os carcereiros ata lle regalaron unha boneca”, asegura Manuel.
Tras o golpe militar, Villamor, que formara parte do Comité de Defensa que se enfrontou ás forzas franquistas, refuxiouse no fogar dun compañeiro de sindicato, primeiro, e na casa dos seus curmáns en Vilouriz, logo. A súa muller, os seus cinco fillos e o seu sogro foron obxecto de vexacións. Foi asasinado en 1937 “farto de permanecer agochado”, indica Manuel. “Mantívose fiel aos seus ideais, con tolerancia, e sempre se opuxo á violencia”. Sirva como exemplo o catolicismo da súa familia, o pensamento conservador do seu sogro e o feito de que a súa filla pequena ía a un colexio de curas.

Los afectados por el metílico buscan reabrir el caso


Varios letrados estudian retomar en los juzgados una causa en la que nunca hubo indemnizaciones
MERCEDES CERNADAS 24/09/2010
El mayor envenenamiento de la historia de España con cuna en Ourense, el Caso Metílico, es un capítulo de la memoria histórica gallega con cuentas pendientes casi cincuenta años después. Los afectados, más bien sus descendientes –la gran mayoría murieron sin que se hiciese justicia– están dispuestos a recuperar en los tribunales las herida de cientos de muertes y cegueras que se pagaron con condenas que el franquismo redujo e indemnizaciones que nunca llegaron a pagarse.
La bebida asesina, como la bautizó la prensa de la época, provocó más de mil muertos en el año 1963, según los datos del fiscal que llevó el caso, Fernando Seoane, a pesar de que las investigaciones judiciales se basaron solo en las pruebas de la exhumación de 51 cadáveres, en los que se hallaron restos de alcohol metílico en sangre, y nueve personas ciegas. La magnitud de los hechos no permitió conocer nunca la cifra exacta de muertos, ya que el venenoso licor llegó a distribuirse desde Galicia a Canarias, Madrid, Cataluña, Andalucía, Melilla, Santander, Aragón, el País Vasco, Sudamérica, Alemania, EE UU, Guinea Ecuatorial o el Sáhara español.
En la primavera de 1963, decenas de campesinos de O Carballiño fallecían en un corto período de tiempo, y a la vez que ellos, múltiples marineros de Lanzarote. Una farmacéutica asturiana que abandonó su tierra tras un fracaso sentimental acabó en la isla y decidió investigar por qué se producían tantas muertes entre los marineros.
Se decidió y fue a las tabernas, analizó lo que bebían y determinó que estaban sirviéndoles veneno. Con la presión y amenazas de los almacenistas, descubrió que los cargamentos llegaban desde Vigo a través de la etiqueta Lago e Hijos S.L. que estaba en los barriles de ron de un mayorista canario.
La viguesa Casa Lago compraba la materia prima de sus licores al industrial ourensano Rogelio Aguiar, quien a su vez le había comprado a una empresa de Madrid 750.000 litros de alcohol metílico que consumió entre diciembre de 1962 y abril de 1963. Su empleo estaba prohibido para “uso en boca” y podía matar a una persona que ingiriese el equivalente a una sola copa de licor. Las bebidas fabricadas con este alcohol poseían una graduación mayor que las del etílico, lo que obligaba a los acusados a añadir agua a sus productos para disimular la diferencia.
A partir de ahí, 35.000 folios de sumario, la instrucción más amplia en aquel entonces después de la Causa General de la Guerra Civil, resumieron una catástrofe imparable de la que el Gobierno de la dictadura se desentendió sin asumir responsabilidades por permitir el libre comercio de esta sustancia. El negocio parecía redondo para los bodegueros: un litro de metílico costaba 14 pesetas por litro, unas 16 pesetas más barato que el de alcohol etílico, y no daba olor, color ni sabor.
