venres, 30 de setembro de 2011

Una reliquia de la Guerra Fría


Estados Unidos utilizó el ‘Hexagon' para localizar desde el espacio los objetivos nucleares soviéticos y chinos
BEATRIZ JUEZ Washington 25/09/2011
La cita era un sábado por la mañana en el parking del centro Steven F. Udvar-Hazy del Museo Smithsonian del Aire y del Espacio, cerca del aeropuerto internacional de Dulles de Washington. Era un invitación para ver por primera vez de cerca el satélite espía Hexagon, utilizado por EEUU para espiar a la Unión Soviética y China en plena Guerra Fría.
Turistas, curiosos, ingenieros y expertos se dieron cita en las afueras de Washington para ver una reliquia: el HK-9 Hexagon, también conocido como Big Bird (Pájaro grande, en inglés). Había además personal de la NRO que mostraban por primera vez orgullosos a sus esposas, hijos y curiosos el trabajo que realizaban en la oficina sin temor a ser acusados de espionaje.
Cuarenta años después del lanzamiento del programa Hexagon (entre junio de 1971 y abril de 1986), EEUU ha desclasificado este satélite espía y ha difundido a través de internet algunos de sus documentos clasificados hasta hace poco como alto secreto. La NRO ha querido celebrar así el 50 aniversario de su fundación en septiembre de 1961. No es la primera vez que esta oficina desclasifica un satélite espía pero, como suele hacerlo con tan poca frecuencia, cada vez que lo hace causa expectación.
El Corona, el primer satélite espía de fotorreconocimiento de EEUU, fue desclasificado en 1995 y se exhibe en el Museo Nacional Smithsonian del Aire y del Espacio en Washington. El Grab dejó de ser alto secreto en 1998. Y su sucesor, Poppy, que interceptaba señales de radar soviéticas y realizaba operaciones de vigilancia marítima, fue desclasificado en 2005.
El satélite espía Hexagon, del tamaño de un autobús escolar, fotografió en los años setenta y ochenta objetivos soviéticos con el fin de recabar información sobre su arsenal nuclear. Las fotografías que realizó fueron utilizadas por el Departamento de Defensa y por la CIA. Si lo comparamos con la tecnología de hoy, el funcionamiento del Hexagon parece muy rudimentario. Sin embargo, esos sistemas de satélites basados en carretes de fotos eran tecnología punta en la época. "El satélite permitía capturar las imágenes de mayor calidad que se han obtenido nunca con una cámara de baja resolución", según Charles P. Vick, analista del GlobalSecurity.
Tanto el programa Hexagon como el Gamit, otro satélite espía también desclasificado pero no exhibido por el Smithsonian, utilizaban cámaras de fotos capaces de fotografiar grandes extensiones de terreno. Gamit y Hexagon se convirtieron en "los ojos de América en el espacio", según NRO.
El Hexagon llevaba a veces una cámara de fotogrametría de largo alcance para ayudar a EEUU a preparar operaciones militares. Este satélite espía era capaz de fotografiar en una sola instantánea una distancia equivalente a la que hay entre Madrid y Barcelona.
Los carretes de fotografías del Hexagon se iban poco a poco almacenando en un depósito que, una vez lleno, era devuelto a la Tierra con un paracaídas para su recuperación. Un avión se encargaba de interceptar los carretes en el aire para el posterior análisis de las imágenes por parte del Pentágono y la CIA. El objetivo era conocer bien al enemigo y prevenir un ataque por sorpresa.

La nobel que plantaba árboles


Fallece Wangari Maathai, ecologista keniana y primera mujer africana en ganar el mayor galardón de la paz
CH. NOGUEIRA | Madrid 26/09/2011
La concesión del premio Nobel de la Paz le pilló trabajando. Era un día octubre de 2004 y para celebrarlo hizo lo que llevaba años alentando -y realizando-: plantó un árbol. Otro más. Ayer, al despedirse del mundo en un hospital de Nairobi, quedaban más de 47 millones de árboles plantados gracias a su impulso. Su herencia incluye también una lección: la lucha por el medio ambiente es una suma de luchas. Ha muerto Wangari Maathai, la bióloga keniana que aunó bajo el mismo paraguas el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
"La paz en la Tierra depende de nuestra capacidad para asegurar el medio ambiente. Maathai se sitúa al frente de la lucha en la promoción del desarrollo económico, cultural y ecológicamente viable en Kenia y en África". Así argumentó el comité del Nobel de la Paz la concesión la primera a una mujer africana. Al recibirlo en Oslo, la que algunos bautizaron como la mujer árbol lanzó un alegato: "La industria y las instituciones internacionales deben comprender que la justicia económica, la equidad y la integridad ecológica valen más que los beneficios a toda costa".
Wangari Maathai (Ihithe, Kenia, 1940) tuvo una vida muy poco común para una africana de su generación. Aunque como como casi todas las niñas iba a por agua "muy limpia, no contaminada", ella logró estudiar. Primero con las monjas. Luego, gracias a una beca, se licenció en biología en Estados Unidos. Volvió a Kenia con la independencia recién estrenada e inició una carrera docente que la conduciría por los peldaños del activismo. La primera doctora universitaria en África del Este en 1971 comenzó por dar la batalla en defensa de la libertad de cátedra en un país que se encaminaba hacia el autoritarismo y la corrupción. Recaló en la Asociación de Mujeres Universitarias, donde amplió su lucha y se lanzó en contra de la discriminación salarial de las profesoras frente a sus colegas masculinos. En escalón del feminismo entró en contacto con las mujeres del campo.
"Hablaban de cosas que vi relacionadas: inseguridad alimentaria, malnutrición; falta de agua, de leña y de ingresos", explicó a EL PAÍS en 2004. "Yo les dije: si no tenéis leña, plantad árboles". Corría el año 1977 y surgía el Movimiento Cinturón Verde (GBM, en sus siglas en inglés). Las mujeres empezaban a gestionar semillas y a plantar árboles. Primero en sus parcelas, luego en los terrenos públicos con el apoyo y un pequeño pago si el árbol sobrevivía del GBM. Cuando Wangari recibió el Nobel su movimiento tenía organizados 3.000 viveros, atendidos por 35.000 mujeres.
La imagen de aquel arroyo limpio de la infancia siguió siempre en la mente de la bióloga. El paso del tiempo lo había degradado, pero las cosas no debían seguir yendo a peor. Las batallas llevaron varias veces a la cárcel a esta activista cuya lucha -y la de sus miles de seguidores- evitaron que se construyera un rascacielos en el mayor parque de Nairobi o que se privatizara un espacio natural de la capital keniana para construir chalés para la gente adinerada. El presidente Daniel Arap Moi llegó a calificar a esta mujer como una "amenaza para la seguridad del Estado". Pero el presidente cayó por fin y en 2002, Maathai fue nombrada viceministra de Medio Ambiente. Era el momento de pasar al otro lado para esta luchadora que también ocupó un escaño en el Parlamento. Sus propuestas llegaron a España: en 2008 el PSOE incorporó en su programa electoral la plantación de un árbol por cada ciudadano.
Un cáncer de ovarios ha arrebatado la vida a la premio Nobel. Una mujer que tuvo que suportar que en su sentencia de divorcio el juez la calificara de "cabezota, triunfadora, con mucho nivel educativo, demasiado fuerte y muy difícil de controlar". Ella le llamó corrupto y tuvo que dar con sus huesos en la cárcel brevemente por ello. Pero nunca se rindió ante los abusos. En 2004, reflexionaba así para el EL PAÍS: "La experiencia me ha enseñado que servir a los otros tiene sus recompensas. Los seres humanos pasamos tanto tiempo acumulando, pisoteando, negando a otras personas. Y sin embargo, ¿quiénes son los que nos inspiran incluso después de muertos? Quienes sirvieron a otros que no eran ellos". Como ella misma.

