domingo, 30 de xaneiro de 2011

El regreso de Jacob Akeck


Durante la guerra civil de Sudán, 27.000 niños huyeron de las bombas y los machetes buscando refugio. Uno de ellos ha regresado ahora para ayudar a construir su país. Esta es su historia
ÁLVARO DE CÓZAR 23/01/2011
Ilustración de Eduardo Altube
Una noche de noviembre de 1987, una tremenda explosión despertó a Jacob Akeck Deng en su choza de Duk Padiet, junto al Nilo blanco, en el sur de Sudán. Los insurgentes habían llegado armados con machetes y fusiles y estaban quemándolo todo. Jacob, de siete años, gritó el nombre de su madre y de sus hermanas, pero nadie le respondió. El humo se espesaba en el bosque. Su sobrino Monyroor, siete años mayor que él, le dijo: "Vamos, pequeño tío, es hora de irse. Cúbrete la boca y la nariz". Jacob buscó una vez más a su madre. Monyroor insistió: "Vamos, debemos irnos ahora". Los dos niños se adentraron en el bosque y ya no pararon de correr.
Años antes, en 1983, había comenzado la segunda guerra civil en Sudán. El norte, árabe y musulmán, y el sur, negro y cristiano y animista, se enfrentaban nuevamente tras 11 escasos años de paz. Las incursiones de las tribus del norte en los pueblos de la frontera habían llenado de sangre los machetes. Unos 27.000 niños hicieron lo mismo que Jacob: correr y escapar. Muchos de estos niños perdidos, como se les ha llamado, que habían emprendido la huida, acabaron en campos de refugiados en Etiopía para pasar luego a ciudades de Estados Unidos, Australia o Canadá. Otros tantos murieron en el viaje. Jacob fue de los que sobrevivieron y ahora ha regresado a Sudán del Sur. Como miles de sureños, votó por el sí en el referéndum de secesión del pasado 9 de enero. Su plan es montar una escuela en ese nuevo país que surgirá.
Volvamos a la escapada de Jacob y Monyroor. Este había pasado un mes solo en el bosque para prepararse para la edad adulta y hacer crecer su coraje. A su regreso había traído la cola de un león y varias cicatrices en el cuerpo. Era lógico, pues, que tanto Jacob como otros niños que se les habían ido sumando en el camino siguieran a Monyroor como un líder. Estuvieron cuatro meses andando. Huyeron de las bestias y de los soldados enemigos, sufrieron hambre y sed. "En una ocasión", recuerda Jacob, "teníamos que cruzar un río para poder llegar a Etiopía. Uno de los chicos se lanzó al agua y un cocodrilo se abalanzó sobre él. Lo partió en dos. Me impresionó ver cómo el cocodrilo se divertía con él. Los demás habíamos visto cómo el agua se llenaba de sangre, pero sabíamos que no había otra alternativa que cruzar el río a nado. 'Bueno', pensé, 'quizá no sea todavía tu momento'. Me metí en el agua y llegué hasta la otra orilla".
Cuando llegaron a Etiopía, las cosas no fueron mucho mejor. No había casas, no había infraestructuras, nada. El grupo de Jacob estaba formado por unos 30 niños. Algunos de ellos empezaron a tener enfermedades mentales. Se comportaban como animales. Se subían a los árboles y comían hojas, salían corriendo gritando el nombre de las vacas o de su madre, se tiraban al agua y desaparecían o se metían en la selva para no volver a salir.
"La gente de los pueblos cercanos empezó a considerarlos como fantasmas. Les llamaban los niños del bosque. A algunos los mataron ellos". "Creo que no pasé por eso porque siempre tuve mi alma despierta y porque mi madre me había dado esperanza. Siempre pensaba que no había llegado mi momento".
La guerra estalló en Etiopía en 1991 y Jacob tuvo que volver a salir corriendo. "Mirábamos a los pollos. Si estos empezaban a correr, sabíamos que había que ponerse en marcha porque eso significaba que volvían los ataques". Con el apoyo de las tropas del Movimiento de Liberación de la Gente de Sudán (SPLM, en sus siglas en inglés), los niños regresaron a Sudán del Sur, donde la guerra continuaba. En una ocasión bebieron agua de un tanque contaminado con diésel y cayeron enfermos. Tras cinco semanas en su país de origen, reemprendieron la marcha, esta vez hacia la frontera con Kenia. Llegaron con los pies destrozados y los metieron en otro campamento de refugiados. Allí les daban clases bajo un árbol; pero con la poca comida que recibían, a Jacob se le hacía difícil concentrarse. "Yo quería ir a la escuela, así que decidí cruzar la frontera otra vez. Cambié mis ropas por tabaco y luego el tabaco por cabras. Regresé a Kenia con las cabras y las vendí. El dinero me permitió empezar en una escuela de verdad y luego me ayudaron algunas personas de Naciones Unidas, como Joaquina Rodríguez. Es como mi madre, una española que me permitió seguir yendo a clases".
Un buen día de 1999, Jacob vio su nombre escrito en un tablón de la escuela. Era una lista de los niños que serían acogidos en distintas ciudades de Estados Unidos. "Claro, me puse muy contento, pero duró poco, porque resultó que otro niño que no estaba en la lista se había hecho pasar por mí. Una vez más pensé que no era mi momento".
El suyo no llegó hasta 2003. Jacob era ya un adulto al que se le ofrecía la oportunidad de viajar a Canadá y estudiar en la Universidad. Con su mujer, Jenty, otra niña refugiada, partieron hacia Nueva Escocia. "Cuando llegué, estuve atontado durante dos semanas. Todo estaba allí. En el campo no sabías nada sobre el día de mañana, pero allí todo estaba programado. Te levantabas, te duchabas, un autobús venía a recogerte. Y al día siguiente era igual. Me di cuenta de que yo solo había existido, pero no había vivido. Empecé a sentirme culpable por la gente que dejaba atrás. Supongo que eso en parte es lo que me ha hecho volver".
Jacob ha regresado a casa con su ONG, Wadeng Wings of Hope (www.wadeng.org), para construir una escuela. Cuando se reencontró con sus hermanas, una de ellas casi se desmaya. Todo el mundo pensaba que estaba muerto. Se escribió un libro sobre sus andanzas, A hare in the elephant trunk (Una liebre en la trompa del elefante) y su historia ha sido mil veces recontada en el pueblo a los niños. "Creo que los países occidentales han conseguido lo que tienen gracias a la educación. Ahora hemos tenido un referéndum y pronto seremos un país nuevo e independiente. Eso está muy bien, pero creo que ahora debemos centrarnos en dar esperanzas a este pueblo. Y eso se consigue gracias a la educación. Ese debe ser nuestro plan B".