Fernando Méndez, periodista que investigó en profundidad el caso y escribió los libros Historia dun crime: o caso do metílico y Mil muertos de un trago tras decenas de viajes y entrevistas, cuenta que el fiscal intuía que la tragedia fue mucho mayor de lo que nunca se supo. “Me decía que, al ser gente del rural, había mucha que no se atrevía a decir que su pariente había muerto por beber alcohol, y por eso en muchos casos la vergüenza llevó a que permanecíesen para siempre en silencio”, explica. “Os velliños da aldea e os negriños de Guinea caeron como moscas”, contaba el fiscal Seoane.
Fueron cuatro años de investigación del sumario 1/1963, cuya instrucción fue llevada a cabo por el magistrado José Cora Rodríguez. Las declaraciones de 133 testigos, un juicio que duró un mes y el informe de Fernando Seoane, de siete horas de duración, acabaron con dos responsables civiles subsidiarios y once bodegueros condenados a penas que entre todas sumaban 140 años de cárcel e indemnizaciones por un importe de más de veinte millones de pesetas. El juzgado reconocío que los procesados no tuvieron intención de matar o causar lesiones, pero obraron “con un afán desmedido de enriquecimiento, a costa de la comercialización del metílico”.
Por poner dos ejemplos, en Madrid se confiscaron 1.452 litros de licor café, ginebra y aguardiente procedentes de Casa Barral –un cliente de Rogelio Aguiar– y en Barcelona fueron intervenidos 300 litros de aguardiente que había comprado el Centro Gallego.
Sin embargo, donde el producto tuvo más aceptación fue en Ourense, por su bajo precio en una etapa económica complicada. Los taberneros elaboraban el licor café con esta sustancia sin conocer sus efectos, y los pequeños cosecheros del Ribeiro usaban el licor para encabezar el vino. El metílico servía también para rellenar botellas de marcas conocidas y revenderlas e incluso las conserveras emplearon el vinagre del metílico para sus escabeches, en una década en la que el 45% de las fábricas de escabeche de toda España estaba en Galicia. El aislamiento del rural no benefició que hubiese diagnósticos rápidos ni remedios eficientes.
Las amenazas al fiscal no faltaron en los días previos al juicio en un caso que podía responsabilizar a algunos hombres pudientes. El Gobierno zanjó el tema diciendo que ni el juez ni el fiscal tenían competencias para poder valorar informes de los jefes agronómicos que ellos habían solicitado antes. Los abogados del Estado le comunicaron al juez que se adentraba en un “derrotero impreciso”, con delitos que eran difíciles de prever. “Las actuaciones criminosas de este tipo monstruoso suelen sorprender siempre al hombre normal y a la administración más cuidadosa”, aseguraron con diplomacia.
La sociedad consideró justa la sentencia, pero el que más años de pena cumplió finalmente se quedó en seis o siete, y casi cincuenta años después, ni las familias ni las víctimas han recibido un solo céntimo de indemnización. “Al día siguiente de conocerse el fallo, la prensa, con generosa tipografía, recogía el dictamen judicial, y muchos se apresuraron a recortar los artículos para guardarlos en las hemerotecas. Había que prevenir, por si acaso el tiempo decidía curar la herida que alguien abrió utilizando la confianza del pueblo, pero la herida del metílico aún sigue abierta”, dice el periodista Fernando Méndez.
Tras salir publicados sus libros, varios de los perjudicados buscan el reconocimiento de sus antepasados y están hablando con letrados para lograr reabrir un caso que quedó en el olvido sin que nunca se hiciese justicia. Es la memoria histórica de un envenenamiento masivo.