El congreso de las mentes maravillosas


El V Encuentro de Solvay reunió en 1927 a varios de los científicos más brillantes de la historia. Un nuevo libro plasma sus luchas personales y las teorías que hicieron cambiar la interpretación de la física cuántica
TEGUAYCO PINTO MADRID 25/09/2011
"No lo he conseguido. Tendré que acostumbrarme a vivir con la teoría de los cuantos. Y creedme cuando os digo que acabará expandiéndose". Cuando el físico Max Planck postuló la existencia de los cuantos, lo hizo muy a su pesar. El científico, de ideología conservadora, siempre se mostró reacio a aceptar no sólo su descubrimiento sino la revolución cuántica que había puesto en marcha. Una revolución que pondría en tela de juicio la interpretación clásica del mundo y la naturaleza de la realidad.
El epicentro de las discusiones sobre las posibles interpretaciones de la mecánica cuántica se produjo en 1927 en el quinto Congreso de Solvay. La foto de familia no deja lugar a dudas sobre la importancia de la reunión. De los 29 asistentes al acto, 17 terminarían recibiendo el Premio Nobel. Grandes científicos como Marie Curie, Niels Bohr o el propio Albert Einstein pasaban largas horas discutiendo sobre los problemas más complejos que presentaba la nueva realidad cuántica en una de las épocas más brillantes y excitantes de la historia de la ciencia.
Precisamente fue la fotografía en la que aparecían varios de los genios más grandes que ha dado la ciencia lo que impulsó al físico y filósofo indio Manjit Kumar a escribir un libro que recogiera con todo lujo de detalles los pasos de la nueva revolución. En la obra de Kumar, titulada Quántum: Einstein, Bohr y el gran debate sobre la naturaleza de la realidad se ven reflejados no sólo los importantes descubrimientos de la ciencia de la época sino también las luchas personales de varios físicos ilustres por entender y aceptar una concepción del mundo que ponía del revés los postulados de la física clásica.
El libro ofrece una visión profunda de los grandes debates científicos que se dieron a principios del siglo XX y muestra cómo la perspectiva ideológica de los físicos también afecta a su forma de afrontar la ciencia. Si en la actualidad los investigadores están más o menos dispuestos a aceptar lo desconocido aún está por ver. ¿Qué pasará si el LHC no encuentra el Higgs? ¿Serán correctos los nuevos resultados que aseguran que hay neutrinos que se mueven más rápido que la luz? ¿Podrán los físicos aceptar que sus teorías pueden ser incompletas? Los antiguos héroes de la ciencia sí vencieron a sus propios fantasmas.
"Fue como si el suelo que nos sostuviera se hubiese esfumado y nada pudiera, en ausencia de todo fundamento sólido, erigirse". Estas palabras de Albert Einstein reflejan el gran impacto que supuso en la comunidad científica el hallazgo de Planck. A partir de los resultados del físico alemán, se desencadenaron una serie de experimentos y teorías matemáticas que lo cambiarían todo.
Probablemente, entre todas las teorías propuestas, la que más ampollas levantó fue el principio de incertidumbre desarrollado por Werner Heisenberg. El niño prodigio de la física alemana había postulado que resultaba imposible medir con absoluta precisión la posición y la velocidad de una partícula. En la física clásica sí se conocen estas magnitudes, que se puede calcular el camino seguido por una partícula; es decir, se puede saber dónde estaba en el pasado, dónde está ahora y dónde estará en el futuro. Sin embargo, si la propuesta de Heisenberg era cierta, desde un punto de vista cuántico sólo sería posible determinar la posición o la velocidad de una partícula en un instante dado, con lo que nada se podría decir, con certeza, de lo que le había ocurrido a dicha partícula antes o después de la medida.
Esta imposibilidad de determinar con precisión posición y velocidad incomodaba a algunos científicos. Sin embargo, había algo más que desconcertaba a los físicos: el hecho de que el propio observador, al realizar una medida, alterase el sistema de tal modo que lo que le ocurriese a la partícula después de la medida no podría separarse del hecho de haberla medido. Los científicos clásicos siempre habían realizado sus experimentos asumiendo que ellos eran observadores pasivos que no alteraban la naturaleza de lo observado.
Si esta afirmación resultara cierta, cabría preguntarse, y así lo hicieron los físicos de la época, si existe o no una realidad independiente de nuestra observación. Para Bohr, no existía esa realidad, "lo único que existe es una descripción" de la misma. Esencialmente, el físico danés aseguraba que un electrón no existe en ningún punto del espacio hasta que no es observado. Sin embargo, Einstein se resistía a esa interpretación y afirmaba que aún creía en la posibilidad de crear "una teoría que represente las cosas en sí mismas y no la probabilidad de su ocurrencia". El físico judío inició entonces una batalla de ideas orientada a tumbar el principio de incertidumbre.
Las dos visiones sobre la interpretación de la mecánica cuántica terminarían por chocar en el V Congreso de Solvay. Lo que estaba en juego, afirma Kumar, "no era, ni más ni menos, que el alma de la física y la naturaleza de la realidad". El físico austríaco Paul Ehrenfest describió emocionado la intensidad de los debates entre los dos físicos: "Ha sido una especie de juego de ajedrez: Einstein aportando en cada ocasión nuevos ejemplos con la intención de romper el principio de incertidumbre y Bohr, desde fuera de la niebla filosófica, buscando herramientas para aplastar un intento tras otro. Ha sido realmente extraordinario".
Los intentos de Einstein de tumbar la interpretación de Bohr resultaron infructuosos, aunque el genio judío no cejó en su empeño de plantear nuevos experimentos mentales que pudieran con la férrea resistencia del danés. Mientras llegaban sus nuevas ideas, el físico de origen alemán se consolaba con las palabras de un filósofo que aseguraba que "la aspiración a la verdad es más preciosa que su posesión segura". Por su parte, Bohr y sus acólitos se fueron del congreso con una victoria amarga. Pese a haber mostrado la robustez de su teoría, el danés no había conseguido convencer a su gran amigo. Según Heisenberg, aunque Einstein no había encontrado incoherencias en la teoría, "en su corazón no estaba convencido".
El genio de la relatividad y de los cuantos de la luz pudo haberse equivocado en su interpretación de la cuántica y, aunque nunca aceptó la visión de Bohr, reconocía sus dudas. Recién llegado a Princeton, alguien le preguntó si necesitaba algo en su nuevo despacho. Einstein respondió que sólo necesitaba un cuaderno y lápices. Antes de terminar la conversación, añadió: "Ah, sí, y una gran papelera a la que pueda arrojar todos mis errores".