Las cinco rosas del infierno birmano


Cinco mujeres encarceladas sólo por abogar por la democracia en su país se convierten en un símbolo internacional 
LAURA VILLADIEGO 23/01/2011 08:00
Medianoche del 23 de agosto de 2007. La primera en caer fue Sandar Min. Era la más activa. Diez días antes había participado en una manifestación contra la subida del precio de los carburantes. Era el germen de la Revolución Azafrán, que tiñó las calles de Birmania con los mantos anaranjados de los monjes budistas. En los siguiente 12 meses, otras cuatro mujeres más serían arrestadas por participar en actos para reclamar democracia. Todas fueron condenadas a 65 años de prisión en noviembre de 2008. La Revolución Azafrán no sólo condenó a los monjes, también las condenó a ellas.
"No sabemos exactamente por qué han sido encarceladas, pero está claro que el Gobierno birmano ve una amenaza especial en ellas para haberles impuesto una pena tan alta", asegura Ko Bo Kyi, secretario de la Asociación de Asistencia a los Prisioneros Políticos Birmanos, que trabaja desde el exilio en Tailandia.
Mie Mie fue la siguiente. Ella también había participado en varias manifestaciones antes de buscar refugio en una apartada plantación de caucho en octubre de 2007. Como a las otras, se la llevaron a la famosa prisión de Insein, en la antigua capital, Rangún, para esperar un juicio que fue especialmente irregular.
"Han intentado aplicarles todas las leyes posibles para incrementar la sentencia, aunque no hubiera indicios de que las hubieran infringido", asegura Kim Omhar, refugiada política en Tailandia y amiga de las prisioneras.
Mientras arrestaban a Mie Mie, buscaban sin descanso a Thet Thet Aung. Ella consiguió burlar a las autoridades birmanas durante casi diez días, en octubre de 2007. "El día 9, vinieron a mi casa sobre las dos y me buscaron hasta las seis", aseguró en una entrevista a Radio Free Asia, dos días antes de ser capturada. "Se han llevado a mi madre y a mi suegra y no las soltarán hasta que me capturen. Son inhumanos". Finalmente fue arrestada el 19 de octubre.
Mar Mar Oo y Nilar Thein vivieron el año siguiente como prófugas escondiéndose en casas de otros activistas políticos. En agosto, Mar Mar Oo fue localizada y un mes después encontraron a la última, Nilar Thein. Ambas fueron añadidas al grupo inicial que ya estaba siendo juzgado.
Su arresto y juicio conjunto no fue una casualidad. Todas habían participado activamente en la revolución que en 1988 intentó derrocar a la Junta militar que desde hace casi 50 años somete al país a una implacable represión. Incluso las más jóvenes, como Thet Thet Aung, con tan sólo 11 años en aquel momento, y Nilar Thein, con 16, impulsaron las manifestaciones y luego quedaron unidas al grupo de la Generación del 88. Esta revolución le costó a la mayoría de ellas su primera estancia en prisión.
No sería la única. Todas fueron condenadas en algún momento de la década de los noventa a penas de cárcel, menos Thet Thet Aung, la más joven del grupo. Nunca dejaron de ser vigiladas, pero fueron las revueltas del verano de 2007 las que pusieron de nuevo al grupo en el punto de mira de la Junta, tras organizar el 15 de agosto de ese año la primera manifestación que después daría lugar a la Revolución Azafrán.
Sin noticias de las presas
Desde su juicio, la información que familiares y amigos han podido obtener sobre ellas ha sido escasísima. "No tenemos prácticamente noticias sobre ellas, ni sobre su estado de salud y psicológico", lamenta Ko Bo Kyi. Varias de ellas tienen, sin embargo, serios problemas de salud, especialmente Nilar Thein, quien vomita continuamente debido a una úlcera en el estómago, sin que haya recibido asistencia sanitaria.
Nilar Thein probó por primera vez el sabor de la cárcel a los 19 años, cuando fue privada de libertad durante dos meses por pertenecer a un sindicato estudiantil. Su segundo arresto, en 1996, fue más largo, y pasó siete años en prisión por participar en una manifestación en favor de la democracia. Cuando llegó a Insein en septiembre de 2008 ya nada era nuevo para ella.
La huelga de hambre
Ahora se encuentra en la cárcel de Thayet, en el centro del país, alejada de su marido y su hija pequeña que están en otra prisión. Sin embargo, la batalla no ha terminado para ella. Hace unas semanas, mantuvo una huelga de hambre, que duró ocho días, en la que pedía mejor comida para los prisioneros y ser trasladada a la misma cárcel que su marido. Ganó sólo a medias y tuvo que conformarse con enviarle una carta no censurada a su familia.
Para muchos birmanos, estas cinco mujeres se han convertido en un símbolo de la lucha por la democracia, como para España fueron las Trece Rosas fusiladas en agosto de 1939. Son el ejemplo de una larga batalla que comenzó en los años sesenta, y que mantiene a 2.200 prisioneros políticos entre rejas y a miles de birmanos en el exilio. La liberación de la líder opositora Aung San Suu Kyi en noviembre ha encendido la esperanza sobre una posible apertura de los militares. Muchos temen, sin embargo, que las cinco rosas se marchiten en el infierno de la tiranía birmana.

Daríalle iso ao seu fillo?