Memoria del 'blitz'


Una estación de metro abandonada evoca los bombardeos nazis sobre Londres

WALTER OPPENHEIMER  -  Londres
ELPAIS.com  -  Cultura - 24-09-2010
En la noche del 6 de septiembre de 1940, la Luftwaffe lanzó sus primeras bombas sobre Londres y empezó a engendrar una de las páginas más gloriosas de la historia británica: el blitz de Londres, la estoica resistencia del pueblo británico a los bombardeos nazis.
La capital británica conmemora estos días el 70º aniversario de aquella pesadilla con una serie de actos y exposiciones. La vieja estación de Aldwych, en el Strand, en desuso desde hace años, ha sido reabierta estos días para recrear aquellos dramáticos momentos en los que miles de londinenses se refugiaban en el metro. El éxito de la idea ha sido absoluto y todas las entradas están ya vendidas.

Las bombas empezaron a caer sobre Londres a última hora de la tarde de aquel primer viernes de septiembre y los aviones alemanes no dejaron de escupir fuego hasta 36 horas después, en la mañana del domingo 8 de septiembre. Fue el primer acto de una campaña de 57 días consecutivos de bombardeos, todas las noches pero también a menudo en pleno día.

El blitz (literalmente, bombardeo) no se limitó a Londres: afectó a ciudades como Coventry, Birmingham, Southampton, Liverpool, Bristol, Manchester, Sheffield, Porthsmouth y muchas otras, elegidas por la importancia de su industria. Pero Londres se ha convertido en el icono de aquellos días, con imágenes como la catedral de Saint Paul envuelta en humo o las calles en ruinas de los barrios obreros del East End.

O los cascotes del también bombardeado palacio de Buckingham y la entonces reina Isabel y luego reina madre forjando su leyenda: "Ahora puedo mirar a los ojos a la gente del East End", dijo en aquel momento la esposa del rey Jorge VI. La familia real nunca abandonó Londres. "Los niños no se irán si yo no voy con ellos. Yo no debería irme si no lo hace también el rey. Y el rey no abandonará el país pase lo que pase", comentó en 1941 la madre de la actual soberana.

Los poco más de 3.000 afortunados que han conseguido un pase para visitar la vieja estación de Aldwych tendrán que bajar 160 peldaños a través de una escalera metálica de caracol antes de llegar, a 28 metros de profundidad, a la plataforma en la que se refugiaron miles de londinenses. Sin embargo, el metro tardó meses en convertirse en refugio: la compañía temía las avalanchas de civiles durante los bombardeos y el Gobierno creía que muchos civiles acabarían quedándose a vivir en el metro y dejarían de ir al trabajo.

Allí abajo el visitante encontrará un viejo convoy de metro de 1938, una modernidad en aquellos tiempos y que aún estaría en servicio en los años ochenta. En esos vagones, en las plataformas y antes en las paredes de la estación encontrarán anuncios y carteles de la época. Carteles que pedían a los londinenses que utilizaran el metro sólo en caso de necesidad. "¿Es su viaje realmente necesario?", reza uno. "No viaje para divertirse salvo que su trabajo sea una diversión", pide otro. No faltan anomalías, como los enormes carteles de "Prohibido fumar" que acaparan las ventanas de los vagones y que no pueden ser de aquella época: la prohibición no se introdujo hasta 1985, tras un incendio en la estación de Oxford Circus.

Los visitantes se encontrarán también con varios actores que interpretan personajes de la época: la resignada ama de casa que mata las horas haciendo punto; la mujer enérgica que da instrucciones a los refugiados con la autoridad que le da el uniforme del Servicio Voluntario de Mujeres; los dos extraperlistas de traje elegante y bigotillo recortado que ofrecen con cínica sonrisa "medias de nylon de Nueva York", "cigarrillos de su marca favorita", "el mejor entrecot de ternera" o "entradas para el teatro".

De repente, suenan las sirenas y la plataforma se llena de un estruendo de bombas y el resplandor de los fogonazos de las explosiones que llegan por el túnel. Uno puede imaginarse también el temblor de las paredes, los platos con comida de lata, las botellas de agua, las mantas para abrigarse, los sollozos de los niños, la sonrisa helada de las madres, el silencio de los abuelos...

El último bombardeo del blitz de Londres ocurrió el 15 de mayo de 1941: medio millar de bombas que alcanzarían, entre muchos otros edificios, el Museo Británico, el Parlamento y el palacio de Saint James. En aquel ataque murieron 1.364 civiles. El blitzen Londres y en otras ciudades y los bombardeos que aún habría antes de que acabara la guerra acabarían provocando la muerte de 60.044 civiles. Reino Unido los venera como a héroes.

