domingo, 20 de maio de 2012

Viñetas de memoria histórica

Por Valentín Varió
SE PUBLICÓ en la década más oscura del cómic español, los noventa. Un largo silen­cio era un librito breve y furtivo, financiado por dos francotiradores apasionados de la historieta, Paco Camarasa Pina y McDiego. Su autor, Miguel Gallardo, había sido un aguerrido militante del underground barce­lonés de los ochenta, creador de Makoki e ideólogo de la línea chunga. De la contracul­tura a la madurez; Gallardo se estaba rein­tentando. En 2007 publicó María y yo, un cómic dedicado a su hija autista. Previa­mente, en los oscuros noventa, sintió la ne­cesidad de ofrecer su arte, a su progenitor, el soldado.
Años antes, el norteamericano Art Spiegelman había publicado la primera par­te de Maus, una ambiciosa novela gráfica sobre las experiencias de su padre en la Segunda Guerra Mundial, que, en su encar­nación final, se extendía hasta casi las tres­cientas páginas. Spiegelman tituló Mi padre sangra historia ese primer volumen.
Humil­de y honesto, Miguel Gallardo entendió que, también, su propio padre sangraba una historia particular, local y dolorida, que merecía la pena convertir en testimonio lite­rario y gráfico. En las páginas de Un largo silencio —actualizadas y ampliadas para es­ta edición— se utilizan herramientas senci­llas y efectivas, palabra y dibujo, para hacer memoria de esa vida hasta los 31 años. "Mi padre fue un héroe", escribe Gallardo hijo en la primera viñeta. Francisco Gallardo Sar­miento combatió en la guerra civil española en el bando republicano, estuvo preso en un campo de concentración y después, du­rante cuarenta años, nunca habló de sus experiencias de aquellos años. Su hijo, Miguel, entendió que había un proyecto creativo  potencial cuando, tras la muerte de Fran­co, el padre empezó un día a recordar en voz alta. Según el dibujante, Gallardo Sar­miento pasó décadas silencioso, pero cuan­do se puso a hablar, ya no paró. Y él, como creador, tras ese enmudecimiento prolonga­do, le entregó el regalo de una "voz peque­ña", la suya propia, para exponer su relato.
Un largo silencio integra textos de Gallardo Sarmiento con páginas de historieta de Ga­llardo hijo, creando un collage extraño, fas­cinante y dolorosamente marcado por la guerra y el sufrimiento. A pesar de su breve­dad, este libro es eso que ahora llamamos una novela gráfica; un tebeo de alto valor artístico y testimonial, más allá de géneros y convencionalismos. En sus páginas, Ga­llardo padre rememora, cuenta, anota el precio de las cosas cuando entonces, revive el purgatorio. Gallardo artista, por su parte, crea y recrea, hace novela en viñetas. Un largo silencio forma parte de ese corpus, brevísimo pero intenso, de tebeos españo­les que contribuyen a la memoria histórica, como Paracuellos o 36-39. Malos tiempos, de Carlos Giménez; y es inspiración directa de El arte de volar, una novela gráfica esen­cial del último lustro.

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