MSF quere acabar coa dobre vara de medir a desnutrición infantil: "Estanse a enviar alimentos ao terceiro mundo que xamais lle deixariamos comer aos nosos meniños"
M. TOJO . SANTIAGO
Distribución de alimentos en Níxer
A desnutrición non se combate con fariñas de mala calidade. Pero é o que está a acontecer. "Alimentos que non lles dariamos aos nosos fillos envíanse a diario como axuda alimentaria para os máis vulnerábeis". É a "dobre vara" coa que mide parte da cooperación, segundo denuncia Médicos Sen Fronteiras (MSF) no seu último informe 10 historias que importaron no acceso a medicamentos no 2010, un balance dos avances, retrocesos e estancamentos acontecidos arredor da saúde mundial.
A desnutrición (unha enfermidade preveníbel e tratábel que non é simplemente resultado dunha escaseza de alimentos) forma parte do último caso. Afecta a 195 mi- llóns de nenos en todo o mundo e ano tras ano é a causa subxacente pola que morren millóns de nenos menores de 5 anos en todo o planeta.A gran maioría dos programas nutricionais en países en desenvolvemento que apoia a comunidade internacional baséase case exclusivamente na subministración de fariñas enriquecidas como a CSB, unha mestura de millo e soia que non cumpre cos estándares internacionais para cubrir as necesidades nutricionais dos nenos menores de dous anos. "Alimentos que nunca lles dariamos aos nosos propios fillos están sendo enviados ás zonas máis afectadas pola desnutrición no África Subsahariana e nalgunhas partes de Asia", denuncia o presidente do Consello Internacional da organización, Unni. Karunakara. "Hai que terminar dunha vez por todas con esta dobre moral; porque é incríbel que a pesar do consenso internacional sobre a composición máis adecuada dos alimentos para nenos desnutridos, os países doadores seguen financiando e fornecendo un produto que sabemos que non cumpre con este estándar e que non consegue reducir o perigo de morte por desnutrición", sostén Carlos Ugarte, responsábel da campaña de MSF contra a lacra.
Curiosamente, o estado español foi pioneiro ao adaptar recentemente a súa política en materia de axuda alimentaria, incluíndo produtos adaptados ás necesidades da primeira infancia. E desde a organización demandan con urxencia "que cunda o exemplo"
Pero non foi este o único dos fracasos ou dos proxectos que ficaron a medias. Fronte ao logro da creación dun Fondo Común de Patentes Médicas, asinado oficialmente en xullo de 2010 co fin de aumentar o acceso a medicamentos alcanzábeis nos países en desenvolvemento -que recibiu apoio oficial por parte dos Institutos Nacionais de Sanidade (NIH) estadounidenses, transcorridos só dous meses-, MSF denuncia que as empresas farmacéuticas aínda non dan o paso de confiar as súas patentes ao fondo. Debido a que co paso do tempo as persoas en tratamento vólvense resistentes ás combinacións de fármacos que toman, constantemente faise necesario o acceso a fármacos novos, pero estes son máis caros. A misión do Fondo Común de Patentes Médicas é facilitar a produción de medicamentos máis baratos para o mundo en desenvolvemento, permitíndolles aos fabricantes xenéricos producir copias de fármacos patentados, a cambio do pagamento de canons ós propietarios dos dereitos. O obxectivo é apoiar ademais o desenvolvemento de fórmulas que se necesitan urxentemente e non existen, como "combinacións de doses fixas" que mesturan dúas ou máis medicamentos nunha pastilla, ou fórmulas adaptadas para nenos. O problema estancouse.
En canto á sida, no 2010, os doantes internacionais desviaron o seu foco de atención desta pandemia, e puxeron en perigo os avances logrados no tratamento da enfermidade na última década.
"Segundo mostran as novas evidencias científicas e recomendacións en materia de tratamento, é necesario o tratamento precoz con medicamentos que se toleren mellor para evitar que os pacientes caian gravemente enfermos e para axudar a reducir a transmisión do virus entre a poboación. A pesar desta evidencia, existe unha tendencia xeneralizada á retirada de fondos para a sida, o que implicará un aumento no atraso nos tratamentos, remisións ou denegacións", denuncian. O Fondo Mundial, o principal sistema de financiamento no mundo para o tratamento do VIH, enfróntase así a un déficit de financiamento multimillonario, e en decembro de 2010 desestimou proposicións ambiciosas de tratamentos en países con altas taxas de morbilidade, onde MSF xestiona programas contra a sida, entre os que se inclúen Malawi, Suazilandia e Mozambique. O Plan Presidencial de Urxencia de Resposta á Sida de Estados Unidos (PEPFAR), a fonte principal de financiamento para o tratamento da sida nos países en desenvolvemento, decidiu non aumentar o seu financiamento por terceiro ano consecutivo.
O DATO
Algunhas noticias positivas
Entre as historias positivas de 2010, destaca o desenvolvemento de dúas novas ferramentas médicas cruciais: unha nova vacina contra a meninxite, que podería previr as epidemias en África se se acompaña da suficiente vontade política como para utilizala amplamente nos 25 países afectados, e unha nova proba para a tuberculose que podería mellorar o diagnóstico e reducir o tempo de detección das formas da enfermidade resistentes ós medicamentos (de case tres meses a menos de dúas horas).
Ademais, as últimas investigacións sobre o tratamento da malaria aguda en nenos despexa calquera dúbida sobre a pertinencia de utilizar inxeccións de artesunato en lugar da quinina, o que debe traducirse agora en modificacións das pautas e protocolos de tratamento. Tras varios anos de campaña por parte de MSF, creouse o Pool de Patentes de Medicamentos, que recibiu un forte apoio político de EEUU, pero que agora debe tamén ser apoiado polas compañías farmacéuticas. En 2010 consolidáronse tamén melloras na calidade da axuda alimentaria dirixida a nenos menores de 2 anos: grandes doantes internacionais, como España, empezaron a aplicar cambios nos seus protocolos para incluír a alimentación terapéutica e suplementaria como forma de tratamento e prevención da desnutrición infantil.
Pero 2010 tamén estivo marcado por algúns contratempos e desafíos sen resposta. Facendo caso omiso das crecentes evidencias de que un tratamento precoz e de calidade do VIH é a mellor forma de facer fronte á pandemia, os doantes internacionais de fondos están dando as costas á sida, estancando o financiamento de programas específicos e pondo en perigo os avances logrados na última década. Ao mesmo tempo, non é de esperar que os fármacos máis novos vaian reducir os seus prezos como ocorreu coas primeiras terapias antirretrovirais, debido ás agresivas políticas comerciais impulsadas pola Unión Europea.
Tamén cabe destacar o rexurdimento do xarampelo, con brotes en varios países africanos que se saldaron con miles de mortos, o que pon de manifesto que a cobertura vacinal está fallando en moitas rexións. Outra noticia negativa é que os esforzos para loitar contra os medicamentos falsificados están errando o tiro e, en lugar de protexer os pacientes dos perigos dos medicamentos de mala calidade, están prexudicando o acceso a medicamentos xenéricos alcanzables que son a única opción para millóns de enfermos sen recursos no mundo. Finalmente, 2010 non supuxo melloras no esquecemento dos pacientes de enfermidades tropicais que non son negocio, como o kala azar.

"Mentiste y tus mentiras mataron a mi hijo"


Blair dice ahora que lamenta la pérdida de vidas humanas en Irak
IÑIGO SÁENZ DE UGARTE CORRESPONSAL 21/01/2011 
Retrato de Blair feito cos nomes dos soldados mortos en Iraq
Hace un año, Tony Blair no quiso dar a sus rivales el titular que esperaban. Cuando le preguntaron en la comisión de investigación de la guerra de Irak si lamentaba algo de su decisión de invadir el país, reaccionó con furia y una frialdad de hielo. Si acaso, asumía la responsabilidad, algo bastante obvio. Sus palabras fueron recibidas con una mezcla de indignación y perplejidad.
Esta vez, no cometió el mismo error. En su segunda y última comparecencia, el ex primer ministro explicó que nunca pretendió hacer creer que no sentía en absoluto la muerte de tantas personas:
"Quería dejar claro que desde luego lamento clara y profundamente la pérdida de vidas, sean de nuestras Fuerzas Armadas, de otras naciones, de los civiles que ayudaron al pueblo de Irak o de los propios iraquíes".
Pero el dolor de los que perdieron a sus seres queridos en esa guerra es demasiado grande como para que esas palabras sirvan de algo. Mucho menos cuando llegan con un año de retraso. "¡Demasiado tarde!", gritó en la sala uno de los familiares de los militares muertos en Irak. Dos mujeres se dieron la vuelta, llorando, y abandonaron la sala en ese momento. El presidente de la comisión pidió silencio y poco después dio por cerrada la comparecencia. Entonces una mujer que se dirigía a la salida le espetó a Blair: "Mentiste y tus mentiras mataron a mi hijo. Espero que puedas vivir con eso". Era Rose Gentle, madre del soldado Gordon Gentle, que murió en Irak con 19 años.
Discurso belicista
Es difícil o imposible que estas personas puedan perdonar alguna vez al ex primer ministro. De hecho, antes de que pronunciara esas palabras, Blair ya había causado murmullos y expresiones de estupor con su discurso belicista en relación a Irán.
El baño de sangre de la posguerra iraquí y la inexistencia de las armas de destrucción masiva, con las que los gobiernos de EEUU, Reino Unido y España justificaron la invasión, no han hecho cambiar ni un milímetro a Blair. Aún piensa que ante una amenaza en Oriente Próximo, Occidente debe responder con la fuerza si la presión diplomática resulta inútil.
Blair sostiene que Occidente adopta una actitud resignada ante Irán, a pesar de las sanciones impuestas por la ONU. Él quiere más. Irán es una amenaza inminente a la que habría que responder de la misma forma que se hizo con Irak: "Van a continuar [con su programa nuclear] hasta que tengan que enfrentarse a una decisión firme [de Occidente] y, si es necesario, al uso de la fuerza".
La comparecencia transcurrió en los mismos términos que la primera. Los interrogadores hacían preguntas demasiado generales y Blair no tenía problemas para quitárselos de encima. El asunto más delicado era el de la legalidad de la invasión. El fiscal general, Peter Goldsmith, no creía que fuera legal sin una segunda resolución de la ONU. A pesar de que Blair lo sabía, eso no le impedía declarar en público lo contrario.
¿Por qué? Blair respondió que podía ignorar el consejo de Goldsmith, ya que se trataba de un informe "provisional". A la hora de la verdad, y tras un viaje a EEUU, Blair sabía que podría convencer al fiscal general.

