mércores, 19 de decembro de 2012

Agua para el Sahel


Tras el estallido de la violencia en Mali, el número de refugiados que han huido a Mauritania, Níger y Burkina Faso está creciendo dramáticamente. Miles de personas sobreviven en campos en el desierto, en una región severamente afectada por la sequía y el hambre.
Amaia Celorrio- 11/12/2012 – eldiario.es
El Sahel es una zona geográfica que se extiende al sur del desierto del Sahara, va de lado a lado del continente africano, y abarca total o parcialmente Senegal, Mauritania, Argelia, Mali, Burkina Faso, Chad, Sudán, Eritrea y Mali. Y ha sido en este último país donde la guerra abierta entre el gobierno y los radicales islámicos ha obligado a más de 400.000 personas a dejar sus hogares y buscar refugio en países vecinos. Países que están dando un extraordinario ejemplo de solidaridad, ya que a pesar de sufrir una sequía recurrente y una crisis alimentaria atroz, han abierto sus fronteras y sus corazones a los refugiados.
Desgraciadamente, la inmensa mayoría de estos refugiados son mujeres y niños. Los hombres han permanecido en sus hogares para cuidar del ganado y de los pocos bienes que poseen, y están siendo víctimas de todo tipo abusos por parte de los rebeldes, cuando no asesinados.
Un primer cálculo de la ayuda que se precisa, teniendo en cuenta el número de refugiados y sus necesidades básicas, nos da una cifra enorme: 119 millones de dólares. Y hace falta de todo, pero lo más urgente es agua potable. Porque la desesperación empuja a los refugiados a beberla de cualquier lugar o a obtenerla a cualquier precio: incluso teniendo que recurrir a la prostitución. Agua que además, al estar contaminada, es el origen de las enfermedades diarreicas que causan la muerte de miles de niños al día en todo el mundo.
Se necesitan más pozos, y cada vez más profundos porque los acuíferos están agotados en la zona; hay que reacondicionar los existentes, construir duchas y letrinas, y en último caso, llevar camiones cisterna, que tienen que recorrer cientos de kilómetros por caminos sin asfaltar, que cuando llueve quedan completamente anegados.
Y esto en un territorio donde la seguridad de los refugiados y los trabajadores humanitarios está amenazada por los grupos armados que operan en toda la región. Se necesita agua ya, porque el número de refugiados crece sin cesar y esto invalida incluso los cálculos más pesimistas.
Como ves, la tarea a la que nos enfrentamos es enorme. Los fondos necesarios para llevarla a cabo también lo son. Sin embargo, hay algo aún más grande: nuestra determinación y el convencimiento de que la solidaridad siempre triunfa.

Ningún comentario:

Publicar un comentario