domingo, 12 de xuño de 2011

Los soldados nos trataron como si fuéramos mierda"


Ahmad. Testigo de la represión en Siria
JORGE GARCÍA BEIRUT (LÍBANO) 11/06/2011
Ahmad quiere viajar. Al Golfo Pérsico o a Malasia. En Yakarta tiene unos amigos que quieren abrir una tienda. Necesitan a alguien que les ayude. Pero, al mismo tiempo, Ahmad no quiere viajar. "Este es mi país, quiero hacer algo por él", dice. Sus padres tienen mucho que ver en todo esto. Si se queda y "lucha" contra el régimen, quizás muera. Si viaja y abandona su patria y se aleja de las protestas, su vida no correrá peligro. No es necesario decir qué desean sus padres para él. Este casi licenciado en literatura ha vivido en primera persona el infierno de Derá, la mecha que prendió Siria. Este es su relato.
¿Cómo saltó la chispa en Derá?
Como es conocido, unos niños hicieron una pintada a mediados de marzo y la seguridad los detuvo. Cuando los jefes de los clanes fueron a intermediar, las autoridades les quitaron los turbantes y los tiraron, lo que supone una gran humillación. Además, el primo del presidente Atid Nayib les dijo: "Si queréis más hijos traed a vuestras mujeres que nosotros nos encargamos". Uno de los chicos murió, otro quedó trastornado, todos fueron golpeados y les arrancaron las uñas. El día 18 se produjo la primera manifestación. Murieron seis personas. El 23, la segunda. Murieron 183. Ya no había vuelta atrás.
¿Qué ocurrió durante la intervención militar del Ejército?
Han muerto cientos de personas, personas inocentes. Mi primo fue alcanzado por artillería pesada cuando estaba asomado en la puerta de su casa. Murió. Nos trataron como si fuéramos mierda. Detenciones arbitrarias. Han torturado con descargas eléctricas y golpes a muchísima gente. Incluso a niños. Celdas de pocos metros abarrotadas de personas como si fueran peor que animales. Las aldeas sin agua, comida, electricidad. Las vejaciones son infinitas.
¿Tú viviste algún caso de este tipo?
La verdad es que he tenido suerte. Salí en muchas manifestaciones pero no me pasó nada. Sin embargo, hay algo que no olvido. Cuando entraron a registrar nuestra casa, antes de irse nos obligaron a repetir "Con el alma, con la sangre, nos sacrificamos por ti, Bashar". No tuve coraje para negarme. La humillación sigue doliéndome. Algo parecido le ocurrió a mi primo. Le pararon en un control militar. "¿Quién es tu dios?", le preguntaron. "Alá", respondió. Golpe. "¿Quién es tu dios?", repitieron. "Bashar Asad". Otro golpe. "¿Quién es tu dios?", gritaron. "No lo sé". Golpe. "Tu dios es Maher Asad" [comandante del IV Batallón del Ejército y hermano de Bashar].
El Gobierno sostiene que en Derá había grupos armados de terroristas sembrando el caos entre la población.
Mentira. La gente es pacífica. Sólo unos pocos se armaron y lucharon. ¿Pero usted qué haría si te trataran de esa manera? Defenderse, ¿no? Eso es defensa propia. En Siria no hay salafistas ni terroristas. Hay ciudadanos desesperados, cuyos familiares han muerto, que no pueden denunciar esos crímenes y han decidido tomarse la justicia por su mano.
¿Entonces se trata de una de las estrategias del Gobierno sirio para zanjar las protestas?
Claro. Una de tantas. ¿Ha visto las declaraciones de personas en la Televisión estatal siria que confiesan ser terroristas? Fueron obligadas a hacerlo. En nuestro pueblo, un simple agricultor desapareció una mañana. Tres días después su familia lo vio en la Televisión estatal asegurando que era un terrorista. A dos camioneros les pasó lo mismo. Es de risa.
Qué crees que va a ocurrir en los próximos meses? ¿Cómo va a acabar todo esto?
No lo sé, pero espero que toda Siria se solidarice con lo que está ocurriendo. Son ya demasiadas matanzas en todo el país. Los recuentos hablan de unas 1.300 muertes. Yo creo que deben ser el doble. La Seguridad oculta muchos cadáveres para que parezca que hay menos muertos. Veremos qué pasa en Ramadán (previsto para el mes de agosto).

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