¿Qué les pasó a nuestros abuelos en la guerra?


SANTOS JULIÁ 22/01/2011
Barcelona 1936, Robert Capa
La concepción de la historia se ha transformado en las últimas décadas: de la militancia de los años sesenta a la pasión por el pasado que resucita una y otra vez
Cuando esa idea de historia se desvaneció, las estructuras cedieron terreno ante las tramas de significado y los procesos de cambio dejaron paso a la construcción de identidades colectivas; la sociedad fue sustituida por la cultura: género, edad, etnicidad, exclusión, pueblos colonizados, naciones sin Estado. Se comenzó a hablar de una nueva historia cultural, identificada con una memoria social. Muy pronto, el borrado de la distancia entre objetividad y subjetividad, historia y poesía, se tradujo en un permanente flujo entre historia, antropología, literatura, memoria, cultura en fin, a la espera de liquidar la diferencia entre historia y ficción, como en el siglo XIX, cuando la historia aún no había reivindicado un estatuto científico.
Aquí hemos vivido estos procesos de manera muy singular. Herederos del gran relato del fracaso de España, la consolidación de la democracia y la entrada en Europa indujeron a repensar la historia en otros términos, como una variante de la historia europea. Los historiadores económicos fueron los primeros en verlo; luego, su mirada contaminó a la historia social y política e inundó la historia de la cultura entendida como historia de productos culturales. Vista en un tiempo largo, la historia de España era, con sus variantes, parte de la historia de Europa: tal fue el marco en que la generación ahora superviviente comenzó a repensar el pasado y escribir la historia de la economía, la sociedad, la política, la cultura -así, por niveles- españolas.
Fue un tiempo en que sociología, ciencia política e historia establecieron relaciones de buena vecindad para documentar e interpretar los grandes procesos de que éramos testigos: fin de la agricultura tradicional, industrialización, urbanización, auge de la clase media, educación universal, secularización, democratización, ciudadanía, Estado de derecho, autonomías, incorporación a Europa. Esos eran los datos de la experiencia, lo que estaba ocurriendo, pero ¿de dónde venía todo eso? ¿eran los nuestros unos relatos de consolación para ocultar nuestro verdadero origen, la esperanza de la República, la rebelión militar, la Guerra Civil, la derrota, la feroz represión? Franco y la dictadura ¿eran sólo un paréntesis?
Si se miraban las macromagnitudes que los historiadores económicos nos proporcionaban, eso parecía un paréntesis que interrumpió un largo tiempo de crecimiento, lento, sí, pero sostenido: la reconstrucción de las series históricas del PIB, de las transformaciones agrarias, de la industrialización, obligaban a pensar que los orígenes y el ritmo de nuestros procesos de modernización eran más similares a los de la media europea de lo que había supuesto el paradigma del fracaso. Y si se echaba una mirada a la cultura, era evidente que la densidad alcanzada en el primer tercio de nuestro siglo no envidiaba lo ocurrido en Francia o Inglaterra. Era difícil para un historiador de la sociedad o de la política no deslizarse por la rampa que le proponían los de la economía y de la cultura: la Guerra Civil, Franco, la dictadura no eran la continuación de la historia de España, eran su gran anomalía.
Este podría ser el estado de espíritu que dominaba al embocar la última década del siglo: una anomalía que por fortuna había quedado superada: ya éramos modernos, europeos, lo cual quería decir: la Guerra Civil y Franco son el pasado. Pero por serlo, también aquí empezó a hacer de las suyas la crisis de la historia como análisis de estructuras y de procesos de cambio, para poner en su lugar una historia empeñada en la construcción de identidades, en la recuperación de lo local; interés por lo cercano, por lo que había ocurrido a los míos, a mi gente. Y en ese clima, era lógico que la historia que nos conducía a Europa cediera ante la historia que nos llevaba a nuestros pueblos. La pregunta qué ha pasado aquí, a nuestros vecinos, a nuestros abuelos, sustituyó a la pregunta qué ha pasado en la sociedad, en el Estado, en la cultura, en España.
Y fue en este proceso donde adquirió el estatuto de nuevo programa de trabajo la búsqueda de las raíces culturales, de las identidades colectivas, nacionales o no. Con el proceso de consolidación de las autonomías, de la expansión universitaria y del fin de los movimientos migratorios internos, la mirada de una nueva generación de historiadores se volcó sobre lo más inmediato en el espacio y lo más cercano en el tiempo. En el movimiento de construcción de identidades, o de recuperación de memoria, la pregunta fue: ¿qué les pasó a mis abuelos en la guerra? Para responder, había que regresar a los pueblos, de donde los padres habían emigrado, y preguntar a los viejos. La memoria saltó a primer plano.
Es impresionante lo que la historiografía andaluza, catalana, valenciana, gallega, manchega, vasca... ha producido durante la última década sobre los años de República, de Guerra Civil y de represión de posguerra en cada una de nuestras comarcas, regiones o naciones. Pero la cuestión ya no es el lugar que guerra y dictadura ocupan en la formación de la sociedad o en el proceso histórico mirado a largo plazo. La cuestión es traer el pasado al presente con el propósito de que valores que en otro tiempo guiaron a los excluidos, los derrotados y pisoteados por la historia, resignificados por la memoria social, sirvan como herramienta para la construcción de nuevas identidades colectivas, nacionales o no.
Nada de qué sorprenderse. La historia como militancia, tan en boga en los años sesenta y setenta, pretendía que conocer el pasado era un instrumento de transformación del mundo. Eso se acabó cuando la carga profética de los relatos históricos hizo agua. Pero algo hay en la pasión por el pasado que resucita una y otra vez esa pretensión y, puesto que la capacidad subversiva de la historia sucumbe, su lugar debe ocuparlo la memoria. Es lo que defienden los que practican la historia como parcela de la memoria cultural de los pueblos: recuperar la capacidad de subversión del orden establecido por la afirmación ritualizada de que el pasado no pase. En el pasado, no en el futuro, es donde radicaría la fuerza de la negación del presente. Puede sonar a fantasía reaccionaria, a oclusión de futuro, pero ¿quién sabe?