Las saudíes podrán votar por fin en 2015


La participación femenina se limitará a las municipales
Público Yeda 25/09/2011
Arabia Saudí dejará de ser el único país del mundo en el que las mujeres no tienen derecho de voto (descontando a Brunéi, donde la prohibición se extiende a ambos sexos).
El rey saudí, Abdalá bin Abdelaziz, prometió ayer que las mujeres podrán entrar en el Consejo de la Shura —que es consultivo y no tiene poder de decisión—, votar y presentarse como candidatas en las elecciones municipales. Eso sí, el rey no se refería a los inminentes comicios del jueves, sino a los siguientes, previstos para 2015.
“Debido a que no queremos marginar a las mujeres en la sociedad en todos los papeles que cumplen de acuerdo a la sharia [ley islámica], hemos decidido, después de deliberar con nuestros ulemas más importantes, implicar a las mujeres en el Consejo de la Shura como miembros a partir del próximo mandato”, dijo el monarca absolutista. “Las mujeres podrán participar como candidatas en las elecciones municipales e incluso tendrán el derecho de voto”, añadió el rey Abdalá.
“Es una gran noticia”, declaró a Reuters Wajeha al-Huwaider, una de las activistas por la igualdad de las mujeres saudíes que más han peleado para obtener este derecho. “Ahora tenemos que conseguir eliminar las otras leyes discriminatorias”, reivindicó. Entre ellas, la activista citó la prohibición de conducir que pesa sobre las saudíes, y la cual desafió hace ya años, colgando un vídeo en YouTube al volante de un coche que la hizo muy popular. También la necesidad de contar con el permiso de un familiar varón para casi todo: viajar, trabajar, ser sometidas a una operación quirúrgica... “Mientras necesitemos un varón guardián, no podremos hacer una vida normal en Arabia Saudí”, explicó a Público hace unos meses desde Estados Unidos.
Farsa electoral
El Consejo de la Shura, cuyos miembros son designados por el monarca Abdalá, puede opinar sobre la legislación saudí, pero no tiene capacidad para vetar las nuevas leyes ni imponer enmiendas. Además, en las elecciones municipales los saudíes sólo eligen la mitad de los escaños en instituciones que tienen poderes muy limitados, por lo que numerosos críticos tildan de farsa electoral todo el proceso.
¿Sufragio femenino por decreto real? ¡Qué democrático!”, se burla el analista Nima Shirazi en Twitter. “Está muy bien. Las mujeres podrán votar en un país en el que no se celebran verdaderas elecciones”, añade Abdulmalik Kohaji en el popular sitio de microblogging.
La activista Naila Attar, cofundadora de una campaña para conseguir el voto femenino, discrepa. “Aunque el Consejo no sea efectivo, la presencia de la mujer en él era necesaria. Quizás a partir de ahora, con las mujeres, llegarán otros cambios”, dice Attar esperanzada.

mércores, 28 de setembro de 2011

Regresa el último exiliado, con más de 50 años de retraso

El gran exiliado de los archivos de la memoria de España regresa al lugar en el que nació
P. H. R. MADRID 24/09/2011 08:00 Actualizado: 24/09/2011 09:18
Carmen Negrín amosa un dos carnés de
refuxiado do seu avó
Ha pasado más de medio siglo y el gran exiliado de los archivos de la memoria de España regresa al lugar en el que nació. Mañana, la nieta del exjefe de Gobierno de la República, Carmen Negrín, entregará una copia de los archivos de su abuelo Juan Negrín al Ministerio de Cultura, para que lo deposite en el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca. Las otras copias de los casi 300.000 fotogramas, cerca de 40.000 legajos, planos de batalla, cartas, etc. quedarán una en manos del Gobierno francés, otra en el poder de la familia, y los originales en el archivo de la Fundación Juan Negrín, con sede en Las Palmas de Gran Canaria.

