venres, 26 de abril de 2013

Decrecimiento, cámaras y acción


'Stop! Rodando el cambio' es el primer documental que se realiza en España abordando el decrecimiento, una corriente que advierte contra los perjuicios del desarrollo incontrolado y la explotación sin límite de los recursos naturales
DANIEL FERNÁNDEZ Madrid 13/04/2013 publico.es

"El racionalista -escribía Hermann Hesse- cree que la tierra ha sido entregada al hombre para que la explote. Su fe en la inmortalidad es la fe en el progreso". El racionalismo y el progreso de los que hablara el premio Nobel alemán son ideas que tuvieron su origen en el corazón de Europa, y para escarnio del Viejo Continente se han traducido, especialmente en el último siglo, en sinónimos de crecimiento. Quienes han advertido este proceso señalan la continua explotación del medio, el espectacular aumento de la población que pasa hambre a pesar de que se producen más alimentos que en cualquier otro momento de la historia y la emisión desproporcionada de residuos como tres de los fenómenos más perniciosos que se esconden tras ese afán de crecimiento.
Sin embargo, la premisa del desarrollo sobre la que se asienta la supervivencia de los Estados es una carrera no solamente errónea sino limitada. Por eso en los últimos lustros ha venido cobrando fuerza una crítica al apetito voraz del capitalismo: el decrecimiento. Nacido a raíz de la ecología social, una corriente que defiende la imposibilidad de separar la supervivencia de la ecología del comportamiento humano, el decrecimiento viene a trasladarnos un mensaje sencillo pero de vital importancia, y es que no podemos continuar viviendo por encima de nuestras posibilidades. Autores como Ignacio Ramonet o Serge Latouche han respaldado esta visión y desde hace años han dedicado parte de sus esfuerzos a reforzar la base intelectual del mismo.
Con el fin de dar mayor difusión a estas ideas se estrena este fin de semana en la Facultad de Ciencias de la Información de Ciudad Universitaria el documental Stop! Rodando el cambio, el primer trabajo audiovisual en España que aborda esta corriente y que representa además la ópera prima de sus seis autoras: Alba, Blanca, Paula, Irene, Jenn y Elena; todas ellas fruto de la cantera de la Universidad Complutense: "nos dimos cuenta de que las alternativas ya existían, y no sólo eso, sino que muchas ya se llevaban fraguando desde hace tiempo", explican.
Producido por La Semilla y próximamente disponible de forma gratuita en su página web, la idea del documental surgió hace dos años y ha permitido que su media docena de realizadoras recorrieran España y Francia en busca de alternativas prácticas y teóricas. En el mes que ha durado la grabación han visitado ecoaldeas como las de Matavenero o Valdepiélagos; viajado a Ibort y Aineto, dos pueblos cedidos legalmente en Huesca que autogestionan sus actividades; y descubierto fincas ecológicas como La Garma en Cantabria o Permablitz en Barcelona. Pero, además, en aproximadamente noventa minutos tienen tiempo de mostrar de primera mano los argumentos de algunos de los defensores más conocidos del decrecimiento, como el profesor de Ciencia Política Carlos Taibo, la periodista Esther Vivas, el profesor de Filosofía Jorge Riechmann o la antropóloga Yayo Herrero.
A camino entre la teoría y la teórica se encuentran también los activistas Florent Marcellesi y Enric Durán, entrevistados igualmente para el documental. El primero, investigador del partido ecologista EQUO, define ilustrativamente cuál es la motivación última del decrecimiento para ponerse en marcha: "El crecimiento infinito en un planeta finito es imposible". Aunque quizás, más que decrecimiento en singular, sería más acertado hablar de 'los decrecimientos', pues la obra muestra, ante todo, una visión plural de las diversas manifestaciones en las que aquél puede tomar forma. Por su parte, el catalán Enric Durán encarna hoy una de las mayores representaciones de la desobediencia civil en España y sus declaraciones denunciando la estrechez de la legalidad para emprender un cambio real son de las más enriquecedoras de este trabajo.
Por su evidente actitud crítica y la de quienes lo promueven se podría pensar que el decrecimiento se vincula a una ideología política concreta, pero sus autoras matizan: "bebe de muchas corrientes ideológicas, las aúna, y las promueve; pero no se puede considerar como una ideología política, sino como una forma de ver el mundo, de respeto a la naturaleza y de respeto a los seres que viven en ella". Por ello rechaza postulados de reciente aparición como el 'desarrollo sostenible' o los 'econegocios', promovidos por el denominado 'capitalismo verde', ya que son "dos caras de la misma moneda".La propuesta básica del decrecimiento está orientada en otra dirección y, tal como explica Carlos Taibo en El decrecimiento explicado con sencillez, se puede resumir en siete principios que, gracias al documental, vemos que no sólo son posibles sino también deseables: la primacía de la vida social, la estimulación del ocio creativo, un mayor reparto del trabajo, la implantación de una renta básica de ciudadanía, la reducción del tamaño de las infraestructuras, la recuperación de la vida local y, finalmente, la sobriedad y sencillez voluntarias.
"Se trata de restaurar los equilibrios con el medio natural que la industrialización, la urbanización y el colonialismo han roto", reflexiona en su libro el profesor Taibo, porque el decrecimiento apuesta por una salida ante la "crisis del capitalismo y civilizatoria" que denuncia Yayo Herrero en una de sus intervenciones en el documental. No obstante, las creadoras de Stop! Rodando el cambio se muestran algo más pesimistas cuando se les pregunta por la implantación global de una alternativa: "el decrecimiento vendrá dado de manera masiva no por convicción sino por necesidad, cuando los límites naturales del planeta se vean muy seriamente dañados y cuando los recursos naturales escaseen." Se entiende esta falta de optimismo cuando, a pesar de acercarnos peligrosamente al colapso del planeta, hasta ahora no ha existido voluntad política de incluir medidas de este tipo en la agenda de los partidos: "el decrecimiento, primero es a nivel individual, luego se daría a nivel social y el tercer escalón sería a nivel político. Pero aún no hemos llegado a ese tercer nivel", añaden.
A pesar del rechazo frontal de los partidos mayoritarios y de las empresas que manejan los hilos de la economía mundial, las mujeres que este viernes presentan públicamente su obra ven todavía un halo de luz para el decrecimiento: "Hemos estado inmersas en un proyecto con mucho fondo, muy amplio, lleno de iniciativas. Fue como tirar de un hilo del cual, según íbamos tirando, iban saliendo más y más hilos llegando a formarse una enorme red. Es esta red de redes la que más esperanza nos ha dado". Sus previsiones coinciden con las que augura Lourdes Lucía, fundadora de ATTAC en España, cuando les declaró que el decrecimiento "será la filosofía que tendrá más predicamento en el futuro".
Conseguir que la racionalidad y el progreso de los que hablaba Hermann Hesse se tornen no en explotación ni desigualdades, sino en "la clara y alegre reivindicación de la vida social" que reclama Taibo, es, en buena medida, cuestión de asumir los mensajes del decrecimiento. Y éstos pasan hoy por las ecoaldeas y los espacios autogestionados, por escuchar a los voluntarios de Salamanquesa y al periodista Herve Kempf, por asociaciones como Decrece Madrid y Terre & Humanisme; pasan, en fin, por iniciativas como Stop! Rodando el cambio.

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