venres, 30 de decembro de 2011

‘Kapitoil’, una novela para entender el 11-S (y el ‘crash’ financiero)


La crítica estadounidense ha considerado que esta historia sobre un joven qatarí que aterriza en EEUU en 1999 es la definitiva para explicar los atentados de las Torres Gemelas y la crisis posterior. Su autor es Teddy Wayne, un neoyorkino crítico con la política capitalista e imperialista de su país, que ha formado parte del movimiento Occupy Wall Street
PAULA CORROTO Madrid 17/12/2011
La crítica estadounidense llevaba años buscando la gran novela sobre el 11-S. Hasta la fecha se habían barajado todo tipo de nombres, desde Jonathan Franzen a Don DeLillo pasando por John Updike. Sin éxito. Hasta ahora. Porque ya hay un escritor que capitaliza todas las páginas literarias de los periódicos y revistas especializadas: Teddy Wayne. Un neoyorquino de 32 años de edad, gafapasta, con mirada inteligente y que ha acaparado todos los premios en 2011 en EEUU.
Su primera novela, Kapitoil (publicada por Blackie Books en España), una curiosa mezcla entre kapital y oil (petróleo), reúne por fin las características que buscaban los críticos: está ambientada en Nueva York en 1999, su protagonista es qatarí, musulmán, trabaja en el sector de las finanzas en la planta 88 del World Trade Center y rápidamente se hace rico con un programa informático que realiza una macabra cabriola moral: cuantos más atentados se cometan en Oriente Próximo, más ganancias se obtienen gracias a los precios del petróleo. "Kapitoil es tan bueno, tan inimaginablemente bueno, que ha matado el género [del 11-S]. Con esto se acabó", sentenció el escritor Anis Shivani en The Huffington Post tras la publicación del libro en EEUU en 2010.
Esta novela va más allá de los atentados. De hecho, en ella no hay ni aviones, ni torres derrumbándose ni neoyorquinos cruzando el puente de Brooklyn despavoridos. La historia se abre con una cita de Karl Marx y su genialidad radica en el ámbito de la ética, desaparecida por completo a finales de los noventa en pos de un enriquecimiento veloz. Son los años en los que en Nueva York relucían las empresas punto.com, los trajes con corbata y las noches de juerga en los bares de diseño. Y eso es lo que se exportaba al resto del mundo. "Yo quería escribir una novela que, aunque estuviera ambientada en una época pre-11-S, pudiera ser leída también como una alegoría del mundo pos-11-S.
Hay varios elementos en la historia que pueden ser comparados con la política exterior de EEUU. Para mí es más interesante escribir sobre política desde un ángulo oblicuo", comenta el escritor a Público por correo electrónico.
Porque de esos polvos llegó la paranoia del presidente George W. Bush, cuya política Wayne considera un error: "Al Qaeda no atacó EEUU porque les molestara nuestra libertad, como decía Bush, sino por nuestro apoyo a Israel, nuestra política económica imperialista y creo que, incluso, nuestra cultura".
En el protagonista de Kapitoil, Karim Issar, está reunida toda esa alegoría de la que habla Wayne. Este outsider (qatarí y musulmán), como también le gusta sentirse al propio escritor, es, a comienzos de la novela, un joven que llega a la gran ciudad a comerse el mundo. No sabe mucho inglés, pero es un cerebro con los ordenadores y las ecuaciones matemáticas. El arquetipo que el mundo necesitaba en aquellos momentos. "La voz de Karim me fue inspirada por un trabajo que tuve editando ensayos sobre aplicaciones de escuelas de negocios en internet. La mayoría de sus autores eran japoneses, chinos y surcoreanos, cuyo inglés procedía del mundo de las finanzas y la tecnología. Pensé que ahí había un argumento para una novela y creé a Karim: un hombre joven, cuyo lenguaje y pensamiento deriva del capitalismo y los ordenadores, pero que se esfuerza por ser más humano", explica Wayne.
El juego de suma cero
Issar es el que guía al lector por ese mundo inmoral deslumbrado por el color de los dólares. Nada más pisar Nueva York entra de lleno en las fauces de la ciudad y se deja llevar. Crea el superprograma Kapitoil de suma cero, es decir, saca algo bueno de una situación mala. En este caso, de los atentados que se producen en Oriente Próximo: la negatividad de la violencia se ve compensada positivamente por el programa, que predice el precio que va a alcanzar el petróleo. E Issar es incapaz de ver las consecuencias morales de este instrumento. "Es que él lo racionaliza todo diciendo que la violencia ocurrirá en cualquier forma y su programa, simplemente, lo capitaliza. Lo que pasa es que más tarde se dará cuenta de que todo el capitalismo es un juego de suma cero y siempre que una persona gana, significa que otra pierde", sostiene el escritor.
En este razonamiento está, para Wayne, las verdaderas causas de la crisis económica que estalló en 2008: "Fue motivada por la codicia humana y las facilidades económicas que se dieron para que fluyera esta codicia. Es decir, una economía sin ningún tipo de regulación, que permitió el desenfreno sin que nadie hiciera los controles apropiados", argumenta.
El proceso de maduración personal de Karim Issar hace de Kapitoil una especie de Bildungsroman (novelas de formación). Issar podría ser un Holden Caulfield vagando por Nueva York, el personaje de El guardián entre el centeno, creado por J. D. Salinger, uno de los autores favoritos de la adolescencia de Wayne junto a Nabokov y Hemingway. "Me gustan las historias con protagonistas humildes, dedicados con tenacidad a alcanzar un objetivo que para ellos es importante", afirma el escritor, quien sostiene que lo más difícil de este tipo de narrativa es encontrar un tono fresco que evite los clichés del género. "En este tipo de novelas el personaje tendrá un despertar sexual, porque eso forma parte de crecer, pero hay que conseguir escribir sobre eso de una forma que parezca nueva", apostilla.
Novelas de la Depresión
Excepto este crecimiento tan universal y perenne en la historia del ser humano, el mundo de 1999 que retrata la novela hoy prácticamente ha desaparecido en Nueva York. Wayne es consciente de ello: "Sí, esa ciudad ya no existe. Era la época del boom de las empresas punto.com, pero desde 2008, la ciudad es mucho más insulsa y dócil. Y desde luego, con el movimiento Occupy Wall Street (OWS), todo ha cambiado considerablemente", afirma.
El autor reconoce que formó parte de las protestas de OWS cuando comenzaron a finales de septiembre de este año. Para él, las manifestaciones fueron un soplo de aire fresco necesario. "Han convertido la desigualdad económica en tema de portada y eso es algo que se necesitaba desde hace bastante tiempo", señala. Además, no ve extraño que en poco tiempo surjan novelas que retraten estas protestas y la situación económica actual, como ya ha sucedido en el cine con el documental Inside Job o el filme Margin Call. "Creo que ya hay novelas que tratan explícitamente sobre el dinero de una manera que no ocurría hace diez años. Y pronto habrá más libros influidos por Occupy Wall Street. Lo que ocurre es que, al mismo tiempo tienes más y más películas escapistas diseñadas para personas que ignoran lo que está ocurriendo alrededor de ellos", apunta.
Para el autor es algo tan inevitable como los jóvenes que quieren hacerse ricos con 25 años: "Están menos excitados con los bancos, pero hay muchos que quieren ser el próximo Mark Zuckerberg [creador de Facebook] o crear la gran aplicación para el iPhone". Él podría ser uno de ellos, aunque lo ha logrado con algo tan raro como un libro. 

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