sábado, 1 de outubro de 2011

El Goya más joven entra en el Prado


'Aníbal vencedor que por primera vez mira Italia desde los Alpes', primera obra catalogada del aragonés, se mostrará en la pinacoteca durante seis años 
PEIO H. RIAÑO Madrid 27/09/2011
La firma de Goya en Aníbal vencedor que por primera vez mira Italia desde los Alpes la puso Jesús Urrea en 1993. El entonces adjunto a la dirección del Museo Nacional del Prado descubrió, en una visita a los fondos de la colección de pintura italiana de la Fundación Selgas-Fagalde, un cuadro sin atribución que correspondía a las composiciones que el pintor aragonés había trazado en dos bocetos preparatorios, que el investigador había visto en el Museo de Bellas Artes de Zaragoza y en una colección privada de Nueva York.
El ojo de Urrea unió las pistas acumuladas ante ese cuadro subido de tonos pastel y de hechuras heroicas. Y concluyó que se trataba de la primera obra de Francisco de Goya de la que se tenía noticia, la misma que andaba a la deriva, perdida y olvidada. Unos meses más tarde, El Prado compraba el cuaderno italiano que Goya utilizó durante su viaje al país, entre 1769 y 1771.
Entre las páginas de ese pequeño bloc de notas aparecen sanguinas tiradas apresuradamente sobre estudios de armaduras y unos apuntes de algunas figuras, que coincidían con las que más tarde remataría la pintura que Goya presentó al concurso de la Academia de Parma. A los 25 años de edad, el joven maestro sufría su primera derrota: la medalla de oro fue concedida al italiano Paolo Borroni, discípulo de Bossi y natural de Parma.
El cuadro cayó en el silencio después del concurso. Así fue comprado a mediados del siglo XIX, en Madrid, como obra italiana por el arqueólogo, historiador y empresario Fortunato Selgas (1839-1921). Manuela Mena, jefa de conservación del siglo XVIII y Goya, recuerda la llamada de Urrea ilusionado. "Manuela, no te lo puedes imaginar. Acabo de descubrir el cuadro de la Academia", me dijo. "Yo tardé un año en verlo hasta que llegó al Prado para ser restaurado", explica.
Ayer, el cuadro regresaba al Prado para quedarse seis años, gracias al acuerdo que cerraban la Fundación Selgas-Fagalde y la pinacoteca. Aníbal vencedor que por primera vez mira Italia desde los Alpes, que cuelga de la sala 35 del museo, "completa la secuencia de obras tempranas de Goyay permite una comprensión más cabal de las primeras etapas del pintor", en opinión del director del Prado, Miguel Zugaza. El convenio firmado entre ambas instituciones completa la laguna cronológica de la colección de Goya del museo. El Prado se compromete a su vez con la fundación a realizar el estudio técnico y restauración de cinco obras de su colección y a organizar dos proyectos expositivos en su sede de la localidad asturiana de Cudillero.
Un joven de colores pastel
Antes de viajar a Italia, Goya ha asimilado las reglas neoclásicas en el taller de su maestro Francisco Bayeu, dictadas por Antón Rafael Mengs. Brillos, colores y composición. Al parecer, de un gusto ajeno a lo que estaba de moda en Italia. Los participantes en el concurso de ese año debían ilustrar la llegada triunfal de Aníbal a tierras italianas tras su difícil paso por los Alpes. "Sin embargo, las tintas, los colores pastel que utilizó Goya pudieron ser la causa de su derrota. El concurso se basa en un soneto sobre el héroe, pero Goya cambió algunos detalles. Por ejemplo, el genio alado no le lleva, no le guía. Está detrás de Aníbal, como si fuera una figura fantasmal. A Goya le interesó presentar al personaje como hombre que decide sobre su propio destino", relata Mena.
La gran aportación del cuadro del joven Goya es el tratamiento psicológico de los personajes y de su estado de ánimo que incluye en escena. En este sentido, el pintor reflejó sus avances en la expresión del rostro del general cartaginés, sorprendido de su hazaña. "La fortaleza de Aníbal no está en su similitud como héroe con Apolo, sino con la figura de Hércules. Pero es claramente una figura anticlasicista, porque ha colocado a Aníbal en una posición de duda. Parece que duda entre marchar atrás o dar un paso adelante", explica Mena ante la obra.
Además, la investigadora señaló que "la mirada y expresión de Aníbal es el germen del protagonista de Los fusilamientos del 3 de mayo. Destaca de esta manera la concepción derrotista de la marcha del gran general. Es un ejército cansado, acentuado por esos tonos azulados y grisáceos. Pero no fue tan lejos como tenía planeado. En los dibujos preparatorios que se conocen, aparece un caballo que hunde las dos patas delanteras, derrengado, viva imagen del fracaso. Pero decide cambiarlo y llevar a cabo un caballo rampante y victorioso. "Sin embargo, ese caballo tan realista sí llegó a pintarlo, porque en los estudios de rayos X que hemos hecho aparece", aclara.
A pequeña escala
Junto a la pintura, el museo enseñará durante las primeras semanas, los apuntes del cuaderno italiano de Goya. Para José Manuel Matilla, Jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Prado, en la pintura aparecen claves del Goya maduro. Anuncia que para el otoño de 2012, el museo montará una exposición con los cuadernos de Castillo, Maella y Goya, para destacar el valor de estos dibujos preparatorios.
Mena quiso incidir y destacar el dibujo de las manos, para contradecir a la historiografía que le reprocha al pintor aragonés su falta de pericia al tratar esta parte de la figura humana. "Aquí, Goya ya es un experto en el estudio de las expresiones y las manos".

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