Después de casi diez años de negociaciones con los herederos, ha llegado el acuerdo de devolución de "un archivo privado español bajo derecho francés", al que muchos califican como el más buscado por Francisco Franco. Una memoria que ha logrado sobrevivir a la Gestapo, en la Francia ocupada. De hecho, la propia repartió los originales en un sótano, un piso y un ático de París.
Después del Guernica, este regreso significa el final de un exilio de los más sonados y dolorosos. Sólo quedará bajo la custodia de la familia un mínimo número de cartas muy personales, que Carmen Negrín ha preferido preservar de la mirada pública.

Un secreto bien guardado

Estos documentos clave han sido revisados por muy pocos historiadores (Preston, Moradiellos y, sobre todo, Ángel Viñas), para consultar, por ejemplo, las cuentas relativas al oro de Moscú.
Carmen Negrín, que recibió a Público, hace ahora un año, en el piso parisino que fuera residencia en el exilio del exjefe de Gobierno entre 1947 y su fallecimiento en 1956, insistía: "No soy historiadora, ni pretendo serlo", por lo que no evalúa documentos, pero recuerda varias de las cartas conservadas a las que ha echado un vistazo. "Hay toda una parte que es la correspondencia oficial entre ministerios, pero también sobre la vida cotidiana de la guerra. Cartas de niños, de madres, de soldados", dice. "He visto una de un niño, diciendo a Juan Negrín que sus padres han muerto. Una madre, que busca a su hijo soldado desaparecido". La historia se hace pública. 

"Hoy todo se celebra en un burdel"


Investigadores y especialistas alertan del aumento de la esclavitud sexual
CRISTINA HUETE - Santiago - 24/09/2011
"¡Escúchame! ¡Por favor, escúchame!" El plano fijo abrasando el desvencijado somier de una cama de habitación de hotel queda envuelto por los gemidos de placer de un varón trufados con el susurro de una mujer cuyo sexo ha comprado. La profesional (una rusa de 17 años que su novio vendió a la mafia) solo pide ayuda. El cliente solo consume su producto. La escena del corto de ficción realizado por la actriz y directora Mabel Lozano muestra la tragedia de las víctimas de la trata de blancas (en España supone el 80% de la prostitución, según datos oficiales). Lozano se ha empeñado en retratar la desgracia de la "esclavitud extrema" en un país "tan liberal" como este. Lleva años documentándose y se muestra alarmada por la evidencia: España es de los primeros países de Europa en tránsito y destino de las mafias de trata de mujeres y el tercero en consumo de prostitución. En Galicia, alrededor del 90% de la prostitución está controlada también por mafias, la mayoría procedentes de Sudamérica.
"Hoy todo se celebra en un club", explica la directora cómo la sociedad española ha "normalizado" la esclavitud sexual sin cuestionarse la tragedia que subyace. "La despedida de soltero, el cierre de un negocio, las buenas notas: todo" se celebra en un burdel, insiste Lozano en el acto de conmemoración del Día internacional contra la explotación sexual y la trata de personas organizado por la Secretaría de Igualdade de la Xunta.
La investigadora de la Universidade de Vigo, Silvia Pérez Freire, coautora de un estudio sobre la prostitución, alerta de que los datos del INE y los del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) demuestran que, a pesar del marco legislativo y político, el consumo de sexo de pago aumenta en España: del 27% en 2003 a casi el 33% en 2009. Y el perfil del varón consumidor es tan amplio como difuso. "Son hombres de todas las condiciones sociales y culturales aunque haya un ligero y muy poco significativo aumento entre los niveles medios y bajos". La socióloga hace hincapié en el "dramatismo" que el ejercicio de la prostitución en condiciones de esclavitud supone para las mujeres a las que deja "secuelas físicas y psicológicas". El "drama" de las esclavas frente a la "ociosidad de los clientes que lo que buscan fundamentalmente son emociones fuertes, incluso mediante prácticas pseudodelincuentes que con su novia tendrían que negociar". El trabajo de investigación desvela que si bien no hay perfil del cliente, sí existen tipologías discursivas: misoginia, samaritanismo y mercantilismo. Pero en ningún caso hay una reflexión ética sobre el consumo de sexo de pago y sobre el daño a la víctima, concluye Pérez Freire.
En su opinión, la causa del repunte de este "neomachismo" está en la cultura hedonista que pretende el placer inmediato y sin consecuencias. Y no las hay. "El cliente sabe que da igual lo que haga en el club, que tiene impunidad total". El experto en delitos de trata de personas, el teniente Carlos Bandín, reconoce que ni la sociedad ni las fuerzas de seguridad tienden a identificar a la esclava como víctima pese a que "queda desvestida de toda su capacidad humana". "Esta ofensa criminal de sometimiento y vejaciones ni siquiera es la más penada" por la ley, sostiene Bandín. En su opinión, hace falta "mucho más que un artículo en la ley de inmigración" para poner fin a la tragedia y que se escuche a las víctimas.