sábado, 29 de xaneiro de 2011

La titánica coartada de Borís Pasternak


La versión cinematográfica de 'Doctor Zhivago' ha enterrado a la novela que le sirvió de inspiración. Es una obra maestra que no solo cuenta una historia de amor sino que denuncia la opresión en la Unión Soviética
JOSÉ MARÍA RIDAO 22/01/2011
Ni por una voluntad de realismo llevada al límite ni tampoco por una insoslayable exigencia compositiva de la novela necesitaba Borís Pasternak escribir primero, y publicar después, las poesías de su personaje Yuri Andréyevich Zhivago. Los editores más tempranos no supieron bien qué hacer con ellas, en unas ocasiones imprimiéndolas como apéndices de la narración y, en otras, arrancándolas de su lugar original e insertándolas en un volumen diferente. La alternativa escogida por la traductora al español de Doctor Zhivago, Marta Rebón, no solo parece responder mejor a la verdadera intención de Pasternak, según quienes lo conocieron, sino que permite una aproximación distinta y más estimulante a la novela. Siguiendo el texto considerado como definitivo que fijó el hijo del escritor, Yevgeni, Rebón ha incluido las poesías de Zhivago como un capítulo más, el último, de su reciente y magnífica traducción. No se trata de una decisión anodina: gracias a esta ubicación, el lector está en condiciones de advertir la estrategia literaria de Pasternak al crear un personaje que escribe unas poesías de las que, a su vez, el autor es el propio Pasternak.
Doctor Zhivago, una de las grandes novelas rusas del siglo XX, logró compaginar en pocos años el éxito más fulgurante con el más persistente desconocimiento. Los personajes que imaginó Pasternak han llegado a formar parte de la limitada galería de seres de ficción de los que se tiene noticia en cualquier lengua, lo mismo que algunas de sus peripecias imaginadas aunque situadas en el contexto histórico de la Primera Guerra Mundial, la Revolución de Octubre, la guerra civil rusa o las purgas del estalinismo. Pero esos personajes familiares en todas las latitudes solo guardan una remota relación con los que Pasternak hizo deambular por su relato. La razón de esta paradoja habría que buscarla en la película de David Lean estrenada en 1965, interpretada por unos actores que, desde entonces, han monopolizado la fisonomía y los gestos de las criaturas de Pasternak. Zhivago tiene la mirada conmovida de Omar Shariff, y su complexión y su bigote. Larisa Fiodoróvna, la arrebatadora belleza de Julie Christie, su misma melena rubia y sus mismos labios carnosos. Y Tonia Aleksándrovna Gromeko, los rasgos misteriosos de Geraldine Chaplin interpretando a una mujer engañada que alcanza a distinguir entre las acciones que reclama su dolor íntimo y las que exige una época feroz.
Pero el peso de la película en el conocimiento de los personajes de Pasternak no se explica solo por el éxito que cosechó David Lean, ratificado por cinco oscars, entre ellos el que se concede al mejor guión adaptado. Tuvo que concurrir además otro fenómeno que sigue siendo, en último extremo, el que explica que la admiración por la película conviva con una relativa indiferencia hacia la novela. No es el único ejemplo en el que la obra cinematográfica sepulta a la obra literaria que le sirve de inspiración; lo que sí resulta singular en el caso de Doctor Zhivago es que la novela enterrada bajo el éxito de su versión cinematográfica sea una obra maestra, cuya lectura no puede en absoluto excusarse por los indicios de su valor que ofrecen las imágenes de David Lean. No porque estas sean mejores o peores, sino porque la novela de Pasternak es una cosa y su versión cinematográfica, otra distinta. Si esta es una historia de amor ambientada en la Revolución de Octubre que ha logrado conmover a un público mayoritario, el texto de Pasternak es un grito de desesperada disidencia en el que, además de la historia de amor, hay víctimas y verdugos sacrificados a un estéril e irrealizable ideal, vidas e inteligencias prometedoras devastadas por el fanatismo, camarillas de oportunistas que logran medrar y mantenerse a flote. Incluso la corrosión del tiempo sobre las pasiones tiene cabida en la novela, no en los fotogramas de la película: Yuri Zhivago, vencido por la enfermedad y el desengaño, contraerá un tardío y anodino matrimonio tras la forzosa separación de Lara.
Fue este crudo retrato de la realidad rusa bajo el régimen comunista, y no la historia de amor que contiene Doctor Zhivago, lo que haría que la Academia Sueca decidiera en 1958 conceder el Premio Nobel a Borís Pasternak tras la publicación de la novela en Italia, donde el manuscrito había llegado de forma clandestina. Para comprender cómo esta distinción se acabó volviendo contra Pasternak y contra su novela es preciso tener presente que el anterior galardonado había sido Albert Camus. Jean-Paul Sartre, entonces en la cima de su poder sobre la intelectualidad europea, había juzgado la noticia como la prueba incontestable de que el autor de El extranjero se había convertido en un escritor burgués. La concesión a Pasternak, a un disidente, a un crítico de la Revolución y del régimen que había alumbrado, amigo de otros sospechosos cuyo destino fue más trágico que el suyo como Anna Ajmátova, Marina Tsvetáieva u Ossip Mandelstam, venía a confirmar que el Nobel era un premio militante, un instrumento de la propaganda capitalista contra la doctrina del comunismo y contra la Unión Soviética. Además, Pasternak había recibido el apoyo de Camus, con quien mantuvo una breve correspondencia en la que se expresaban un mutuo y sentido reconocimiento.
Si en Occidente la imagen que se impuso de Doctor Zhivago fue la de un texto contrarrevolucionario, simple carnaza para la maquinaria ideológica de Hollywood, en la Unión Soviética fue Pasternak el que quedó sometido a un implacable acoso. El Nobel lo protegía contra la cárcel, la tortura o la ejecución, pero no contra el insulto, el desprestigio o la eventual expulsión de su país: como "cerdo que caga donde come" fue descrito en un plenario del Comité Central de las Juventudes Comunistas en presencia de Jruchov. El hijo del escritor, Yevgeni, ha evocado en diversas ocasiones -una de las últimas en Madrid, con motivo de la presentación de la última edición de la novela- la escena en la que Pasternak anunció a su familia la decisión de renunciar al Premio Nobel. Estaban en su residencia de Peredélkino, y el escritor no lo hizo tanto por evitarse nuevos problemas como por ahorrárselos a su compañera Olga Ivinskaya, en quien las autoridades soviéticas contaban con cobrarse la venganza. Tras comunicar su decisión, cuenta Yevgeni, Pasternak, desencajado, emprendió un paseo solitario por los alrededores de la casa. El gesto fue en vano: poco después de la muerte del escritor en 1960, Olga Ivinskaya fue internada en el gulag.
Al incluir las poesías de Zhivago como último capítulo de la novela, la edición considerada definitiva y que ha servido de base a la traducción española de Marta Rebón hace mucho más que restituir la integridad del texto según lo concibió Pasternak, según quienes lo conocieron. En realidad, permite advertir la estrategia literaria que hay detrás de la composición de Doctor Zhivago; una estrategia que evoca la de otros autores que, siglos antes de Pasternak, buscaron como él en la ficción un inestable territorio de libertad para expresar cuanto el poder trataba de mantener en el silencio. Si Fernando de Rojas aseguraba que él no concibió La Celestina sino que se limitó a completar una obra cuyo primer capítulo había encontrado por azar; si Cervantes declaraba haber hallado el manuscrito arábigo del Quijote y no tener más responsabilidad en el texto que el de ofrecer una traducción; si Jonathan Swift publicaba de forma anónima Los viajes de Gulliver y aseguraba que se trataba de una relación entregada por el protagonista a un tal Richard Sympson, que los dio a la imprenta, Pasternak creó un personaje, Yuri Zhivago, al que convertir en autor de unas poesías que rechazaban y contradecían las exigencias impuestas por la jerarquía artística en la Unión Soviética. Poesías de amor, poesías dedicadas a las figuras religiosas del cristianismo y a sus fiestas, poesías que expresaban la intimidad en un mundo que la declaró abolida: el filósofo György Lukács las consideró como las más hermosas en lengua rusa, y estimaba por ello que Pasternak había causado un daño irreparable a la causa comunista al asignárselas al contrarrevolucionario Zhivago.
En realidad, Pasternak se había valido de una novela como titánica coartada para escribir unas poesías que, de haberlas firmado como autor, y no a través de la máscara de Zhivago, habrían sido despreciadas y censuradas por el poder. Al presentar como autor a Zhivago, una criatura de ficción, Pasternak lanzaba al poder tras la pista de un fantasma, mientras ponía a salvo las poesías. La prueba es que Lukács las consideraba una creación sublime de la lengua rusa mientras censuraba la novela.

