venres, 20 de maio de 2011

Retratos de una guerra femenina


Con la exposición itinerante 'Mujeres republicanas' el artista Javi Larrauri quiere "rescatar del anonimato a las protagonistas de la Segunda República" y "feminizar' la memoria histórica"
TOMMASO KOCH - Madrid - 18/05/2011
Debe de ser que el arte de la oratoria no se olvida. En 1936 las palabras de Carmen Arrojo, pronunciadas a través de un megáfono en la línea del frente, animaban a los soldados del bando republicano a resistir. 75 años después, una tarde de otoño de 2009, un discurso de Arrojo en la Filmoteca de Madrid no solo hizo mella en el artista madrileño Javi Larrauri, sino que le "removió algo por dentro". Tanto que superó el miedo que tenía a acercarse a una anciana protagonista de la historia de España y quedó con ella para que le contara su vida. Fue "el flechazo" que dio vida al proyecto Mujeres republicanas, una exposición itinerante de retratos, biografías y vídeos de 18 protagonistas femeninas de la Segunda República y de la Guerra Civil.
Se suele decir que la historia la escriben los vencedores. Y esos, a menudo, han sido hombres. Así que las mujeres republicanas perdieron dos veces y de su papel en esa época apenas quedaron huellas. "Quiero rescatarlas del anonimato, feminizar una memoria histórica que a causa del machismo de la sociedad parece exclusivamente masculina", asegura Larrauri en un bar del centro de Madrid. Al principio el artista solo pensaba pintar una serie de retratos pero sobre la marcha se dio cuenta de que tenía que llevar su proyecto un paso más allá: "Estudié, vi más de 50 documentales, leí libros. Y, aun así, a duras penas encontraba historias de mujeres. Entendí que tenía que contar también sus vidas y hacer que la gente las viera".
Cual detective, Larrauri empezó una suerte de "busca y captura" que le llevó a viajar por España para encontrar a los nonagenarios personajes de su proyecto. En un caso movilizó a un pueblo entero para hacerse con el contacto que quería: "Para localizar a Ana Zamudio empecé a llamar a todos los vecinos, hasta que por fin di con uno que la conocía". Luego quedaba con ellas, las entrevistaba durante días y las grababa (lo que acabó convirtiéndose en un documental de una hora y media que acompaña la exposición). La reacción con la que se encontraba no deja de sorprenderle más de un año después: "Eran generosísimas, me invitaban a comer a sus casas, querían regalarme fotos". La distancia de 50 años que separa el pintor de sus entrevistadas se convirtió muy pronto en un lazo que les ató y les ata de forma indisoluble: "Personalmente, al final de todo me quedo con un puñado de amigas a las que adoro". Es esta última la palabra que más pronuncia el artista a lo largo de la charla. Repite una y mil veces, con entusiasmo, cuánto quiere a sus amigas y cuánto las admira.
Socialistas, anarquistas, comunistas... Mujeres que pasaron por la cárcel y todo tipo de tortura (o hasta se llevaron una bala en un pulmón, como Aurora Galé) "por ser de izquierdas o simplemente porque algún miembro de su familia era militante", explica Larrauri. Se trata de un legado enorme de experiencias y testimonios que según el pintor ha pasado desapercibido durante demasiado tiempo y que hay que salvar, más todavía ahora que roza el precipicio del olvido (es la última generación de testigos directas todavía con vida): "La mayoría de ellas casi 70 años después sigue creyendo en los mismos ideales que las guiaban entonces. Creo que simbolizan el triunfo del género humano, las ganas de luchar, incluso a costa de su vida, para un mundo mejor".
Es ese el mensaje que Larrauri espera transmitir con su exposición, que del 1 al 9 de junio estará en Benmahoma y del 10 al 30 del mismo mes en Grazalema (Cádiz), antes de irse a México en julio. "Rescatar su memoria es una obligación moral. 40 años de una dictadura atroz han provocado una lacra difícil de superar. Durante mucho tiempo ha habido miedo a recordar, a contar lo que había pasado", sostiene el pintor, que relata cómo otras mujeres, tras ver la exposición, se le acercaron para narrarle su historia o la de sus familiares. Por esto, en cada acto de inauguración, Larrauri llevaba a sus amigas nonagenarias, para que contaran su vida y también para que "recibieran el homenaje y la satisfacción que se merecen".
Mensaje de esperanza
Pese a la tragedia de la Guerra Civil, los colores brillantes de los fondos y cierto parecido con el cómic en el estilo de los retratos en blanco y negro intentan relatar una historia de optimismo y esperanza. "No es un proyecto sobre el victimismo y el sufrimiento, sino sobre la fuerza y el orgullo", afirma el pintor. Todos los cuadros retratan a sus protagonistas tal y como son ahora (o como eran, ya que algunas fallecieron durante la realización del proyecto), lo que constituía otra de las reivindicaciones de Larrauri: "Es como si a partir de cierta edad dejáramos de existir. Nuestra sociedad sobrevalora la juventud, por eso tenía muy claro que quería pintar retratos de unas señoras ancianas".
Pero, tras tantos años de lucha (muchas siguen participando en actos públicos y manifestaciones para rescatar la memoria histórica), ¿qué opinan estas mujeres del mundo actual? "Hablando con ellas he notado mucho desencanto", cuenta Larrauri. Como para el francés Stephan Hessel y su Indignaos, parece que el empujón a los jóvenes tenga que llegar de los ancianos. "Ellas luchaban contra un enemigo más claro, mientras que hoy tiene piel de cordero, está enmascarado", afirma Larrauri. Aún así, en los últimos días España vive un despertar de movimientos y protestas juveniles. El mismo pintor, al terminar la entrevista, se fue a la puerta del Sol, para participar en la concentración madrileña de la organización Democracia Real Ya. Iba solo, aunque se debía más bien a un imprevisto: "Si no hubiese tenido recientemente algunos problemas físicos, a Carmen [Arrojo] me la llevaba". Y quizás, una vez más, incluso hubiese cogido el megáfono.

La exposición 'Mujeres repúblicanas' ha pasado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en junio llegará Benamahoma, Cádiz

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