martes, 27 de setembro de 2011

Marcado por un triángulo rosa


Rudolf Brazda, hijo de checos emigrados a Alemania, fue deportado por los nazis al campo de Buchenwald por ser homosexual. Vivió para contarlo y se decidió a hacerlo antes de su fallecimiento, el 3 de agosto pasado. Extractos de un libro de Jean-Luc Schwab
25/09/2011
Rudolf no guarda muchos recuerdos de su proceso en Eger, pero el veredicto emitido en nombre del pueblo alemán nos informa de que los jueces Egermann, Nowoczek y Messerschmied dieron la razón al fiscal general en todos los puntos de la acusación. Después de tres horas de audiencia, condenaron a los cuatro acusados a penas de prisión de varios meses por delitos contra la moral. Se los acusaba de prácticas sexuales contra natura entre personas del mismo sexo, con intención repetida manifiesta.
En el momento de fijar la duración de las penas, el tribunal justificó la severidad de las sentencias: el libertinaje entre hombres no solo representa un delito "altamente repugnante y abominable", sino que, además, "las prácticas sexuales corruptas entre personas del mismo sexo, y particularmente entre hombres, parecen muy peligrosas en el plano político y social". Para todos los acusados, "ha sido considerado como agravante el carácter repetido y duradero de estos actos reprensibles", particularmente en los casos de Raimund y Rudolf, que eran reincidentes, y en el de este último aún más, ya que había seducido a Toni.
Los acusados recibieron las siguientes penas de prisión:
-Rudolf Brazda: un año por sus relaciones continuadas con Anton H. y cuatro meses por su infracción puntual con Raimund M., reduciéndose la pena acumulada a 14 meses.
-Raimund M.: ocho meses por sus relaciones (al menos en dos ocasiones) con Josef N. y cinco meses por su infracción puntual con Brazda, reduciéndose la pena acumulada a 12 meses de prisión.
-Josef N.: 10 meses por sus relaciones (al menos en dos ocasiones) con Raimund M.
-Anton H.: ocho meses por sus relaciones continuadas con Rudolf Brazda, que lo sedujo y lo indujo a cometer esos actos.
Se tuvo en cuenta el arrepentimiento de todos ellos para deducirles de sus penas la mayor parte del tiempo que habían pasado en detención preventiva.
(...) Rudolf Brazda purgó en Zwickau los cuatro últimos meses de su pena, que concluyó el 5 de junio de 1942. Pero ello no supuso el fin de sus sinsabores: inmediatamente fue objeto de una medida de Schutzhaft que solicitaron las autoridades policiales de Karlsbad, informadas con antelación del inminente fin de su condena. La medida era de efecto inmediato y respondía a la directiva de Himmler de 12 de julio de 1940 relativa a los homosexuales que hubieran "seducido a más de una persona".
Entonces fue enviado a Karlsbad y puesto a disposición de la Kripo . Después fue trasladado de una prisión a otra, hasta un sábado del mes de agosto, en que alcanzó su penúltimo destino en la estación de Weimar. Junto con otros compañeros de infortunio llegados en tren como él, Rudolf subió a un camión de transporte de tropas que se encaminó a la cima del Ettersberg, a unos pocos kilómetros de allí.
Atados unos a otros, 50 nuevos detenidos bajaron del camión que los había transportado desde la estación de Weimar, a una decena de kilómetros de allí. Entre ellos, 38 Schutzhaftlinge (de los cuales 36 tenían patronímicos de origen ruso o ucraniano), cuatro criminales de derecho común, cuatro polacos y dos homosexuales, uno de ellos Rudolf.
Buchenwald está situado en la cima de la colina del Ettersberg y no se alcanza a ver desde más abajo. El nombre significa "bosque de hayas", sin duda para difuminar la brutalidad del lugar. Para acceder a él, solo hay una carretera que atraviesa un denso bosque antes de desembocar en una vasta parcela deforestada. Allí se extiende una explanada en forma de media luna, de la que parten tres tipos de edificios habitables: los cuarteles de las SS, la fábrica de armamento Gustloff, al este, y la parte carcelaria, al norte. Al sur, la cantera.
Había casitas bastante coquetas para los dirigentes de las SS y sus familias. Tenían un encanto campesino y techumbre de tejas. En las cercanías se hallaba el complejo del Falkenhof, una halconería instalada a petición del propio Himmler y reconvertida en un lugar de residencia vigilada para presos políticos de importancia. Para las familias de las SS también había un zoo poblado por algunos animales, entre ellos osos, confiscados a los cíngaros, según se decía. Además, existía un picadero al lado de una caballeriza. Todas estas instalaciones tenían una extensión de cerca de doscientas hectáreas.
Para los prisioneros, el descubrimiento de Buchenwald comenzaba por la parte carcelaria: el Schutzhaftlager, un recinto alambrado y electrificado de tres kilómetros de largo por tres metros de alto. Cuarenta hectáreas rodeadas de bosque con blocks -alrededor de sesenta barracones- lindantes con edificios de servicios: cocinas, lavandería, "cantina", reservados, bloques médicos y crematorios, a los que se añadían un almacén de jardinería, invernaderos y establos destinados, sobre todo, a cubrir las necesidades alimentarias de las tropas de las SS estacionadas en el lugar.
(...) Ningún recién llegado entraba al campo sin ser desinfectado antes. Era la norma y no admitía excepciones. En cuanto les quitaban los grilletes, los prisioneros tenían que desvestirse y despojarse de sus efectos personales. Podían estar tranquilos: sus objetos serían cuidadosamente catalogados y conservados. Pero ¿qué le podía importar aquello a Rudolf, que no había llevado consigo más que una camisa de recambio? Era todo lo que le quedaba de los últimos meses pasados en prisión. Siguió la fila y se quedó desnudo como un gusano antes de ser rasurado de la cabeza a los pies. Los detenidos del campo asignados a esta tarea tenían consignas estrictas: rasurar el cráneo, pero también las axilas y el pubis, así como cualquier otra parte pilosa.
A continuación llegaba la desinfección propiamente dicha, en una enorme tina llena de una solución de cresol. Todo lo que se les pedía era que avanzaran en fila y se sumergieran en ella uno tras otro. Los SS miraban con aire burlón y disfrutaban del humillante espectáculo. Uno de ellos se había aproximado lo bastante al barreño para darse cuenta de que Rudolf, que acababa de introducirse en él, todavía llevaba una crucecita de oro colgada de una cadenita. "¡Nada de ratones de sacristía aquí!", exclamó mientras se la arrancaba con violencia.