Una farmacéutica estadounidense deja de producir un componente clave de la inyección letal


La empresa Hospira, que elabora el Pentothal en sus establecimientos en Italia, suspende su fabricación por la presión mediática
SANDRO POZZI - Nueva York - 21/01/2011
Europa frena las ejecuciones en Estados Unidos. Y no va a ser por maniobras diplomáticas para acabar con la pena de muerte o por una campaña en defensa al derecho a la vida. El origen está en una decisión empresarial, vinculada a los problemas de la farmacéutica estadounidense Hospira tiene para producir en Italia unos de los componentes del coctel utilizado en la inyección letal.
Un reportaje del diario romano La Repubblica había puesto en evidencia que la firma estadounidense estaba produciendo en Italia el Pentothal, el anestésico que se utiliza en los procedimientos de la ejecución de la pena de muerte. Revelación que creó un fuerte rechazo en la opinión pública, y que forzó a la compañía a entablar un diálogo con las autoridades italianas sobre su uso.
La farmacéutica explica que las autoridades italianas le exigían que se siguiera la traza del fármaco hasta el usuario final, para así prevenir que el sedativo llegara a las prisiones en EE UU y fuera administración en la inyección letal. Ante la imposibilidad de responder a esa petición, Hospira optó por renunciar a la producción del tiopental sódico por los riesgos legales.
La controversia que rodeó al sedativo ya había forzado a Hospira a suspender la producción del anestésico hace dos años. El cese es ahora permanente y no solo podría obligar a dilatar las ejecuciones por inyección letal en varios estados, si no que puede forzar un cambio en el sistema que rige la pena capital, al forzar a las autoridades penitenciarias a buscar un sustituto.
Hospira es la única farmacéutica que produce el tiopental sódico. Y para que se pueda sustituir el controvertido fármaco en el coctel mortal de la inyección letal, antes los tribunales y los legisladores estatales deberían dar su autorización. Se da además la circunstancia de que el Departamento de Prisiones de algunos estados se quedó sin el fármaco hace tiempo. Es el caso de Arizona, Arkansas, California, Kentucky, Tennessee y Ohio. Algunos recurrieron a una farmacéutica británica para hacerse con el tiopental.
Pero Londres prohibió el pasado noviembre la exportación de anestésico para su uso en ejecuciones. Un juez de Oklahoma optó en ese momento recurrir al pentobarbital para la ejecución de dos presos. Se trata de un sedativo sustitutivo que se utiliza sobretodo en el ámbito veterinario, para la eutanasia de gatos y perros principalmente. Otros estados podrían seguir, por tanto, la misma vía. Oklahoma fue el primero en utilizar el tiopental a comienzos de los años 1970, con lo que marcó el estándar a seguir por el resto.

venres, 28 de xaneiro de 2011

Una exposición repasa un siglo de anarcosindicalismo en España


La muestra, que viajará también a Madrid y Galicia, se puede ver en el Museo de Historia de Cataluña
FRANCESC ARROYO - Barcelona - 18/01/2011
"Contra la ignorancia, escuelas, periódicos y libros; contra la miseria, Asociación". La asociación a la que el cartel hace referencia es la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), embrión, junto a la CNT, del movimiento anarcosindicalista español de cuyo nacimiento se cumple ahora un siglo. Una exposición, breve pero densa, recuerda estos cien años en el Museo de Historia de Cataluña (Barcelona). Se trata de un paseo seccionado en cuatro periodos: el nacimiento (1910-1931); la República y la Guerra Civil (1931-1939); los años negros de la dictadura (1939-1975), y el presente (1975-2010).
Parte del material que se ofrece es inédito y otra parte está adaptada al hecho de que la exposición se halle en Barcelona, de ahí que se haya recurrido a publicaciones hechas en Cataluña, que serán sustituidas por otras cuando la muestra viaje a Madrid o Galicia.
La exposición tiene carácter deliberadamente divulgador de la historia y también de la voluntad del presente anarcosindicalismo. "Queremos desvincular las ideas de violencia y anarquismo. Han estado asociadas históricamente, pero en la anarquía hay también un mensaje de pacifismo transformador", explicaron los comisarios de la muestra, Rafael Maestre y Cristina Escrivà. Una idea en la que coincidió Maria Angels Rodríguez, presidenta de la Fundació Salvador Seguí, que ha colaborado aportando algunos materiales.
El visitante podrá apreciar portadas de diarios, folletos, carteles, sellos de agrupaciones, una carta escrita en clave y con tinta invisible y discos con himnos como A las barricadas y Los hijos del pueblo, que el visitante podrá escuchar en unos cascos habilitados al respecto. Hay también libros de autores anarquistas como Bakunin, Kropotkin, Eliseo Reclús o un curioso texto de Luis Huerta titulado Prostitución, abolicionismo y mal venéreo, editado en 1933 y que apunta a la preocupación por el estatus de la mujer, en la misma línea que El placer recíproco, de Smolenski, editado en 1936 con el subtítulo de Antología del placer conyugal.
Y, por supuesto, no faltan los mensajes. Desde el UHP, que alguien puede hoy confundir con un improperio pero que es en realidad un llamamiento propio del comunismo libertario: Uníos Hermanos Proletarios, hasta la afirmación de Reclús: "La anarquía es la más alta expresión del orden", pasando por la portada de un diario de 1934 en el que se titula a toda página "Crisis" para afirmar en el sumario que en España hay una crisis de "vergüenza, libertad y trabajo". Otros denuncian la situación provocada por la insurrección militar de 1936: "Llegaron los bárbaros con sus armas bendecidas por el Papa".
Y hay también una vieja vietnamita (sistema rudimentario de impresión de octavillas utilizado durante el franquismo), el despacho de una agrupación y el símbolo del exilio: una maleta y un libro. Nada extraño en unos hombres convencidos de que "la mejor arma del progreso es la cultura".

