xoves, 15 de marzo de 2012

El guerrillero 'Cencerro' resucita


La escritora Almudena Grandes rescata la historia de un luchador antifranquista de la Sierra Sur de Jaén en su última novela, 'El lector de Julio Verne'
PAULA CORROTO ALCALÁ LA REAL (JAÉN) 06/03/2012
Un manto de olivos cubre toda la Sierra Sur de Jaén. Paraje fronterizo, a sólo 50 kilómetros de Granada, pespunteado por pueblos blancos como Alcalá La Real, Fuensanta de Martos y Valdepeñas de Jaén. En este lugar, verdiblanco, y de mucho frío en invierno, hace 65 años se suicidó Tomás Villén Roldán, ‘Cencerro', legendario guerrillero antifranquista, luchador incansable cuya historia quedó sombreada durante decenios "por miedo" a las represalias, según relató hoy su nieta Esther Estremera.
En las décadas siguientes a su muerte, "en la época en la que no se podía hablar del abuelo", su esposa, que llegó a pasar nueve años y medio en la cárcel por afirmar que esperaba un hijo de él, sus hijas y nietas, sólo recordaron "la rabia y el terror" de último paseo del cadáver por las calles de Valdepeñas aquel 18 de julio de 1947, cómo tuvieron que lavarle las heridas y, finalmente, casi a escondidas, darle sepultura en el cementerio del municipio de Castillo de Locobín.
La escritora Almudena Grandes (Madrid, 1960) ha resucitado ahora a este guerrillero en su último libro, El lector de Julio Verne. La guerrilla de Cencerro y el trienio del terror, Jaén, Sierra Sur, 1947-1949 (Tusquets), segunda novela de los Episodios de una Guerra interminable que comenzó en 2010 con Inés y la alegría, en la que relataba la rebelión contra Franco de un grupo comunista en el Valle de Arán en 1944.
Con una mezcla de "aventura", educación sentimental y "terror", Grandes se sumerge esta vez en la guerrilla antifranquista del sur de España, "una gran desconocida, puesto que la guerrilla se suele vincular al norte, pero lo cierto es que no hubo una población tan activa contra el régimen como la que se desarrolló en la sierra sur de Jaén", afirmó hoy la escritora, quien también insistió en que esta es su primera novela que no transcurre "en ningún episodio" en Madrid.
Con una tirada de 150.000 ejemplares, El lector de Julio Verne es una de las grandes apuestas de la editorial para esta temporada. Apabullante fue también esta mañana el despliegue mediático para la presentación del libro en la localidad de Alcalá La Real, donde, además de periodistas, participaron las autoridades de la zona y libreros. También acompañó a la autora Cristino Pérez Meléndez, catedrático y amigo personal de la escritora, que fue quien le inspiró el personaje del niño Nino, el chaval hijo de guardia civil, que vive en una Casa Cuartel y que hila todo el relato.
"Fue Cristino, hijo de Guardia Civil, quien me contó durante un viaje a Marruecos la historia de unos billetes firmados en los que se podía leer: 'Así paga Cencerro'. Eso ocurrió en su pueblo y aquello me impresionó porque era un guerrillero legendario de verdad. Esta es una crónica de la época más terrible en tiempos de paz de la historia de España. Es el trienio del terror, cuando Franco decidió acabar con la guerrilla", resaltó Grandes.
Cultura como salvación
En esta novela, que abarca poco más de 400 páginas, la escritora incide, a través de la voz de Nino/Cristino, en dos aspectos: el terror que también pudieron a llegar a sentir los represores y la idea de la cultura como salvación. Para Grandes, notable cronista de la intrahistoria, de la cotidianidad que esconde el gran acontecimiento, "los personajes malvados también tienen que tener luces. El mal está a veces soportado por personas que no lo reflejan. Y es lo que ocurre en esa Casa Cuartel. En esta historia quería profundizar en el interior de los represores, que también sintieron miedo y humillación".
La metáfora de una especie de Biblioteca de Alejandría que Nino encuentra en la casa de una maestra represaliada es el otro pilar de esta novela. No es casual que Grandes cite a Julio Verne, "uno de los escritores que leí en mi infancia". Para Nino, estas novelas de aventuras (más las de Benito Pérez Galdós) le abren un mundo fascinante y muy diferente al horror de cada día, a los gritos de los interrogatorios por los que incluso tiene que mentir a su hermana diciéndole que se trata de ruidos de la radio. "Todas las novelas hablan de amor, aunque no cuenten historias de amor, y tienen la capacidad de desviarte del modelo que tenías asignado desde pequeño", destacó la escritora.
Mientras Grandes hilvanaba su relato esta mañana, a su lado permanecía muda Esther Estremera, la nieta del guerrillero Cencerro. Cuando habló lo hizo con un cierto temblor en la voz. Era la emoción por recordar al abuelo del que durante tantos años jamás se pudo decir nada, a pesar de que su hija, la madre de Esther, "siempre nos transmitió el orgullo de tener un padre luchador. No era una bandolero, ni asaltaba a la gente, sino que defendió la República y la libertad", apuntó vehemente su nieta. Ella tampoco quiso olvidarse de todas aquellas personas que aún siguen buscando a sus familiares represaliados durante la Guerra Civil y el franquismo: "Nosotros nos sentimos privilegiados porque sabemos dónde está mi abuelo, pero hay que entender y apoyar a todas esas personas que aún siguen buscándolos".
Y tranquila, pero con el nerviosismo del recuerdo, remató sus palabras con un guiño cariñoso al juez Baltasar Garzón: "Le conocí y me dijo que siempre siguiéramos luchando. Y es lo que vamos a hacer, seguir". 65 después Cencerro ya tiene su lugar en la historia.

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