Sin embargo, la cruz era un regalo de Toni, el único objeto personal todavía en su poder. Para Rudolf resultaba indignante que se la confiscaran así, pero no estaba en situación de protestar. "¡Contén la respiración!", le ordenó de repente el SS, antes de hundirle la cabeza en el líquido y de mantenérsela sumergida. Rudolf se debatió, tragó desinfectante. Cuando finalmente el SS aflojó la presión, Rudolf apenas era capaz de salir del líquido. Fue presa de una violenta náusea y tuvo que vomitar, ante las risas de los amos del lugar, que asistían divertidos a la escena. El lento proceso de deshumanización había comenzado. (...)
Buchenwald... Al igual que los otros campos de concentración, dependía de las SS y de su jefe, el Reichsführer SS Heinrich Himmler. Era un presidio, un lugar de aniquilamiento por el trabajo, pero no formaba parte de los seis campos que se encontraban en los confines de los territorios bajo la Administración del Reich, destinados a Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Sobibor, Chelmno, Majdanek y Belzek, en lo que había sido Polonia, y que acababan de ser destinados al "arreglo de la cuestión judía" mediante la "solución final". El número de deportados judíos en Buchenwald bajó rápidamente a partir de aquel año, cuando Himmler anunció su intención de limpiar de toda presencia judía los campos de concentración en territorio del Reich: de los aproximadamente 1.400 judíos registrados a finales de julio de 1940, se pasó a poco más de 800 a finales de mayo de 1942. La mayoría de ellos partieron en tren hacia Auschwitz en otoño, condenados a una muerte casi segura. No quedaron más que 234, asignados a trabajos de construcción. Una presencia judía que no representaba entonces sino el 1% de los detenidos en el lugar, y esto hasta el año 1944. Tampoco quedaron mujeres. Buchenwald acogía principalmente a los deportados a causa de las normas represivas: los opositores políticos y otros indeseables, como Rudolf, todos los cuales habían sido objeto de la aplicación de una medida de Schutzhaft. A partir de ese mismo año de 1942, el campo de Buchenwald creció en términos geográficos y de efectivos: administrativamente hablando, se convirtió en un Stammlager, un "campo matriz" o campo principal, al que se fueron incorporando progresivamente 136 aussenlager, "campos anexos", cuyos efectivos oscilaban entre algunas decenas y varios millares de detenidos.
Buchenwald se convirtió, así, en un campo de tránsito. Los detenidos pasaban por él para desinfección y registro antes de ser destinados a otros lugares. En 1945 aún se contaban 89 campos anexos en funcionamiento, desperdigados por todo el Reich y que representaban una población carcelaria dos veces superior a la del campo matriz. Su función era aprovisionar directamente a la industria de la guerra de mano de obra o suministrar contingentes destinados a trabajos civiles, tales como el desescombro de las zonas frecuentemente bombardeadas, como la región industrial del Ruhr. La tarde del 8 de agosto de 1942, teniendo en cuenta a los 50 recién llegados, entre los que se hallaba Rudolf, y las 27 salidas que hubo aquel día, el número total de detenidos en Buchenwald se elevaba a 9.141.
(...) Cuando destinaron a los recién llegados soviéticos al block o barracón número 30, Rudolf y algunos otros fueron conducidos al barracón número 2, contiguo a la plaza de llamadas. Se los reunió en la sala común del barracón y recibieron la orden de coser sobre la chaqueta y el pantalón de sus uniformes un pequeño triángulo de color, así como un número estarcido sobre una estrecha cinta de tejido blanco. Para la administración del campo, este número era su nueva identidad. Rudolf ya no era sino la matrícula 7952. El número ya lo habían llevado antes de él dos polacos, que habían sido transferidos a otros campos, y después dos naturales del Reich, que habían muerto en Buchenwald. Él era, pues, el quinto en usarlo.
Encima de la matrícula había que añadir un triangulito de tejido de color. Un triángulo de unos centímetros de lado, con la punta vuelta hacia abajo y cosido a la chaqueta, a la altura del corazón. El color dependía del motivo de la detención. La matrícula 7952 había estado asociada con anterioridad a triángulos de colores diferentes: al principio, al triángulo rojo de los prisioneros políticos (los dos polacos), después al negro de los "asociales, refractarios al trabajo" (los dos naturales del Reich), y por fin al verde de los "criminales de derecho común" (los dos últimos portadores de la matrícula). En el caso de Rudolf el color fue el rosa, escogido para estigmatizar la homosexualidad. En resumidas cuentas, un sistema de clasificación muy sencillo, con una particularidad en el caso de los detenidos judíos. A ellos se los reconocía por una estrella amarilla, en ocasiones bicolor (un triángulo amarillo y un triángulo del color correspondiente al segundo motivo de deportación).
(...) En lo sucesivo, Rudolf formaría parte del pequeño número de deportados por homosexualidad. Matrícula 7952, triángulo rosa, barracón número 2. (...) Estaba aquel maestro panadero con el que un día se cruzó, por casualidad, en el campo. Le habían acusado de intentar seducir a uno de sus jóvenes aprendices. La denuncia le había llevado hasta allí, aunque su deportación fue breve, pues iba a ser víctima de una ejecución expeditiva por inyección mortal. La acusación de relaciones contra natura con un menor no era cosa de broma. (...) Estaban también los cinco monjes jóvenes de un monasterio de Renania. Habían sido acusados de prácticas homosexuales en el seno de su institución religiosa. La acusación, muy a menudo infundada, había sido utilizada frecuentemente por los nazis durante los "procesos de los conventos". En la segunda mitad de los años treinta, el argumento se usaba en el marco de la propaganda dirigida a separar a la comunidad católica de su clero. Sólo dos días después de su llegada, los monjes habían sido convocados al Revier, la enfermería del campo, donde fueron liquidados por inyección mortal.