Cuando el Compos ganaba a Madrid y Barça


15 años después del subcampeonato de Primera, el equipo pena en Preferente
JUAN L. CUDEIRO - Santiago - 17/01/2011
El pasado viernes se cumplieron quince años. Fue un 14 de enero de 1996 cuando con goles de Lekumberri y José Ramón el Compostela derrotó al Espanyol para acabar la primera vuelta como subcampeón. Por entonces en la liga española sólo le superaba el Atlético de Madrid, a la postre campeón con un histórico doblete. El Barcelona estaba tres puntos abajo, el Madrid a nueve, el Deportivo, que con Toshack al frente competía por todo, a diez. "Piensas ahora en ello y parece algo irreal", confiesa Nacho Fernández Pacios, lateral zurdo de un equipo coral y esforzado dirigido por un novato de aire profesoral, Fernando Vázquez, que hizo de San Lázaro un fortín del que en los once partidos que jugó allí en la primera vuelta tan sólo el Salamanca arañó un empate. "Entramos en la competición con muchísima fuerza", recuerda José Ramón González Pérez. El hermano de Fran había cogido la A-9 justo después de levantar la Copa del Rey en el inolvidable duelo en dos actos con el Valencia. Y se encontró un panorama de esfuerzo y sudor. "La pretemporada fue brutal. No me olvido de las carreras en el campo de golf de Lavacolla. Había mucho trabajo de gimnasio". El equipo inició la competición como un cohete. Ganó en Vigo (0-1) y goleó al Deportivo en San Lázaro (4-0). "Veníamos de salvarnos la anterior temporada por los pelos y esas victorias nos dieron tranquilidad, nos mostraron que éramos capaces de hacer un buen año", explica Javier Bellido, coriáceo central vasco llegado del Elche.
Lanzado y con el tanque de gasolina bien lleno, el equipo se abonó a la gloria. En la séptima jornada sembró el pánico en el Bernabéu, donde se adelantó con un gol de José Ramón y acabó perdiendo tras encerrar al Madrid en su área en los últimos minutos. Tres semanas después el Barcelona cayó en San Lázaro tras una remontada en los instantes finales de partido con goles de Christensen y Ohen, delanteros habituales de un equipo cuya base había pergeñado Fernando Castro Santos. "Vázquez aportó mucho en el aspecto físico, nos empujó para competir en la elite, pero ya teníamos armado un bloque y un vestuario muy sólido", apunta Bellido. Todos crecieron y Franck Passi fue uno de los que más lo hizo. Centrocampista de brega no exento de calidad, muchos le señalaron como un remedo de Mauro Silva. "La experiencia del primer año en la máxima categoría nos sirvió de mucho. Nos convertimos en un equipo muy molesto para los rivales porque además teníamos la virtud de aprovechar las oportunidades que generábamos", explica el mediocentro galo, hoy entrenador del segundo equipo del Olympique de Marsella.
Aquel Compostela optimizó los recursos al máximo con gusto y respeto por el juego. No era un conjunto defensivo sino que se sentía cómodo con la pelota y salía en cada partido a jugar en campo rival, agresivo, con las líneas y la presión muy arriba. "Entonces era raro que los equipos, sobre todo los pequeños, salieran a apretar al contrario, nosotros lo hicimos y con un ritmo de juego muy alto", explica Nacho.
Pudo ser por ese despliegue o porque casi siempre jugaran los mismos justo el año que se estrenó la Liga de 22, pero el equipo se desinfló. "Perdimos una gran oportunidad de llegar a Europa", lamenta ahora Bellido. "El problema fue físico. Si no estás bien, las ideas no fluyen", explica Nacho. Bellido y José Ramón creen que tras la sorpresa inicial, los rivales desentrañaron el plan de Vázquez. "Nos cogieron la matrícula", coinciden. En la jornada 27 tras ganar en Vallecas, el Compostela era tercero, a un punto del Barça. Pero de los últimos quince partidos sólo ganó uno y empató cuatro.
Hoy la SD Compostela ha muerto y su sucesor, el Campus Stellae, languidece en Preferente. A Passi le preguntan en Francia por el equipo donde vivió sus mejores días y siempre explica lo mismo: "Dos temporadas después perdimos la categoría en una promoción con el Villarreal y cinco años después ellos estaban en Liga de Campeones y nosotros en Regional. Se hicieron las cosas muy mal. Veo ahora lo que es el fútbol en Santiago y se me rompe el corazón, lo que éramos y lo que se podía haber hecho". El Compostela creció deportivamente y también en la grada con 12.000 abonados, pero no en profesionalidad. La labor de secretaría técnica nunca dejó de recaer en José María Caneda, que hizo de presidente y de director deportivo. "Faltó un relevo y sobró desorganización. Caneda llevó al equipo a lo más alto y luego a Regional", resume Nacho, que incide: "No llegaron refuerzos de nivel. Bajamos a Segunda casi los mismos que habíamos ascendido y llevado al equipo a ser subcampeón de invierno". "Era tan grande lo que vivíamos", estima Bellido, "que nadie se paró a sentar las bases para cuando llegaran las vacas flacas". Llegaron. Y de aquella gesta de finales de 1995 sólo queda el recuerdo.

La polémica puede con la celebración del aniversario de Céline


Francia retira al autor de los homenajeados del año por su antisemitismo
ANA TERUEL | París 21/01/2011
No habrá homenaje oficial en Francia por el cincuenta aniversario de la muerte de Louis-Ferdinand Céline, fallecido el 1 de julio de 1961. Así lo ha hecho saber hoy por la tarde el titular de Cultura, Frédéric Mitterrand, tras varios días de polémica. Escritor de talento indiscutible a la par que notorio antisemita, Céline formaba parte de la Selección de celebraciones nacionales 2011, una lista de eventos y personalidades retenidos por un comité de expertos para ser homenajeados este año por la República Francesa. La publicación, editada por el Ministerio de Cultura, debía ser presentada hoy. Pero el ministro dio marcha atrás en el último momento, accediendo a la petición formulada unos días antes por al abogado Serge Klarsfeld, conocido cazador de nazis y presidente de la asociación de hijos de deportados judíos FFDJF.
"Tras una profunda reflexión, y sin dejarme llevar por la emoción del momento, he decidido que no figure Céline en las celebraciones nacionales", ha explicado Mitterrand en la capilla de la escuela de Bellas Artes de París. El ministro ha subrayado la contribución del autor a la historia de la literatura, pero "el hecho de haber puesto su pluma a disposición de una ideologías repugnante, la del antisemitismo (...) no se inscribe en el principio de las celebraciones nacionales".
En efecto, el escritor que denunció con ingenio la guerra y el colonialismo en Viaje al fin de la noche, fue el mismo que no perdió ocasión de dejar clara su aversión por los judíos, como quedó plasmado en sus violentos panfletos antisemitas de los años 30, entre los cuales destaca Bagatelas para una masacre.
"Pensaba que la opinión había evolucionado y que las clases dirigentes lo tenían en cuenta", ha reaccionado el académico Henri Godard, uno de los mayores especialistas en Francia del escritor. "Estoy un poco indignado, pensaba que este tema estaba solucionado cuando se me pidió escribir la nota". El crítico literario había redactado el ensayo que en principio la publicación del Ministerio de Cultura iba a dedicar a Céline y que hasta esta tarde estaba disponible en la página en Internet de los Archivos Nacionales.
En ella Godard empezaba de entrada con la pregunta: "¿Debemos, podemos celebrar a Céline?", consciente de los recelos que levanta el autor. "Fue un hombre de un antisemitismo virulento (...) pero es también el autor de una obra novelesca de la que se ha convertido en habitual decir, que con la de Proust, domina la novela francesa de la primera mitad del siglo XX", añadía.
"Excelente escritor, perfecto cabrón"
"Céline es un excelente escritor, pero un perfecto cabrón", resumió por su parte el alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoë, entrevistado en la radio antes de conocerse la decisión de Mitterrand. El político justificaba su apoyo a la asociación presidida por el letrado Serge Klarsfeld, que en un comunicado publicado esta semana exigía la retirada de Céline de la lista. El abogado reclamaba al titular de Cultura "renunciar a echar flores sobre la memoria de Céline, de la misma forma que [su tío, el presidente] François Mitterrand se vio obligado a no depositar un ramo sobre la tumba de [el mariscal] Pétain", cabeza del régimen colaboracionista de Vichy a la vez que héroe militar de la primera guerra mundial.
Otros opinan sin embargo que es tiempo de enfrentarse de una vez al enigma Céline, con todas sus contradicciones. "Aunque la conmemoración sirviese solo a eso (...) a empezar a entender la oscura y monstruosa relación que ha podido existir, en el caso de Céline al igual que en otras personalidades, entre el genio y la infamia, habrá sido no solo legítima, sino útil y necesaria", escribe al respecto el filósofo Bernard-Henri Lévy, en la revista digital La Règle du Jeu.

