La ayuda militar y económica prestada por Alemania e Italia desde los
primeros compases de la guerra fue clave para la victoria del ejército de
Franco. El Estado español de abril de 1939 debía a Hitler 372 millones de
marcos y a Mussolini 6.926 millones de liras
ALEJANDRO TORRÚS Madrid 30/03/2014 publico.es
Mito número uno
de la Guerra Civil española: el conflicto bélico debe ser interpretado en
clave interna y la fecha del golpe de Estado del 18 de julio de 1936 se explica
por el asesinato de Calvo Sotelo el 13 de julio del mismo año y la
"anarquía" a la que conducía la República. Mentira. La realidad es que
la elección del 18 de julio como fecha del golpe se explica por los contratos
de compra de armas que los conspiradores monárquicos firmaron con la Italia
fascista de Mussolini el 1 de julio mediante los cuales los italianos se
comprometieron a entregar a los golpistas 47 aviones de guerra y miles de
bombas, ametralladoras y municiones.
"De
todos los países que intervinieron en la Guerra Civil el que más recursos
invirtió fue, sin duda, Italia, que sin embargo era más débil que Alemania y la
Unión Soviética, porque Mussolini consideró que podría influir en la
orientación futura de la política española", explica el historiador Ángel
Viñas en la obra 75 años después. Las claves de la Guerra Civil
española (Ediciones B) de Mario Amorós, que asegura que la firma de los
contratos con la Italia fascista demuestran que "los conspiradores
pensaban que el golpe de Estado podía fácilmente derivar en una guerra
civil" y que el asesinato de Calvo Sotelo no afectó a la sublevación
militar. "La sublevación hubiera estallado igualmente. Todo estaba
preparado. Incluso el 'detalle' de los aviones", prosigue Viñas.
El
historiador Ángel Viñas desveló en la obra colectiva Los mitos del 18
de julio (Crítica) los contratos que materializaron la ayuda italiana.
Fueron, exactamente, cuatro documentos con sus correspondientes anexos. El
primer contrato ascendía a un valor 16.246.750, 55 liras e incluía doce aviones
Savoia 81; 10.000 bombas de dos kilogramos; 500 bombas de 50 kilos; 1.500 de
100; y 100 de 250; más carburantes y lubricantes. "Es muy importante
destacar que los suministros objeto de este primer contrato debían entregarse
durante el mes de julio. Es decir, eran la punta de lanza que había de asegurar
el éxito de la sublevación en el curso de las siguientes semanas", asegura
Viñas.
Los tres
siguientes contratos recogieron la compra de decenas aviones caza CR 32,
hidroaviones Macchi 41, un hidro Savoia 55X, proyectiles perforantes, más
motores, ametralladoras, etc. En total, estos cuatro contratos. "El
importe final de los contratos romanos ascendió, pues, a la suma de
39.286.876,37 liras (...) En resumen, se trató de un montante de 339 millones
de euros. Una cifra nada desdeñable, aunque menos desdeñable era que había que
pagar a tocateja, a la entrega del material", escribe Viñas.
El Duce
financia a Falange
La ayuda
militar contemplada en estos cuatro contratos descritos no fue la única que
Mussolini prestó a los sublevados. Desde junio de 1935 el Duce estuvo
transfiriendo 50.000 liras mensuales. La operación -describe José Ángel Asiaín
en La financiación
de la Guerra Civilespañola (Crítica)- se rodeó del más estricto
secreto, hasta tal punto que incluso José Antonio Primo de Rivera iba cada dos
meses a París a recoger personalmente los fondos, no utilizando en ningún
momento los servicios de los medios italianos en Madrid, ni la valija
diplomática.
"En
todo caso, parece claro que esa subvención permitió a Primo de Rivera y a los
falangistas emanciparse financieramente y que el partido pudiera satisfacer sus
necesidades más perentorias sin recurrir a la ayuda de los monárquicos",
escribe José Ángel Asiaín.
Bonos del
Tesoro para Mussolini
Una vez
acabada la Guerra, el Gobierno de Franco procedió a la negociación de la
liquidación de la deuda con el Gobierno italiano. El total del crédito ascendía
a 6.926 millones de liras más otros 300 millones que había prestado la banca
italiana. El proceso de liquidación no planteó, en cambio, ningún problema,
debido a "la generosidad que en todos los momentos las altas jerarquías
del Estado italiano", dice Sánchez Asiaín. "El Gobierno italiano
propuso fijar en 5.000 millones de liras la deuda total. El resto quedaba
condonado", escribe el economista, que añade que la devolución del crédito
de 300 millones de euros fue objeto de "un acuerdo especial".