Rudolf Brazda. Itinerario de un triángulo rosa, de Jean-Luc Schwab. Alianza Editorial. Precio: 20 euros. Se publica el 4 de octubre.

El Gobierno británico compensará a las familias de las víctimas del Domingo Sangriento


Los incidentes se saldaron en 1972 con 13 manifestantes muertos a tiros por soldados británicos
EFE - Londres - 22/09/2011
El Ministerio británico de Defensa pagará una compensación económica a los familiares de las víctimas mortales y de los heridos en la jornada conocida como Domingo Sangriento -Bloody Sunday- de Irlanda del Norte en 1972. En un comunicado emitido hoy por ese Ministerio que recoge la cadena pública BBC, Defensa reconoce "el dolor de esas familias durante 40 años" y admite que miembros de las fuerzas armadas actuaron "de manera equivocada" en aquella jornada. El 30 de enero de 1972, soldados británicos del Primer Regimiento de Paracaidistas dispararon contra una manifestación a favor de los derechos civiles en el barrio católico del Bogside en Derry.
Los incidentes se saldaron con 13 manifestantes muertos a tiros por soldados británicos. El anuncio surge después de que los abogados que representan a esos familiares hicieran una petición al primer ministro británico, David Cameron. Defensa, que no ha dado detalles sobre quiénes serán exactamente los que reciban las compensaciones y qué cantidad, confirmó que tiene la intención de resolver el asunto "con la mayor rapidez posible". En la carta enviada al primer ministro por el bufete de abogados Madden and Finucane, que representan legalmente a muchas de las familias afectadas, se preguntó al Gobierno por los pasos que iba a adoptar para "compensar totalmente" a los familiares por "las pérdidas de sus seres queridos, las lesiones de otros y las acusaciones vergonzosas que mancillaron su buen nombre durante muchos años".
Un portavoz de Defensa indicó en el mencionado comunicado que el Ejecutivo "sentía profundamente" lo ocurrido y confirmó que se compensaría económicamente "donde hubiera responsabilidad legal". En junio del pasado año, el primer ministro presentó un informe dirigido por el exjuez del Tribunal Supremo lord Saville de Newdigate sobre lo sucedido al Parlamento.
En aquella intervención, Cameron reconoció que los fallecidos a tiros por los soldados británicos eran civiles inocentes. "Estuvo mal. Lo que ocurrió nunca debería haber ocurrido. El Gobierno es el responsable último de la conducta de las fuerzas armadas y por eso, en nombre del Gobierno, de hecho en nombre de nuestro país, lo lamento profundamente", manifestó.

Veinte años de lucha por la esperanza


La familia de Davis intentó evitar a toda costa la inyección letal tras la sentencia de 1991 por el asesinato de un policía blanco en Savannah, una ciudad de mayoría negra
LOLA HUETE MACHADO - Madrid - 23/09/2011
“Cuando todo esto acabe, diremos adiós para siempre a Georgia, a esta tierra que ha condenado a mi familia”. Lo decía a finales de 2010, Virginia Davis, la madre de Troy Davis, subida al coche que conducía Martina Correia, hermana mayor de Troy, por la calles de Savannah (segunda ciudad del Estado de Georgia, 60% de población afroamericana, mucho conflicto racial). “Vivimos en el viejo Sur”, suspiraba. Y en el Sur las cosas tienen un color especial: más militar y más blanco. Basta poner el pie allí para verlo. Por estas calles, los mendigos tienen color más oscuro, las aceras se reservan a los indigentes, y las zonas de compras en el centro son privilegio de blancos clase media. Aún vivía y tenía esperanza Virginia, decía. La apelación para revisar el caso de su hijo estaba entonces en marcha. Después de dos décadas encarcelado, quizá aún podría celebrarse un nuevo juicio ante la falta de pruebas, salir como hombre libre, abrazarle en medio de la calle, respirar otro aire, comer sus deliciosos postres… “Esas cosas simples que para él son muy grandes”, contaba.
Preparábamos en El País Semanal un reportaje sobre el 50 aniversario de Amnistía Internacional y Troy era uno de los grandes casos de la organización internacional de Derechos Humanos. AI siempre lo consideró un preso de conciencia destacado. Luchar por él no sólo era hacerlo contra la pena capital sino contra los juicios injustos, las irregularidades que puede producir un sistema legal cargado de matices, según los Estados, el color de la piel, el origen, el dinero o los abogados disponibles…
Nos habíamos desplazado hasta la casa de Troy con el objetivo de visitarle en la prisión de Jackson, a siete horas de camino de Savannah, pero en el último momento no hubo permiso. Así que, la madre y la hermana nos recibieron en casa, nos presentaron a hermanos, hijos, sobrinos, y fueron desbrozando una biografía familiar como otra pobre cualquiera: padre carpintero sin muchos ingresos, cinco hermanos... Troy era la esperanza, se había graduado, quería alistarse en los Marines; era bien parecido, agradable, educado. Detalles cotidianos van y vienen mientras cruzamos por una plaza con una famosa hamburguesería. “Aquí fue”, dijo Martina, delgadísima, recién operada de cáncer, portavoz y apoyo de su hermano hasta el último minuto (ayer, tras su ejecución, habló en directo y dijo: “Mi hermano no solo es Troy Davis, todos somos él… Somos el único país que mata a sus ciudadanos mientras da consejos sobre Derechos Humanos a la comunidad internacional"). Estábamos en el lugar donde se cometió el asesinato del policía por el que Troy fue detenido en 1989 y condenado a muerte en 1991. Martina para el coche y describe la escena: jóvenes que juegan en los billares, borrachos, indigentes de un albergue cercano que aún existe (y que vemos), una discusión repentina, disparos, un muerto que es policía y testigos que resultan ser confidentes de la misma policía... La prensa local hizo bien su trabajo, aseguran ellas: “Necesitaban un culpable y Troy era la pieza más débil: la gente en Savannah teme a los poderosos, la policía siempre es más creíble que ‘esos chicos negros”, afirman.
¿Cómo vivir con algo así día a día, lidiando el toro del desconcierto y el horror, la soledad y la vergüenza del hermano o del hijo primero y el boom luego de la solidaridad local, nacional, internacional después? Se volvieron una piña. Al contrario de lo que sucede con muchos condenados a muerte, la familia de Troy siempre estuvo con Troy. Y a medida que se fueron desvelando detalles (no hay arma, no hay móvil, los testigos se desdicen…) acudieron reverendos, abogados y ONG en ayuda. Irregularidades que resumía bien el lema de AI: “Culpable hasta que se demuestre lo contrario”. “Yo siempre creí a mi hijo”, confesó Virginia. “Le miré a los ojos ese día y supe que era inocente”. Desde entonces hablaba con él a través de un código secreto: siendo ambos muy religiosos, ella le citaba los salmos de la Biblia que leía cada día: “Es una conexión sagrada entre nosotros; era como si habláramos en directo”.
La prisión de Troy cambió de forma vertiginosa la vida de los Davis. El padre murió poco después; la madre quedó tocada y se hundió definitivamente hace nada, en abril de 2011, cuando la Corte Suprema rechazó la apelación y supo que su hijo ya nunca sería libre y podría ser ejecutado en cualquier momento. Martina fue invitada enseguida a abandonar el Ejército, donde llevaba desde los 17 años. Siguió siendo soldado, pero de la causa fraterna. “Cuando pienso en el sacrificio que estás haciendo por mí, se me parte el corazón, big sister, eres todo para mí”, le escribe Troy en una de las muchas cartas sabiendo que ella debía trabajar, tenía hijos, obligaciones...
Estábamos sentadas en el salón de una casa baja, modesta, con jardín, en una de esas calles de urbanización infinita, todo bien privado e individual, coches en las puertas, orden y concierto. Dentro, los muebles imprescindibles, ningún lujo. Lo único abundante, los álbumes sobre Troy Davis: de niño, de joven, en los primeros días de prisión… y luego su rostro en carteles, en camisetas, en pancartas… Y, de repente, Virginia descuelga el teléfono, pone el altavoz: “Soy Troy”. Y él está allí mismo, voz grave, tono sereno. Nos habla de su vida dentro y fuera, de las circunstancias del supuesto crimen, sus esperanzas y miedo. “No es verdad que en los Estados donde hay pena de muerte haya menos crímenes; mi caso no sólo es mi caso, es el clamor de muchos; mi primer día de hombre libre me daré un baño bien caliente y empezaré a recuperar el tiempo con los míos; luego lucharé con todas mis fuerzas contra esta lacra que es la pena de muerte; intento contestar a todos y cada uno de los que me escriben; las condiciones en la prisión son las que son, horarios restringidos, soledad; es mejor no hacer amigos; rezo mucho; estoy encerrado 23 de 24 horas; extraño los olores, pisar la hierba, la libertad; mi fuerza viene de Dios y de los míos”, nos decía.
Troy Davis esperó en el corredor de la muerte en 1991, en 2007, en 2008… Ayer volvió a recorrer un camino que no le era extraño. Conocía el protocolo, los pasos, los ruidos, los gestos de los guardias... Un experto era. No quiso comer, ni ser tranquilizado, ya lo estaba. “Soy inocente”, fueron sus últimas palabras antes de ser ejecutado en la prisión de Jackson a las 23.05 tras cuatro horas de espera dentro y esperanza fuera. Morir siendo considerado culpable era su mayor dolor. Y el de los suyos.