En esta guerra no hay buenos ni malos, sólo seres humanos


Agustí Villaronga ofrece un relato audaz sobre la posguerra española
SARA BRITO SAN SEBASTIÁN 23/09/2010
Otra película de la Guerra Civil desde la mirada de un niño? Eso mismo pensó Agustí Villaronga antes de decir sí a la adaptación cinematográfica de la novela Pa negre, de Emili Teixidor.
Eso pensamos muchos también al entrar a la sala, demolidos tras siete días de programación irregular y antes de ser testigos de un arranque ejemplar, de puro impacto, en el que un carromato acaba despeñado desde lo alto de un cerro. La secuencia da pie a un melodrama coral, potente y desolador sobre la posguerra en un pueblo de la Catalunya rural. Un relato, contado desde los ojos de un niño y desde el lado de los vencidos, que se propone ir desmontando la dialéctica de buenos y malos tan común en el cine que aborda este asunto. En Pa negre todos los personajes esconden algo oscuro, todos traicionan, todos mienten. Y la película sólo peca de algunos excesos en el tramo final.
Pa negre es ante todo el relato del itinerario hacia la madurez de un niño, Andreu (magnífico Francesc Colomer), que va descubriendo que el mundo de leyendas y fantasmas en que habita es uno construido por las mentiras de los adultos. La sexualidad, las dobleces de los seres humanos, la construcción de una moral en medio de un clima pervertido, pobre y miserable van conformando su viaje, que acaba descubriendo al traidor dentro de él. "Esta es una película sobre el estado anímico y la devastación de la población civil después de la guerra", afirmó ayer Villaronga.
Otra decisión inteligente del director: no hablar frontalmente de la guerra, no machacarnos con el contexto histórico que ya conocemos.Villaronga pone por encima las heridas y las emociones. El pasado y la percepción del otro, del diferente, así como la ruptura de los ideales y la humillación son algunos de los temas que planean en el filme.
La lágrima fácil
Sólo en el último cuarto de película empieza el director a cometer ciertos excesos que ensombrecen el filme. Emocionan, pero por la vía rápida, por la búsqueda frontal del llanto. Y eso sobra. Tampoco había necesidad de explicar el título, Pa negre, de subrayar, de decirnos a la cara algo que ya sabíamos. Ahora bien, con el portazo final nos recupera.