"Me transmite mucho más Marcos Ana que cualquier político"


'Público.es' estrena en exclusiva el documental 'Dorando las olas', un homenaje del grupo castellano manchego, Yeska, al poeta antifranquista
PATRICIA CAMPELO Madrid 21/01/2011 09:20
Marcos Ana, poeta y militante antifranquista, lucha con la palabra contra la injusticia que le llevó, como a tantos otros, a dar con sus huesos en la cárcel por motivos políticos. Tras ser detenido cuando tenía 19 años, no volvió a la libertad, "a la vida" como dice él, hasta noviembre de 1961. Fueron 23 años que lo convierten en el recluso que más tiempo permaneció en cárceles de la dictadura. Ayer, el poeta comunista alcanzaba los 91 y recibió un homenaje singular.
Los jóvenes integrantes del grupo Yeska le han rendido un tributo para agradecerle el ejemplo de lucha pacífica que encarna. Tienen 23 años, los mismos que Fernando Macarro Castillo (el alias de Marcos Ana es un homenaje a sus padres) pasó encarcelado.
El homenaje reviste forma de canción: Dorando las olas (Zoombidos films), un single del que se desprende la profusa admiración que sienten los jóvenes hacia el veterano poeta y que forma parte del documental con el mismo nombre que hoy estrena Público.es.
Estos jóvenes, curtidos en el rock nacional y con un disco editado, tienen muy presente la importancia de adquirir un compromiso social con el que llegar a sus coetáneos: "Queremos contribuir a hacer memoria las veces que haga falta", declara Antonio Abengoza (voz y guitara). "Muchos jóvenes de hoy en día no creen en los políticos porque no dicen nada. Por eso es importante fijarse en gente como Marcos Ana, que con sus ideales transmite mucho más". 
La canción pretende recordar uno de los episodios más oscuros de la historia reciente, como fue la vida en las cárceles franquistas. "Hay mucha ignorancia en gente de mi edad pero también en los mayores, incluso en aquellos que defienden una determinada ideología sin conocer la tragedia por la que pasaron los que perdieron la Guerra", aclara Antonio. 
Ni venganza ni rencor
El poeta comunista habla en el documental de su presidio con el sosiego que le da carecer por completo de rencor. Esta circunstancia es la que más ha calado entre los integrantes del grupo de Herencia (Ciudad Real), a quienes incluso les cuesta entenderlo:  "Es complicado definir a una persona que pasó lo que pasó y que no guarde rencor", indica Jesús, batería y hermano de Antonio. "Siento admiración por él", remarca.
Para Marcos Ana la venganza no es un ideal político ni un "fin revolucionario" y deja claro que su marca es la distinción. "Somos diferentes",  y para ilustrarlo evoca un episodio de su vida en prisión, cuando durante un interrogatorio un guardia le interpeló: "Vosotros, ¿por qué cojones lucháis?"; la respuesta: "Por una sociedad donde a usted no le puedan hacer lo que me está haciendo ahora a mi".    
Por lo que lucha hoy en día el merecedor de la Medalla al Mérito en el Trabajo en 2010 es "porque salga el sol y caliente a todos por igual", confiesa Marcos Ana a la vez que pone en evidencia la falta de "memoria histórica de los vencidos", como consecuencia de la herencia que dejó la Transición. "Hay libertad, pero si no va ligada con la justicia es un fracaso. La transición dejó pendientes muchas cosas". 
Para Julio A. Gallego (bajo y coros) el poeta "es un ejemplo a seguir"; "como el de otras tantas víctimas del franquismo", razona. 
La letra del homenaje
La esencia del rock como música de revolución y de lucha unida a la poesía da como resultado "letras sencillas que llegan a más gente", considera Antonio. La clave, en palabras del productor, Fernando Madina, reside en que se ha compuesto "desde el corazón".
"Rompías el silencio en servilletas pintadas". Yeska conoce bien la historia de Marcos Ana. La música les condujo al personaje y también por la música descubrieron a la persona. "Escuché unos versos de Marcos Ana en una canción de Extremoduro -Caballero Andante, de Rock Transgresivo -y a partir de ahí comencé a preguntar y a leer". La información que recabó la voz de Yeska le llevó a casa del protagonista. "Le llamé para decirle que iba a escribirle una canción y que quería saber más de su vida". 
"Que quede claro que estos son hechos reales", arengan con aplomo desde otro de los versos del homenaje. Antonio ya conoce la historia trágica de la Guerra y la dictadura gracias a su familia y su pasión por la lectura —los planes oficiales de enseñanza nada le mostraron al respecto—. Por ello, cree importante destacar la autenticidad de la historia que narran en la canción. 
"Quiero reflejar lo que se vivió en las cárceles con aquellos que no tenían culpa de nada más que de pensar".  También por ello recuerdan el nombre de Ana Faucha, la mujer que cruzó España a pie hasta el penal de Valdenoceda (Burgos) para visitar a su hijo allí preso, y murió a las puertas de la cárcel sin llegar a verle. 
En general, los versos se desencadenan entre su particular poesía y la militancia en derechos humanos. "La juventud respira todos tus colores. Aguante de lobo sediento de hambre. Libre como el árbol, que tanto dibujaste". Un arrebato lírico que no se puede entender sin el acercamiento que Yeska ha experimentado hacia la poesía del autor de Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y la vida (Umbriel).
"Espero que luchéis, como él", reclama Javier Rubio (guitarra) para despedirse.
La canción
Dorando las olas, a tu temperatura
hablan de una estrella que aún no tiene figura
mirando hacia el suelo, apagas un cigarrillo
Esta noche en la trena huele duro a castigo
Ha caído una saca cuando empezaba el día
Las suelas separan a los muertos de los vivos
La diferencia, no la marca el físico
Yo creo que a tí te conocí en Porlier
Y yo en el puerto de Alicante
Ya no me acuerdo... la última vez
Creo que intentabas escaparte
Rompías el silencio en servilletas pintadas
Y la musa no solo se tocaba
Recuerda amigo que el percal está muy duro
El respeto al verde siempre le quita orgullo
Que quede claro que estos son hechos reales 
La juventud respira todos tus colores
Aguante de lobo sediento de hambre
Libre como el árbol que tanto dibujaste
Yo creo que a tí te conocí en Porlier
Traigo recuerdos de Ana Faucha
Ya no me acuerdo... la última vez
Creo que intentabas suicidarte
Yo creo que a tí te conocí en Porlier
Y yo en el puerto de Alicante
Toda tu vida fue una lucha fiel
Y sobre todo... aguantaste