La trata de mujeres, un problema "en la puerta de al lado"


La prostitución es el tercer "negocio clandestino" más lucrativo del mundo, después del tráfico de drogas y el de armas
PÚBLICO.ES/ EFE Zaragoza 23/09/2011 11:57
La trata de mujeres con fines sexuales es una lacra muy extendida por todo el mundo, por eso, muchas trabajadores sociales luchan para demostrar que estas mujeres tienen futuro si buscan y encuentran la salida.
Este viernes se celebra el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, instaurado por la Conferencia Mundial de la Coalición contra el Tráfico de Personas de Dhaka (Bangladesh) en enero de 1999. Los responsables del país asiático decidieron escoger el 23 de septiembre como homenaje a la primera norma legal que se promulgó en el mundo contra la prostitución infantil, en Argentina en 1913.
La prostitución es el tercer "negocio clandestino" más lucrativo del mundo, después del tráfico de drogas y el de armas. No en vano este "negocio" mueve unos 31.000 millones de dólares al año. Los datos en nuestro país también son preocupantes: unas 50.000 personas son víctimas de la trata de mujeres al año, de las que un 80% son inmigrantes.
El desconocimiento de la existencia de estas redes de exclavas sexuales es uno de los grandes handicaps que existen para acabar con este negocio. Así lo cree Erika Chueca, trabajadora social de Médicos del Mundo, quién está convencida de que se tiende a pensar que la explotación sexual es un problema lejano cuando la realidad demuestra que puede suceder "en la puerta de al lado". Para Chueca, es la propia condición de fenómeno "escondido" lo que consigue que apenas  existan recursos especializados para luchar contra este delito.
No todas las mujeres atienden a las mismas razones a la hora de ejercer la prostitución. Más del noventa por ciento de las prostitutas están explotadas y en la mayoría de los casos ejercen su oficio de forma obligada por mafias o redes criminales, pero en otros casos también tienen que ver las circunstancias personales o por su propia condición de marginalidad, tal y como lo asegura Cristina Sola, del área de la Mujer de UGT-Aragón.
La situación irregular de estas mujeres y el miedo de que atenten contra sus familias en sus países de origen las paraliza y les impide denunciar que son forzadas a traficar con su cuerpo para pagar "deudas" ficticias. Chueca afirma que una víctima de la trata "no tiene por qué estar atada", pero sí tan aterrorizada que es imposible que denuncie su situación y, además, muchas ni siquiera son conscientes de que están siendo explotadas.
La crisis y su influencia en la mujer
La crisis y la feminización de la pobreza son otros factores que han supuesto un aumento de esta actividad y hasta cuando las mujeres la ejercen "voluntariamente" se detecta un componente de obligatoriedad, porque no tienen ninguna posibilidad real de acceder a otras ocupaciones por su nula formación, que es otra forma de desigualdad.
Pero Urzola insiste el lanzar un mensaje "positivo", puesto que es posible salir de esta espiral si se desea y para ello, las mujeres deben de saber que existen recursos y entidades que les van a ayudar a encontrar una nueva vida y que incluso pueden actuar para proteger a sus familias.