Dalí y Lorca en el corazón de las vanguardias


Cartas, artículos y dibujos descubren la relación intelectual y artística entre el pintor y el poeta durante su estancia en la Residencia de Estudiantes. La exposición los señala como figuras clave en la llegada del arte moderno de los años veinte
PEIO H. RIAÑO MADRID 23/09/2010
"¿Qué haces? ¿Trabajas? No dejes de escribirme, tú, el único hombre interesante que he conocido. [...] Recuerdos a los tuyos y tú un gran abrazo de tu Dalí". En 1925 Dalí todavía trataba con cuidado sus formas cuando escribía a Lorca. Se habían conocido a principios de 1923 en la Residencia de Estudiantes y compartían experiencias artísticas por carta.
"Tu poesía cae de lleno dentro de la tradicional, en ella advierto la sustancia poética más gorda que ha existido. Tu poesía está ligada de pies y brazos a la poesía vieja. Tú quizá creerás atrevidas ciertas imágenes, o encontrarás una dosis crecida de irracionalidad en tus cosas, pero yo puedo decirte que tu poesía se mueve dentro de la ilustración de los lugares comunes", escribe cruel el pintor al poeta en 1928.
Apenas han pasado cinco años y todo se ha venido abajo. La amistad, la complicidad y el intercambio de ideas ha tocado fondo. La amistad entre Salvador Dalí y Federico García Lorca es tan irreconciliable como sus propuestas artísticas. El pintor ha virado de manera radical al surrealismo, al erotismo bestial, a lo feo, lo oscuro, los torsos mutilados, las cabezas y manos cortadas, las venas a flor de piel, los animales podridos un imaginario demasiado agrio para un Lorca que sigue fiel a la conciencia del orden, la claridad y la objetividad.
Aquellos maravillosos cinco años en los que pasaron juntos por el cubismo, el purismo, el maquinismo, la objetividad, el futurismo o el surrealismo, son documentados por la exposición Dalí, Lorca y la Residencia de Estudiantes, que hasta el 6 de febrero se podrá visitar en CaixaForum de Madrid, organizada por la Obra Social "la Caixa" y la SECC, coincidiendo con el centenario de la Residencia de Estudiantes. El abrumador material que recrea la relación entre ambos artistas descubre una necesidad de modernidad sin concretar hasta el momento.
"Es una exposición en la que los detonantes son la correspondencia, los poemas y los artículos que se dedican entre ambos. Las abrimos y vemos las imágenes de las que hablan", cuenta Juan José Lahuerta, comisario de la muestra, resumiendo el montaje que exhibe, además de las piezas de Dalí y Lorca, las obras de los grandes nombres de las vanguardias de los años veinte mencionados entre ambos. Así que la ilustración de estas discusiones ha traído a Picasso, Derain, Cézanne, Le Corbusier, Giorgio De Chirico, Carlo Carrà, Rodin, Grosz, Rousseau, Jean Cocteau, Fernand Léger, Miró o Max Ernst, entre tantos.
"La parte más importante de la exposición son los dibujos de uno junto a los dibujos del otro, intercalados. En ellos se rebela lo que les une y lo que les separa. A mí es lo que más me ha impresionado, porque aparentemente es algo menor, pero no es así", subraya Juan José Lahuerta a este periódico. En ellos se descubre una personalidad radical y atrevida, la de Dalí; y otra más conservadora y contenida, la de Lorca. "Sus personalidades son completamente antagónicas", admite Lahuerta.
La muestra se ha dividido en tres momentos, los que pasa la relación de ambos cuerpos iluminados por las vanguardias: Residentes de estudiantes (expresión de Dalí que muestra hasta qué punto se identificó con la Residencia), el momento de encuentro; Hay claridad (expresión de Dalí para expresar una nueva estética), el momento de madurez de su amistad y afirmación de su propia voluntad de vanguardia; y Estética fisiológica, expresión con la que Lorca calificó "cariñosamente" la pintura surrealista de Dalí, que supone la consumación del distanciamiento debido al convencimiento surrealista de Dalí.
La tradición viva
La etapa central de la madurez de su amistad es el acuerdo entre las corrientes a las que seguir de la mano. Juntos caminan hacia el regreso al orden y la objetividad del maquinismo. En estos momentos, para Dalí, con 20 años de edad, el clasicismo es moderno y la modernidad, clásica. Para ellos lo clásico revive gracias a la naturaleza y no hay mayor modernidad que seguir a la tradición "viva". Es el momento de los marineros, la mujer y el puerto, temas en torno a los que suceden los intercambios más intensos y duraderos entre Lorca y Dalí.
La muestra incide en que estamos ante la producción de uno de los instantes más importantes de las vanguardias en España, realizada por "dos mundos hasta culturalmente antagónicos", como apunta Lahuerta. Lorca soñaba con un Dalí ordenado y maquinista, Dalí le regala sus primeros soplos surrealistas y desconcierta al poeta andaluz.
Recordemos la carta que hace saltar la unión por los aires, en la que Dalí pone de vuelta y media Romancero gitano: "Federiquito, en el libro tuyo, que me lo he llevado por esos sitios minerales de por aquí a leer, te he visto a ti, a la bestiecita que tú eres, bestiecita erótica, con tu sexo y tus pequeños ojos de tu cuerpo, y tus pelos y tu miedo de la muerte, y tus ganas de que si te mueres se enteren los señores, tu misterioso espíritu hecho de pequeños enigmas tontos, de una estrecha correspondencia horóscopa; tu dedo gordo en estrecha correspondencia con tu polla y con las humedades de los lagos de baba de ciertas especies de planetas peludos".
Se acabó. Lorca se toma la revancha, habla de "estética fisiológica" (por no caer en la escatología), la objetividad limpia se ve desplazada por una subjetividad radical y entonces Dalí marcha a París y Lorca a Nueva York. Y la distancia pone punto final al experimento.

luns, 27 de setembro de 2010

'La maleta mexicana' sale a la luz



QUINO PETIT  -  Madrid
EL PAÍS  -  Cultura - 23-09-2010
Valencia 1937, de Gerda Taro
Siete décadas después de su desaparición, los misterios de la maleta mexicana salen a la luz. Una exposición en el International Center of Photography (ICP) de Nueva York, que hoy se presenta a los medios y podrá visitarse a partir de mañana, desvela casi todos los secretos del interior de aquel enigmático equipaje: tres pequeñas cajas de cartón con negativos de Robert Capa , Gerda Taro y David Seymour tomados durante la Guerra Civil española.