Así, para la
devolución de tal cantidad de dinero el Gobierno español debía emitir, y
consignar a favor del Gobierno italiano, bonos del Tesoro español no
transferibles ni pignorables. El acuerdo fue materializado en el BOE el 5 de
febrero de 1942 cuando se estableció que, superadas "las dificultades de
orden material para confeccionar los títulos en que se ha de quedar
representada la deuda al Gobierno de Italia por suministros especiales durante
'la guerra española de liberación' , el ministro de Hacienda emitiría y
entregaría a la administración central del Banco de Italia cinco mil bonos del
Tesoro español de un millón de liras cada uno.
El resultado
de la II Guerra Mundial fue favorable a los intereses de España, al menos, en
lo referido a la devolución de la deuda. La notable depreciación de la lira,
que se produjo en el período 1942-1967, provocó que el peso de la deuda
disminuyera considerablemente, en términos reales, para la España de Franco.
La ayuda
de la Alemania de Hitler
Pero sí la
ayuda de Italia fue la más importante en términos cuantitativos, la alemana
tuvo especial importancia en términos cualitativos. Si bien Mussolini había
prestado su ayuda con la intención de influir al máximo en la política
española, Ángel Viñas relata que fue Hitler y su III Reich el que fascinó al general
Francisco Franco. "En el transcurso de la Guerra Civil la nación que
deslumbraría a Franco fue Alemania, no Italia. Por eso, cuando acabó la
contienda, Franco gravitó hacia el III Reich a pesar de los roces que había
tenido con ellos", asegura Viñas, que afirma que si bien Franco tomó
muchas cosas importantes de la Italia fascista como "los sindicatos
verticales" él estaba "fascinado" por los nazis.
Al contrario
que la Italia fascista, la Alemania nazi no tuvo nada que ver con el golpe de
Estado de 1936. Los alemanes no intervinieron en España hasta que comenzó la
Guerra Civil. Los golpistas trataron de acercarse desde el primer momento a
Alemania en busca de ayuda. El proceso oficial de petición de ayuda de los
sublevados a Alemania comenzó el 21 de julio, cuando Franco, tratando de llegar
a Hitler de la forma más directa y rápida, recibió a Johannes Berbhardt, del
que sabía que estaba en condiciones de contactar con facilidad, y sin trámites
administrativos, directamente con el propio Hitler.
Entre los
motivos por los cuales Hitler aceptó la petición de ayuda de Franco se
encuentra, según Sánchez Asiaín, la "simpatía hacia los planteamientos
anticomunistas" y la posibilidad de "utilizar el conflicto español
como un laboratorio para mejorar las técnicas de los ejércitos alemanes".
Así, Hitler decidió mandar unos JU-52 de transporte cuanto antes a Marruecos
para trasladar a las tropas de Franco a la península.
Sin embargo,
los motivos políticos no fueron los que más pesaron en la decisión de Hitler.
Relata el autor de La financiación de la Guerra Civil española que
"pronto quedó claro que la península Ibérica formaba parte de sus
objetivos comerciales, y que la riqueza minera era un importante
objetivo". "La intervención alemana en la Guerra Civil española, y el
volumen de su ayuda, no puede entenderse sin tener en cuenta la política de
aprovisionamiento de materias primas, especialmente de minerales aplicados a
las necesidades de guerra", escribe.
A través de
varias empresas, Hitler trazó un "perfecto mecanismo" para explotar
la dependencia de Franco de la ayuda militar y económica alemana. La más
importante de ellas fue Hisma, que se convirtió en un instrumento decisivo de
la influencia alemana cuyo último objetivo "era reducir España a una
especie de protectorado alemán".
372
millones de marcos
Así, una
parte considerable de la deuda que España contrajo con Alemania fue pagada por
compensación, es decir, con exportaciones españolas a Alemania, sobre todo de
minerales. Cabe recordar que en enero de 1939, casi la mitad del comercio
exterior de la España de Franco se dirigía a Alemania y que, por otra parte, ha
quedado más que demostrado que los alemanes intentaron cobrarse con creces su
ayuda, y que para conseguirlo hicieron todo lo que estuvo en sus manos, al
menos, hasta su derrota en la II Guerra Mundial.
Una vez
terminada la Guerra Mundial, Alemania fijó la deuda de la España de Franco en
372 millones de marcos, incluyendo el coste de la
Legión Cóndor, que los alemanes cifraron en 99 millones de marcos.
No obstante, la dictadura de Franco y la de Hitler jamás llegaron a un acuerdo
para devolver el importe de la deuda aunque sí que encontraron una solución
política de entendimiento mutuo para demorar el acuerdo firmado en 1941 que
permitía a los alemanes hacer compras en España sin pagar su importe. "Y
minerales, aceite y naranjas, entre otras cosas, fueron enviados a Alemania sin
generar divisas para la economía española", concluye Sánchez Asiaín.
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