mércores, 25 de xaneiro de 2012

Olvido letal en el Cuerno de África


Un informe de dos ONG denuncia la muerte de más de 50.000 personas en 2011 por la tardía respuesta internacional a la hambruna
Nenos no campamento de refuxiados de Dadaab (Quenia)
Más de 50.000. Ése es el número de vidas que se podrían haber salvado si la comunidad internacional hubiera reaccionado a tiempo ante la crisis humanitaria del Cuerno de África, según un informe publicado hoy por las ONG Intermón Oxfam y Save the Children.
Hace seis meses, la ONU declaró en Somalia la primera hambruna del siglo XXI. Entonces se puso en marcha la maquinaria internacional de ayuda de emergencia. Pero ya era demasiado tarde.
El informe, Un retraso peligroso denuncia que entre abril y agosto de 2011 murieron a causa del hambre entre 50.000 y 100.000 personas, más de la mitad niños menores de 5 años. Y esto a pesar de que la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió de la probabilidad de hambruna en agosto de 2010.
En total, más de 13 millones de personas en Somalia, Kenia y Etiopía siguen afectadas por la catástrofe humanitaria y aún hay cientos de miles en riesgo de sufrir malnutrición, cuyas consecuencias se dejan sentir durante generaciones.
Desencadenada por la mayor sequía en la región en 60 años pero también por la continua guerra en Somalia, el mal Gobierno y el alza del precio de los alimentos, la crisis provocó la pérdida de cosechas y la muerte de miles de cabezas de ganado y condenó a millones de personas a la miseria.
La pregunta es obvia. ¿Por qué gobiernos y organizaciones internacionales no reaccionaron a tiempo si ya había información al respecto?
Debido al miedo y al cansancio, según el documento, que apunta tres razones más precisas: "Temor a equivocarse" y a perder dinero o prestigio, "temor a ser demasiado intervencionista" en lugar de dejar a las comunidades afectadas que se las arreglen solas, y cansancio por las continuas sequías, "que fomenta una actitud de resignación".
"Sabemos que la acción temprana salva vidas, pero el miedo al riesgo ha hecho que las organizaciones de ayuda se resistieran a gastar dinero hasta estar seguras de que en efecto se estaba produciendo una crisis", comenta Ariane Arpa, directora general de Intermón Oxfam.
El informe pide a Gobiernos, donantes, Naciones Unidas y las propias ONG que actúen frente al riesgo y no esperen a reaccionar cuando ya existe la crisis. Esta diferencia podría suponer salvar cientos de miles de vidas y prevenir que generaciones enteras acaben dependiendo de la ayuda internacional para sobrevivir.
"Todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad ante la demora que ha costado tantas vidas en África del Este. Debemos aprender las lecciones de la respuesta tardía", insiste Arpa.
Esa es la siguiente pregunta. ¿Han aprendido la lección los actores internacionales o se va a repetir la historia? En la región del Sáhel en el África occidental la hambruna amenaza actualmente a millones de personas. En Níger, las familias que viven en las áreas más afectadas ya cuentan con menos comida, dinero y combustible de lo necesario para sobrevivir, según un estudio realizado por Save the Children.
Pero parece que esta vez sí se está reaccionando a tiempo. El presidente de Níger, Mahamadou Issoufou declaró ayer que “la Unión Europea ha tomado medidas urgentes que han permitido reconstituir las reservas de cereales”.
Además, está previsto que la comisaria europea para la Ayuda Humanitaria, Kristalina Georgieva, anuncie hoy precisamente en Níger una ayuda de 200 millones de euros para combatir el hambre en este país, Chad, Mauritania, Mali y Burkina Faso.
Pero si el caso del Sáhel parece ser la cara, entonces la situación en Sudán es la cruz.
"Si no se produce una entrega sustancial de ayuda para marzo, Kordofán del Sur y Nilo Azul (dos regiones sudanesas) se situarán a un paso de sufrir una hambruna a gran escala”, advirtió ayer la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Susan Rice.
Ambas regiones son el escenario de enfrentamientos armados entre el Gobierno de Sudán y grupos rebeldes que lucharon contra Jartum y junto a Sudán del Sur en la guerra civil, pero que siguieron perteneciendo al norte cuando el sur obtuvo su independencia en julio.
Rice denunció que el régimen de Jartum no permite la entrada de personal humanitario en estas zonas, por lo que queda pendiente saber cómo reaccionará la comunidad internacional ante el riesgo de que una nueva hambruna en África condene otra vez a muerte a decenas de miles de personas.

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