El ICP exhibe una selección de esas más de 4.000 imágenes originales recuperadas a finales de 2007, muchas de ellas inéditas, que estos tres maestros de la fotografía atraparon en España entre mayo de 1936 y la primavera de 1939. Cynthia Young es la comisaria de la muestra, titulada The mexican suitcase (La maleta mexicana) . Al teléfono desde Nueva York, explica que "ahora podrán verse secuencias enteras, el cuaderno de trabajo de Capa, Taro y Seymour, el camino hasta conseguir la foto ideal".


Capa, Taro y Seymour, tres inmigrantes judíos de Hungría, Alemania y Polonia, respectivamente, se instalaron en el vibrante París de los treinta antes de viajar a España para retratar a los que se enfrentaron a las tropas franquistas. Desde el bando republicano, acompañaron a los soldados en emboscadas, ataques, explosiones y muertes. Muchas de sus instantáneas se convirtieron en iconos. Otras nunca llegaron a conocerse. Su pista se perdió cuando, a finales de 1939, ante la aproximación a Francia del Ejército alemán, Capa huyó hacia Estados Unidos.


A cargo de los negativos que dejó en París quedó su ayudante de laboratorio, Imre Csiki Weisz. Como Capa, Weisz era emigrante húngaro judío y también decidió escapar, llevando consigo tres cajitas de cartón llenas de negativos con fotos de Capa, Taro y Seymour. Con la probable intención de Weisz de ponerlas a buen recaudo, las cajas acabaron en una oficina diplomática mexicana en Francia antes de que el embajador de México ante el Gobierno de Vichy entre 1941 y 1942, el general Francisco Aguilar González, se apoderase de ellas. Debieron de viajar con él durante su regreso a Ciudad de México. Y allí permanecieron durante décadas.


Los herederos del general encontraron tras su muerte aquellas tres cajitas entre sus efectos personales. Uno de ellos las cedió al mexicano Benjamín Tarver, quien en 1995 contactó con un profesor universitario estadounidense pidiéndole consejo sobre cómo catalogar el legado. Cornell Capa, fundador del ICP de Nueva York, hermano de Robert Capa y custodio de su tesoro artístico desde su muerte en 1954, acaba sabiendo que Tarver posee en México los valiosos negativos que su hermano, Gerda Taro y David Seymour tomaron durante la Guerra Civil. Cornell llevaba años intentando localizarlos. Y los bautizó como la maleta mexicana.

Con la mediación de Trisha Ziff, cineasta británica afincada en México, Cornell logró que los negativos viajasen hasta la sede del ICP en Nueva York. Fue Ziff quien los llevó en avión hasta allí a finales de 2007; ahora termina de rodar un documental sobre toda esta historia. Desde entonces se han escaneado más de 4.000 imágenes, en una labor coordinada desde el ICP, parte de cuyo contenido podrá verse este domingo en un amplio reportaje de El País Semanal.


Repasar estos fotogramas permite reencontrarse con André Friedmann (1913-1954), el hombre que quiso ser Robert Capa, y su incursión en las batallas de Teruel y el río Segre, así como la amarga derrota de los republicanos exiliados en el sur de Francia. También divisamos a Gerda Taro (1910-1937) -nacida Gerta Pohorylles y gran amor de Friedmann-, sus secuencias del frente de Segovia y las últimas escenas que retrató al cubrir la batalla de Brunete, donde murió aplastada por un tanque. De David Seymour (1911-1956) destacan sus pasos junto a los soldados vascos o su cobertura de la celebración en Barcelona del 19º aniversario de la revolución rusa, así como los retratos de la dirigente comunista Dolores Ibárruri, Pasionaria, o el poeta Federico García Lorca.


Lo que no apareció entre aquellas imágenes fue el negativo del icono de Robert Capa titulado Muerte de un miliciano republicano . Diversas investigaciones consideran que fue un montaje. Encontrar su secuencia original disiparía muchas dudas sobre este enigma. Pero esa es otra apasionante historia.